Mi final de primavera, no luce el sol
«Con la voz entrecortada, empecé a intentar motivarles, pero solo veía ojos llorosos, que me miraban, como las vacas al tren y que lo que yo estaba diciendo, casi que se lo llevaba el viento. Nos repusimos poco a poco con un abrazo entrenador- jugador. Les felicité por el partido disputado y el subcampeonato, y así fue llegando la calma, pero con esa espinita clavada de… «lo hemos tenido muy cerca”.