¿Sabías que la roca de Urkiola no es un meteorito y que la puso ahí un rector del Santuario en 1929?
MUGA SABÍAS
¿Sabías que la roca de Urkiola no es un meteorito y que la puso ahí un rector del Santuario en 1929? Mañana será 13 de junio, festividad de San Antonio en el calendario cristiano y jornada de tradicional subida al puerto de montaña de Abadiño. · “Lo de la piedra de Urkiola es toda una leyenda, un hito al que en su día tampoco se le dio importancia y que, con el tiempo, la piedra es portada de periódicos”, según el investigador iurretarra Jon Irazabal. Fue el rector del Santuario de Urkiola, Benito de Vizcarra, quien ordenó ubicar la mole encontrada en las cercanías en la plazuela el 29 de noviembre de 1929. Es decir ni Tximistarri, ni nada misterioso ni ancestral. Además, no existe un número de vueltas que dar en la creencia de encontrar pareja o pedir prórroga ni en qué sentido. Según el momento, alguien dice una cifra y el resto imita. De hecho, a sacerdotes como el recordado Joseba Legarza no le gustaba esta tradición.
Irazabal investigaba un asunto de Patrimonio y para ello consultaba unos recortes de periódico del archivo del Santuario abadiñarra. De pronto, y por casualidad, encontró una noticia recortada de La Gaceta del Norte de 1929 en la que se se dejaba impreso para la historia que De Vizcarra había colocado una piedra “en la campa o plazuela de la iglesia”.
El periodista de la época explicó las características de la roca que se instaló a modo de monumento: “Se trata de un conglomerado de piedras y piedrecitas y cantos y fósiles de innumerables clases que en forma tan particular se han mezclado y juntado con cemento no artificial”.
Irazabal estima que este rector tenía una “gran sensibilidad” por todo lo que tenía que ver con la cultura, historia, estudios…” sobre el Duranguesado. “Le llamó la atención la piedra y la llevó a ese lugar”, resumió ayer. El escueto titular que encabezó la noticia es también curioso: Una fenomenal tortuga. Y es que la forma también llamó la atención del reportero, “devoto antoniano”, como firmaba. “Unos dicen que se parece a un erizo; otros que a un topo; otros que a una paloma durmiente; otros que a un oso fatigado y rendido”, informaba.
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