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‘Un cine para pensar el individualismo occidental’, por Iker Velasco-Salgado

Iker Velasco

Iker Velasco-Salgado

«Cuando el hombre blanco vino nosotros teníamos la tierra y ellos tenían la Biblia.

Nos enseñaron a rezar con nuestros ojos cerrados y cuando los abrimos,

ellos tenían la tierra y nosotros la Biblia”.

Jomo Kenyatta (primer ciudadano de Kenia en ser nombrado presidente), 1963.

En estos momentos de crisis las carencias de las estructuras sobre las que se sustenta nuestra sociedad y el Estado se acentúan y se vuelven más visibles. No cabe duda de que es trabajo de las fuerzas vivas de la sociedad y de los intelectuales señalar, analizar, cuestionar y repensar aquellas estructuras deficientes que acaban incidiendo en nuestras (inter)relaciones. En este sentido, el individualismo de Occidente –nos guste o no– es una realidad que afecta gravemente a dichas estructuras.

UNICEF

PHOTO · Unicef

Manuel Castells apuntó hace unos días como lección principal de esta crisis “que la sanidad es nuestra infraestructura de vida” y algo que me parece aún más interesante: “requiere cooperación global”i. Pero este aspecto choca con el individualismo que caracteriza a los países de occidente. Pol Morillas, director del think tank del centro de pensamiento de referencia mundial CIDOBii, asegura que los estados se están dejando llevar por el “egoísmo nacional”iii. Castells, por su parte, alerta de que estos “se resisten a perder su poder y cada uno utiliza los mecanismos de gobernanza supuestamente global para defender sus intereses nacionales”. Así, la idea de una “cooperación global” se desvanece en un momento crítico de reordenación internacional donde Asia y el Este ganan poder “económico, militar o digital”, en detrimento de Europa y Occidente, que habían dominado en este sentido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Morillas es firme: “es necesario un replanteamiento de los sistemas de cooperación internacional mucho más adaptados al mundo en el que vivimos”. No obstante, sería importante empezar a pensar en no dejar a nadie fuera de esos ‘macrosistemas’: si Europa es incapaz de cooperar entre países de su misma comunidad ¿qué pasará con los países tercermundistas?

A través de estas líneas me gustaría ‘descentralizar’ por un momento la atención del Estado español, y, de forma más concreta, alejarme del eurocentrismo individualista que caracteriza a la sociedad a la que pertenecemos, para repasar un pasaje de la historia del cine en el que se muestra la relación de Occidente con África.

Pero ¿qué puede enseñarnos la historia del cine sobre todo esto? Precisamente nuestros fallos del pasado, para no volver a caer en ellos: nuestra carencia para pensar de manera global, nuestro empeño por anteponer los derechos de Occidente a los de países tercermundistas en una especie de categorización ‘por niveles’ del ser humano. ¿Volveremos a tropezar en la misma piedra? Con la nueva reorganización de los sistemas de cooperación internacional ¿qué lugar ocuparán los países del Tercer Mundo?

En la década de los años 50 intrépidos intelectuales y cineastas franceses criticaron, entre muchas otras cosas, el colonialismo francés. Así denunció estos hechos el cineasta René Vautier (1928-2015) en su película Afrique 50 (1950), censurada durante cuarenta años. En este sentido, me gustaría proponer al lector el visionado de la obra (enlace al final del texto) tras la lectura, con el fin de que pueda realizar un breve ejercicio de reflexión y otredad.

En 1950, la Ligue française de l’Enseignementiv encarga a René Vautier una película que mostrara el lado positivo del colonialismo en la que se viera la ‘misión didáctica francesa’ –si es que realmente la hubo– en África Occidental, con el fin de ser proyectada en las aulas de Francia. Nada más lejos de la realidad, con tan solo 21 años, Vautier filma la primera película anticolonialista –tarde, pero a tiempo– donde aborda la impunidad con la que Francia actúa en África Occidental, mostrando la práctica inexistencia de infraestructuras académicas y sanitarias, así como la instrumentalización de los pueblos colonizados. Cuando Vautier vuelve a París después del rodaje las películas son secuestradas y censuradas durante 40 años – el cineasta es encarcelado hasta junio de 1952. Unos años después logra montar de forma clandestina un filme de aproximadamente una hora, del cual circula en la actualidad un pequeño fragmento de solo 18 minutos.

La película se enmarca en el movimiento de cine militante. Este cine no solamente se fija en las consecuencias de una situación social –como pueden ser las consecuencias del colonialismo–, sino que apunta hacia los causantes concretos, en este caso, de tal pillaje: “Sociedad Comercial del Oeste Africano –650 millones de beneficio en 1949–, Compañía Francesa del África Occidental –365 millones de beneficio en 1949–, GABOME –180 millones de beneficio–, la Francia Africana, la Nigeria Francesa, la Compañía Francesa de Costa de Marfil, la compañía anglosajona Unilever –11.5 billones en un solo año, 40 millones robados a los africanos a diario–”v. A cambio, dice Vautier, “estos ‘misioneros del comercio’ introducen el ‘progreso’ en África”: electricidad disponible solamente para el hombre blanco en África, trabajo forzado en jornadas de 16 horas, explotación infantil, etc. ¿Hasta qué punto esto sigue sucediendo? ¿Cambiará el pensamiento de Occidente con la nueva reordenación mundial?

El cine puede y debe ser tomado como guía de reflexión en estos momentos. Es un buen momento para detenerse y pensar en las pequeñas cosas que el cine puede enseñarnos sobre nosotros mismos. Vivimos un momento crítico que debemos aprovechar al máximo para repensar las ideas hasta ahora dominantes: mejorar nuestra sanidad y educación es de vital importancia y una cuestión de corto plazo, pero no olvidemos que, si Occidente –y tal vez Asia y el Este en su nuevo liderazgo mundial– siguen empeñándose en acrecentar sus diferencias con el Tercer Mundo, nuestra incapacidad para progresar como civilización –descivilizada– llegará a un punto de no retorno. Es momento de cambio, es momento de construir: aquí y ahora.

 

Notas a pie de página

i Rodríguez, A. (06/05/2020). “Manuel Castells: Enfrentamos desunidos la más grave amenaza que ha tenido la humanidad” La Vanguardia. Recuperado de https://www.lavanguardia.com/vida/20200406/48329582092/enfrentamos-desunidos-la-mas-grave-amenaza-que-ha-tenido-la-humanidad-ningun-estudiante-va-a-perder-el-curso-por-razon-de-la-epidemia.html

ii Barcelona Centre for International Affairs.

iii Tomàs, N. (17/04/2020). “Pol Morillas, politólogo y director del CIDOB: La defensa del ‘mi país primero’ es una mala receta» Eldiario.es. Recuperado de https://www.eldiario.es/catalunya/politica/Pol-MorillasLa-defensa-primero-receta_0_1017349314.html

iv Liga Francesa de la Enseñanza: https://fr.wikipedia.org/wiki/Ligue_de_l%27enseignement

v Vautier, R. (1950). Afrique 50 [cinta cinematográfica]. Francia: Ligue française de l’Enseignement

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