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La política en la Durangoko Azoka

Iban Gorriti

La Durangoko Azoka cerró sus puertas el domingo hasta la próxima edición que se celebrará entre el 6 y 10 de diciembre de 2023. Son ya un total de 57 años que demuestran que hay un desencuentro entre el mundo de la cultura y el de la política. No llegan a fusionarse del todo, tan solo cuando algunos profesionales de la oratoria y diplomacia tienen que defender en alguno de los stands su nueva publicación.

Una edición de la feria en la plaza de abastos de Durango. GEREDIAGA ELKARTEA

La primera feria del libro y disco vasco se celebró en 1965. De hecho, fue uno de los primeros actos que organizó la recién fundada Gerediaga Elkartea. Bajo la dictadura del franquismo, la feria tenía un objetivo principal: dar a conocer la producción literaria y discográfica vasca.

La cita ha tenido numerosas localizaciones: al principio en el pórtico de Santa María, en la plaza del mercado, en los diferentes solares donde se pusieron carpas, y finalmente en 2003, el pabellón multiusos de Landako.

Esta primera Durangoko euskal Liburu eta Disko Azoka se organizó el 1 de noviembre, día de Todos los Santos. Hubo 19 expositores. Hasta 1974 se organizó año tras año en Santa María.

1967 sin feria

Pero hubo un año en el que se canceló. En 1967 no se organizó la feria porque se estaban llevando a cabo trabajos de restauración en Santa María y no se daban las condiciones necesarias para su organización. La novena Durangoko euskal Liburu eta Disko Azoka se organizó en la plaza del mercado. Según narra el exdirector de la feria, Jon Irazabal, la repercusión que habían conseguido las ediciones anteriores de la feria no eran del gusto del gobernador civil de la época. Por ello, en busca de una excusa, y alegando razonamientos religiosos, prohibió la celebración de la misma en el pórtico de Santa María. La solución fue organizarla en la plaza del mercado. “De alguna forma nos hizo un favor, porque en el mercado hacía menos frío. Lo curioso, sin embargo, fue que el gobernador civil anunció su clausura por ser un ‘nido de rojos-separatistas’ y sin embargo tuvo enfrente a Marcelino Oreja, quien le espetó que si la prohibía lo haría con él presente, a ver si tenía ‘huevos’, con esas palabras. Y se pudo hacer”.

Ahora bien, ni Marcelino Oreja apareció por la feria ni el gobernador civil. “Los dos se achantaron y a raíz de ello a uno le cesaron de su puesto y al otro le trasladaron. Al gobierno no le gustó lo que hicieron, que siendo del mismo régimen se pusieron en contra uno del otro”, apostilla Irazabal quien estima que si siguió funcionando la feria fue por intermediación “de familias carlistas de Durango” vinculadas con Gerediaga Elkartea.

El recordado zaldibartarra Balendin Lasuen visitando la Durangoko Azoka. GEREDIAGA ELKARTEA

La trayectoria continuó bajo la denominación de Durangoko Euskal Liburu eta Disko Azoka en la plaza del mercado, de 1974 a 1996. En ese periodo de tiempo, Gerediaga Elkartea organizó durante tres años consecutivos la Euskarazko Liburu eta Disko Azoka. Fue desde 1986 a 1988. Pero esta apuesta no tuvo la repercusión que los organizadores esperaban y no volvió a organizarse.

Por otro lado, y pese a que las primeras ediciones aprovecharon el periodo vacacional de Todos los Santos, desde 1980 se ha trasladado a los primeros días de fiesta de diciembre. Las cuatro paredes de la plaza de abastos se quedaron pequeñas y tuvieron que instalarse diferentes carpas blancas en los solares de Durango para dar cabida a los visitantes. A partir de 2002, la Durangoko Azoka aglutina a vascos llegados de las siete provincias en Landako Gunea y otras áreas.

«Los lehendakaris, a diferencia de la Azoka, no fallan a la inauguración de la feria de la máquina herramienta»

Irazabal tiene una espina clavada de cuando fue director de la feria. “Que los políticos no la han aprovechado. Si fuera en Catalunya, el presidente Pujol hubiera estado cada año inaugurándola. Aquí, los lehendakaris han brillado por su ausencia. “Hemos invitado cada año al lehendakari del momento. Garaikoetxea fue el primero que vino, a modo de visita privada, como también hace  Urkullu. Solo Ibarretxe vino a la inauguración oficial un año. Ardanza la visitó en una ocasión a última hora. Patxi López ni apareció. Urkullu estuvo en el 50 aniversario en la entrega del premio de la Argizaiola, pero aún no ha venido a una inauguración oficial. A la feria de la máquina y herramienta, sin embargo, no suelen faltar”.

Ibarretxe ha sido el único lehendakari que ha inaugurado en una ocasión la Durangoko Azoka. IBAN GORRITI

Irazabal evoca los primeros tiempos como los más duros, los del franquismo, incluso los años que siguieron a la muerte del dictador Franco. “Los libros legales estaba en el stand, a la vista, y los ilegales o problemáticos, escondidos y solo se vendían a personas de confianza. Sabíamos ya que había informantes de la Guardia Civil como eran: El Anta, el Rubio y el Moro, con el Cabo Cuevas. Para nosotros eran disuasorios, no otra cosa”.

Propaganda ilegal

La editorial Hordago, afín a Euskadiko Ezkerra y ETA p.m. sufrió la censura en la feria. “Libros de Txiki eta Otaegi o el proceso de Burgos se secuestraban. Por eso, se vendían a escondidas. La ciudadanía, más militante que ahora, tenía hambre de esas informaciones y como estaban prohibidos se vendían a cuentagotas y a quién se tenía confianza”. Lo mismo ocurrió con la editorial San Miguel de Txomin Saratxaga, afín al PNV. “Poseer más de cinco ejemplares de este tipo de libros era ilegal, se les acusaba de propaganda ilegal”, agrega Irazabal.

También se investigaban obras impulsadas por Carlos Caballero Basáñez, docente del Politécnico de Jesús Obrero de Vitoria-Gasteiz. “Muchas se editaban sin depósito legal, por lo que eran consideradas como alegales”.

Zutabes de ETA

La Azoka ha sido además lugar de diferentes reivindicaciones políticas. En algunas ediciones no muy lejanas, cada día, en el exterior se protestaba por alguna causa o había una manifestación. En 2005, saltó a todo el Estado una noticia relacionada con la política ocurrida en la feria. Agentes de la Ertzaintza y de la Policía municipal de la villa retiraron del recinto alrededor de 450 ejemplares de ‘Zutabe’, boletín propagandístico de ETA, encontrado en dos mesas. “Tuve que ir, como director de la feria, a declarar por ello al Palacio de Justicia de Durango  exponiendo que nosotros no teníamos arte ni parte”, rememora Irazabal quien sonríe al decir que la noticia “llegó hasta medio de comunicación de Albacete. Fue más publicidad para la feria que otra cosa”.

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