Hoy, Strawberry, La Chula Potra y Valtonyc en Durango sin censura
Ion Andoni del Amo Castro
· Ion Andoni del Amo Castro es organizador del ciclo ‘Kantatzen duten herriak’ de la UPV/EHU
La historia de la música y la protesta ha sido larga y fructífera: los abolicionistas y los cantos de esclavos, el movimiento New Negro en los 20 con el blues, jazz y góspel, los movimientos obreros de comienzos del siglo XX, con figuras Woody Guthrie, Pete Seeger y Alan Lomax, la lucha por los derechos civiles y su performance musical colectiva, los nuevos movimientos sociales y juveniles de la década de los 60, en conjunción con el folk político de la mano de autores como Bob Dylan o Joan Baez, o por figuras clave en América latina como Atahualpa Yupanqui o Víctor Jara, subculturas obreras como las mod, skin o punk, o las expresiones contraculturales y autónomas de los 80 y 90.
Euskal Herria es un gran ejemplo de ello, con movimientos contra la dictadura y de recuperación de la lengua y cultura nacionales como la Euskal Kantagintza Berria de los 60 y 70, el estallido punk y contracultural de los 80 o el rock vasco de los 90. La música ha movilizado afectos y emociones, y hemos cantado la protesta contra las injusticias, y las ansias de libertad. Ha transmitido la memoria y ha puesto la banda sonora para la construcción de espacios de autonomía cultural colectiva. Hemos cantado, bailado, y nos hemos emocionado y disfrutado.
También es larga la historia de los intentos del poder por silenciar los ruidos y disonancias “molestas”. Por estas tierras hemos pasado por tres fases en los años posteriores a la reforma del Régimen. En primer lugar, la censura en los medios de comunicación durante los años 80, que silenciaban las expresiones musicales más rebeldes. Cuando alguna se colaba, daba lugar a episodios de pánico moral, como el caso de Las Vulpess en TVE. Supimos, sin embargo, crear nuestros propios medios libres, radios, diarios o fanzines. Una segunda fase, la del boicot político, tuvo lugar en la década de 2000, caracterizada por la persecución política, la cancelación de conciertos y la prohibición de tocar experimentada por algunos grupos como Fermin Muguruza, Su Ta Gar o SA. La tercera fase es la persecución penal y se ubica en la década de los años 2010; aquí la censura experimenta una vuelta de tuerca y pasa al campo delictivo y penal, se juzga a diferentes artistas y se les condena a penas de prisión por el contenido de las letras de sus canciones, como es el caso de Pablo Hasel, Valtonyc, o La Insurgencia.
En Durango, nos lo contarán hoy tres protagonistas en primera persona: el propio Valtonyc desde el exilio, César Strawberry de Def Con Dos, condenado por varios twitts, y la rapera navarra La Chula Potra, a quien Yolanda Barcina llevó a los tribunales por dedicarle una hermosa canción. Tras ello se proyectará el documental “Tijera contra papel”, que recoge muchos de estos casos de censura y boicot; su director Gerard Escuer también nos acompañará. Todo ello en el marco de las jornadas “Kantatzen duten herriak” que organizamos desde la UPV/EHU durante hoy y mañana. A las 19:00 en Plateruena, sin censura, seguiremos haciendo ruido.