Los rascacielos de Bidebarrieta y Txibitena tocaron las nubes
I. Gorriti
A día de hoy pasan desapercibidos como unos bloques más de viviendas. Sin embargo, décadas atrás fueron algo más que lo que la RAE define como «edificio de gran altura y muchos pisos». Fueron y son dos rascacielos históricos nacidos en la década de los 60. De hecho, fue en aquella década y posteriores cuando conocimos aquella palabra que tan superlativa nos parecía. Los dos primeros se erigieron en Durango: en la calle Bidebarrieta (de Iurreta, cuando la anteiglesia estaba anexionada a la villa) y en Txibitena auzunea.
Los primeros rascacielos se cimentaron, sin embargo, a finales del siglo XIX en ciudades con altos índices de población como Nueva York, Londres o Chicago. Sin embargo, los constructores de las dos últimas ciudades se encontraron con normas que limitaban su altura, y en la Europa continental hubo dudas acerca de su seguridad frente a incendios o a su estética, por lo que en los primeros años del siglo XX Nueva York fue la ciudad pionera en este tipo de construcciones.
En Arquitectura definen a los rascacielos como «edificios particularmente alto y continuamente habitable». A menudo también se denomina con este vocablo a aquellos edificios que destacan por su altura sobre los de sus alrededores; esto último se fundamenta en la definición del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (CTBUH): «La altura de los rascacielos es un término relativo, generalmente comparativo con el contexto. El primer edificio considerado como tal no tenía más que 5 alturas… y ahora se han alcanzado casi los 500 metros de altura. No existe una medida internacional, aunque sí una definición dada por el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (CTBUH) con base en Pensilvania que dice que un rascacielos “es un edificio en el que lo vertical tiene una consideración superlativa sobre cualquier otro de sus parámetros y el contexto en que se implanta”. Hoy en día el significado es mezcla de lo anterior».
· Ni tan lejos ni tal alto · Pero no nos vayamos tan lejos ni tan alto. El primer rascacielos de Durangaldea se construyó en Iurreta (anexionada a Durango en tonces) en el número 5 de la calle Bidebarrieta. El constructor, según informa el archivero municipal de la localidad, José Ángel Orobio-Urrutia, fue Fidel Fernández Martínez y el arquitecto Joaquín Domínguez Elosegui. «Se solicitó la licencia de obras en 1962», constata. Se tratan de 70 viviendas distribuidas en planta baja y once pisos en la parte más alta.
El segundo rascacielos, tocó las nubes en Txibitena auzunea, una zona de Landako en la que convivía entonces con diferentes caseríos y casas de diferentes familias, 11 A-B, y se comenzó a construir en 1968. La promotora fue la Cooperativa de Viviendas Santa Margarita y el arquitecto de la obra fue Francisco Javier Gaya Hernández. Consta de planta baja y diez pisos.
Lo que en un momento podían ser «rascacielos» han ido quedado prácticamente difuminados entre las construcciones. Sin embargo, aquellas personas que ya tienen unas décadas recuerdan cómo se hablaba de ellos con distinción por su altura entonces. Fueron una referencia visual, pero también estética.
Evolución del Skyline de Durango y de Iurreta
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