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Parar la megamáquina

Ritxi Blanco

Ritxi Blanco

· Ritxi Blanco (Durango, 1992) es doctor en Ingeniería Ambiental, investigador y profesor universitario

 

 

“Marx dijo que las revoluciones son la locomotora de la historia mundial. Tal vez las cosas se presenten de otra manera. Puede ocurrir que las revoluciones sean el acto por el cual la humanidad que viaja en el tren tira del freno de emergencia.”

Walter Benjamin

 

I

La revista Nature publicaba el pasado 9 de diciembre un estudio realizado por el Instituto de Ciencias de Weizmann que sostiene que la masa de todos los materiales producidos por el ser humano (hormigón, asfalto, acero…) supera ya a la biomasa global del planeta [1]. A principios del siglo XX la masa antropogénica equivalía nada más al 3% de la biomasa global.

 

II

Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) el 70% del suelo libre de hielo está sobreexplotado por su uso para la extracción de recursos naturales, la agricultura intensiva o la silvicultura [2]. Colonizadores hasta el último rincón de tierra fértil, hay todavía quien se extraña de que un virus de origen zoonótico haya encontrado hogar en la especie humana. El último informe del Fondo Mundial para la Naturaleza [3] deja claro que la destrucción y alteración del medio ambiente debido al creciente impacto humano sobre los ecosistemas facilita la propagación de patógenos. Tal y como explica Rob Wallace [4], profesor e investigador en la Universidad de Minnesota, nuestro afán colonizador se cristaliza de manera singular en el sistema de agricultura intensiva y centros de producción industrial de alimentos, causantes del 80% de la deforestación que arrasa los bosques para producir soja, carne de vacuno o aceite de palma.  De esta manera, se eliminan las fronteras forestales incrementando el contacto entre la fauna silvestre (que acoge algunos de los patógenos más mortales), con el ganado industrial y la mano de obra que trabaja en esos bordes. No en vano, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 75% de los patógenos emergentes en seres humanos durante la última década son de origen animal [5].

 

III

El IPCC avisa también de una disminución en la disponibilidad de agua de entre el 10 y el 30% en regiones secas que se encuentran en latitudes bajas y medias [2]. Ante este escenario, muchas empresas han encontrado vía libre para el negocio y el lucro: Hace pocos días se supo que el agua, fuente de la vida y derecho humano elemental, empezaba a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street como lo hacen el oro o el petróleo [6] [7].

 

 

IV

Toda la información disponible indica que las fuentes de energía no renovable (petróleo, gas, carbón…), las cuales satisfacen el 90% de la demanda energética global actual [8], están llegando a su pico de extracción [9][10]. Además, según la Agencia Internacional de la Energía, el pico del petróleo convencional (fetiche por excelencia de la sociedad fosilista) fue rebasado en un ya lejano 2006 [11]. Los últimos movimientos inversores de las gigantes petroleras así lo demuestran.

 

V

Cuidado con las falsas soluciones y las huidas hacia adelante. Con la tecnología disponible, las predicciones demuestran que, siendo optimistas, solo la mitad de toda la demanda energética actual podría ser sustituida mediante la implantación de energías renovables [12]. La solución a toda esta encrucijada no puede venir solo del desarrollo de energías “limpias” de alta tecnología y de la electrificación general de la economía (con el coche eléctrico como paradigma). Emprender estos caminos de manera acrítica y tecnólatra nos inmiscuyen de nuevo en la lógica productivista.

En primer lugar, las energías renovables de alto carácter tecnológico requieren para su desarrollo materiales y minerales no renovables que se agotan, además de mostrar para su construcción una dependencia absoluta de maquinaria pesada que se alimenta de combustibles fósiles. Cabe subrayar, además, que este tipo de energía solo sirve para generar electricidad, siendo el 85% del consumo energético mundial de carácter no eléctrico [13].

En cuanto al transporte, todo no es susceptible de electrificarse: La maquinaria para construcción y agricultura, así como toda la flota mundial de barcos y aviones (base del transporte de transnacional de mercancías) constituyen elementos demasiado pesados para hacerlos mover mediante baterías, las cuales serían prohibitivamente grandes y de poca autonomía [13]. Respecto al coche eléctrico, es materialmente imposible reponer todo el parque móvil por diversas razones de peso. En primer lugar, existe el problema de transformar por completo la red eléctrica global y la necesidad de construir numerosos puntos de carga (los cuales deberían ser más abundantes de que las propias gasolineras). Por otra parte, la producción de baterías se basa actualmente en la extracción de litio, níquel y platino, habiéndose estimado que no existe tanto mineral disponible en las reservas terrestres para la reposición total de los automóviles individuales hoy existentes [14].

Los centenares de camiones atrapados estos días en Dover (Reino Unido) que amenazan con desabastecer a una parte de la población en las islas, deben darnos una idea de la insostenibilidad de un metabolismo social excesivamente complejo que sobrevive solo gracias al consumo de ingentes cantidades de combustibles fósiles (los cuales están agotándose y, como hemos visto, sin alternativa materialmente viable a la vista).

 

VI

Dejando a un lado los evidentes problemas éticos que suscita un mundo completamente hiperdigitalizado, existe la falacia de su carácter sostenible y de no generación de residuos. Sin embargo, la realidad es que la industria de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) emplea grandes cantidades de energía y materiales y genera volúmenes ingentes de desechos [15]. Como muestran los investigadores de The Shift Project, nuestros gadgets (teléfonos, ordenadores, servidores, rúters y televisores inteligentes) contribuyen más al cambio climático que toda la aviación civil junta, con un consumo energético que crece a un ritmo del 9% anual [16]. Además, un informe elaborado por Huawei Technologies en 2017 muestra como en 2025 las TIC supondrán en torno al 9% del consumo de energía global [17]. Por su parte, una investigación publicada en Nature en 2018 [18] prevé que el consumo energético de estas tecnologías constituirá el 21% del consumo total en 2030.

 

CODA

No confundan pues los síntomas con la enfermedad. El agotamiento de recursos energéticos, suelos fértiles, minerales o agua; el cambio climático y sus fenómenos extremos cada vez más constantes y violentos; la pérdida vertiginosa de biodiversidad; la proliferación en la especie humana de virus de origen animal como la COVID-19; el desastre de Zaldibar o la voluntad de perforar Subijana en busca de gas comparten una misma raíz: un modelo social y económico basado en la necesidad de crecimiento permanente y sostenido. Un sistema productivista y depredador que se reproduce a base de generar nuevas necesidades hasta su autodestrucción final.

50 años después del informe “Los límites del crecimiento” del Club de Roma seguimos obviando de manera deliberada y nihilista lo evidente: Vivimos en el Planeta Tierra, un lugar con recursos materiales finitos. La necesidad creciente e ilimitada de todos ellos choca con las leyes más elementales de la Biofísica o la Termodinámica. Un oxímoron tan apabullante que ciega. La opulencia con la que ha contado el Norte Global en este último siglo para saciar su desmesura, lejos de ser lo normal, es una excepcionalidad absoluta. Las reglas en este planeta eran sencillas, pero no quisimos interpretarlas.

De nada sirve erradicar un síntoma si se quiere combatir la verdadera enfermedad. Una vacuna podrá ayudar a arrancar una rama marchita (o no), pero el árbol del desastre seguirá creciendo y generando nuevas ramas podridas hasta hacernos colapsar. Hay que parar la megamáquina [19].

 

“Nuestra máxima debería ser lo suficiente. No -más es mejor – si no el mesotes aristotélico, el término medio en clave de suficiencia. Finitud, interdependencia, ecodependencia: recordemos estos tres sustantivos. Definen nuestra situación. Acotan nuestras posibilidades. Solo reconociendo e interiorizando nuestros límites logramos ser libres.”

Jorge Riechmann

 

Referencias

[1] Elhacham, E., Ben-Uri, L., Grozovski, J., Bar-On, Y.M., Milo, R. (2020). Global human-made mass excedes all living biomass. Nature, 588, 442-444. https://doi.org/10.1038/s41586-020-3010-5

 

[2] Intergovernmental Panel on Climate Change. (2019). An IPCC special report on climate change, desertification, land degradation, sustainable land management, food security, and greenhouse gas fluxes in terrestrial ecosystems. https://www.ipcc.ch/srccl/

 

[3] Suarez, L., Asunción, M., River, L. World Wild Fund for Nature. (2020). Pérdida de naturaleza y pandemias: Un planeta sano por la salud de la humanidad. https://wwfes.awsassets.panda.org/downloads/naturaleza_y_pandemias_wwf.pdf

 

[4] Wallace, R. (2020). Grandes granjas, grandes gripes. Capitán Swing. ISBN 9788412197969

 

 

[5] World Health Organization. Neglected Zoonotic Diseases. https://www.who.int/neglected_diseases/diseases/zoonoses/en/

 

[6] Fernández, M.A., Marcos, J. (2020). Agua y Wall Street: Las claves de una noticia esperada. Climática. https://www.climatica.lamarea.com/agua-cotiza-bolsa-wall-street/

 

[7] Las élites ante el clima. (2018). La Marea Nº 65. https://www.lamarea.com/2018/12/01/las-elites-ante-el-clima/

 

[8] BP Statistical Review of World Energy, 68th edition. (2019).

 

[9] El pico de extracción de un material no renovable se define como el punto en el que la capacidad de extracción de dicha sustancia empieza a decrecer.

 

[10] Zittel, W., Zerhusen, J., Zerta, M., Nikolaus, A. (2013). Fossil and Nuclear Fuels – The Supply Outlook. Energy Watch Group.

http://energywatchgroup.org/wp-content/uploads/2018/01/xInnbS-EWG-update2013_long_18_03_2013up1.pdfs_.pdf

 

[11] International Energy Agency. (2010). World Energy Outlook. https://www.iea.org/reports/world-energy-outlook-2010

 

[12] Ecologistas en Acción (2019). Caminar sobre el abismo de los límites. Políticas ante la crisis ecológica, social y económica. La Transicionera, ISBN 978-84-947850-0-9

https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/adjuntos-spip/pdf/informe-abismo-limites.pdf

 

[13] Fernández Durán, R., González Reyes, L. (2018). En la espiral de la energía. Volúmenes 1 y 2. https://www.ecologistasenaccion.org/29055/libro-en-la-espiral-de-la-energia/

 

[14] Valero, A., Valero, A. (2014). Thanatia. The destiny of the Earth’s mineral resources. A thermodynamic Cradel-to-Cradel assessment. World Scientific Publishing Company, ISBN 978-98-142728-3-0.

 

[15] Riechman, J. (2020). Decrecer, desdigitalizar (15 tesis). Revista 15 15 15. https://www.15-15-15.org/webzine/2020/09/07/decrecer-desdigitalizar-quince-tesis/

 

[16] De Zárate. (2019). Internet: Causante y víctima del calentamiento global. https://retina.elpais.com/retina/2019/10/07/tendencias/1570439579_474994.html

 

[17] Artículo mencionado en Isabel Rubio y Olivia L. Bueno: “¿Cuánto contamina enviar un tuit, hacer una búsqueda en Internet o ver un vídeo de Youtube?”, El País, 12 de julio de 2020.

 

https://elpais.com/tecnologia/2020-07-11/cuanto-dioxido-de-carbono-se-emite-al-enviar-un-tuit-hacer-una-busqueda-o-ver-un-video-de-youtube.html

 

[18] Jones, N. (2018) How to stop data centres from gobbling up the world’s electricity. Nature, 561 https://doi.org/10.1038/d41586-018-06610-y

 

[19] Término tomado de la obra monumental de Lewis Mumford, “El mito de la máquina: Técnica y desarrollo humano”. En ella se describe la realidad de la megamáquina: la convergencia de la ciencia, la economía, la técnica y el poder político como una comunidad unificada de interpretación que proporciona valores inútiles y excéntricos para la vida.

 

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