Por el cinco de enero…
«Las plácidas pinceladas de la acuarela empujaban hacia un azul con olas. Una isla acristalada protege los bitácoras de la artista, hojas donde Adaka, como Machado y tantos y tantos poetas y artistas, va anotando para luego reflexiones, dibujando sentimientos, cosiendo ideas, pegando recuerdos, hojas y flores secas, diario ecléctico de una lady eduardiana posmoderna, incluso del último ojal de su trenza oscura prende una ramita, nostalgia y futuro se encabalgan: Poesía».