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‘De Durango a Metallica, en Madrid’, crónica del guitarrista Sergio Quero

Sergio Quero

Sergio Quero

· El durangués Sergio Quero es guitarrista del grupo Storm

Madrid, nueve de la noche del viernes 3 de mayo de 2019. Un grupo de amigos de Durango aguardábamos en el recinto Mad Cool, casi llegando a la hora del comienzo del grupo de metal más exitoso de la historia. Fue una larga espera, ya que el año pasado, en mi caso, no pude asistir porque se agotaron las entradas. La última vez que les vi fue también en Madrid en el WiZink en 2009. Ha transcurrido una década.

Metallica

Son ya casi las 21:15 y escuchamos la banda sonora que utilizan desde hace varias décadas: The ectasy of Gold de Ennio Morricone (El bueno, el feo y el malo). Es el turno de la salida a escena de Metallica y siento algo especial, algo casi místico, como si te reencontraras con un amigo o con un familiar que hace años que no le has visto.

Comienzan un tema de su último disco titulado Hardwire y se desata la locura aunque con la sensación de que faltaban watios, es decir, bajo volumen y con una voz de Hetfield un poco forzada cosa que se solucionó enseguida. Le siguieron: Hardwired intro y Hardwired, una versión de The Memory Remains con outro extendida, Disposable heroes, The god that failed, y llegó The Unforgiven.

La sexta fue Here comes revenge, a la que continuó Moth into flame, Sad but true, No leaf clover y St. Anger, debut en este tour. El setlist se complementó con One, Master of Puppets, From whom the bell tolls, Creeping Death y Seek & Destroy.

La recta final la compusieron Lords of summer, Nothing else matters y dieron por finalizado el concierto con Enter sandman, uno de los himno insignia de la banda con un outro de The frayed ends of sanity.

En un momento de esas 18 anciones, Trujillo y Hammet se arrancan con un tema de una banda madrileña de los 80. Los Nikis -«Los Ramones de Algete», amplifican- con la canción titulada Brutus. En mi caso lo interpreté como algo más cómico que un homenaje al grupo.

Metallica2

Metallica, da la sensación de que, en esta gira le han dado más importancia a la música en directo, que al espectáculo visual, que también existe. Mostraron una pantalla gigante que ocupaba todo el fondo del escenario. Difícil calcular el tamaño, pero más que suficiente para no perder ningún detalle desde cualquier punto del recinto.

Como datos interesante, nos congregamos 68.000 personas, todo un reto para los organizadores. Éramos muchos con ganas de beber, comer, hacer necesidades al mismo tiempo…, lo que se traducía en largas colas, largas esperas. Un total de 68.000 almas que acudimos y batimos el récord de asistencia a un grupo de heavy.

Como broche de oro, el grupo californiano donó 68.000 euros a una asociación para los sin techo de Madrid. Tan solo me resta afirmar que Metallica no defraudaron. La organización -depende de a quien le preguntes- bien o mal, los precios para comer y beber abusivos pero, a pesar de todo con la sensación de haber asistido a algo grandioso.

P.D. Para la próxima gira estaría bien que se acercasen a Bilbao o Donostia. Metallica forever!

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