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El viernes toco en Berriz, ese pueblo del que tantos buenos recuerdos atesoro

Mikel Uraken by Asier Garcia Azkue (2)

Mikel Uraken

Con motivo del concierto que voy a ofrecer este próximo viernes 20 de mayo en la Kultur Etxea de Berriz,  me han propuesto en este periódico que escriba un artículo explicando en qué consiste mi música y animando a la gente a acudir. Pues bien, no se me ocurre mejor forma de comenzar que contar la relación que me une con este pequeño pueblo de Durangaldea.

Para empezar, debemos echar la vista atrás, casi unos 20 años. Yo tendría unos 15 y estaba comenzando a dar mis primeros pasos en el mundo del ciclismo de montaña en el equipo Txorierriko Mountain Bike Taldea. Algunos éramos aficionados y otros semiprofesionales y todos los sábados hacíamos excursiones por montes de toda Bizkaia (Pagasarri, Serantes, Bizkargi…)

Dicho esto, la primera vez que puse un pie, o mejor dicho, la rueda de mi bici en Berriz fué participando en la marcha cicloturista Marino Lejarreta. Recuerdo que acabé hecho polvo y que el director del equipo nos propuso volver a Bilbao dando pedales. Visto el panorama de tener que meterme 40 kilómetros en bici tras una marcha de varias horas por el monte opté por coger el tren y pasar de esto del mountain bike a semejante nivel de exigencia y dedicar mi tiempo libre a otros menesteres. Por aquella época comenzaba a mostrar interés por la música y a aporrear una guitarra española.

Tras este inciso biográfico de mi adolescencia, la siguiente vez que me dejé caer por Berriz fue aproximadamente unos diez años después. El motivo no era otro que comprarme un coche usado en un taller del pueblo. La prática de la mountain bike estaba prácticamente desterrada de mi vida, y mi objetivo era usar ese coche para dar mis primeros conciertos con Loan, la banda de la que formaba parte en aquella época. Para entonces la música ya se había convertido en un pilar indispensable de mi vida.

La tercera vez que puse un pie en Berriz, ya se puede decir que era por un motivo estrictamente musical fue un invierno hace un par de años. Aquel día tuve la oportunidad de conocer la Kultur Etxea. Recuerdo que era el típico sábado lluvioso, sin ningún plan aparente a la vista. Eché un vistazo a la agenda de Musikazuzenean y recomendaban el concierto de una pianista catalana llamada Maria Coma.

No sé muy bien porqué, pero sentí la sensación de coger la furgoneta y plantarme allí. Fui solo al concierto, ritual éste que sigo a menudo y que tan buenas oportunidades me ha brindado de conocer grandes bandas y garitos, y acerté. (Moraleja: nunca te pierdas un bolo que te interese porque no tengas con quién ir).

Quedé alucinado por lo cuidada que estaba la escenografía, el sonido, y por supuesto la actuación. De vuelta a Bilbao me prometí a mi mismo que algún día tocaría allí…

Y cogí carrerilla. A la semana siguiente volví a Berriz pero esta vez yo era el que se subía al escenario. El concierto lo organizó mi colega Oihana Alberdi en el Gaztetxe Hiltegixe y tendría el lujo de abrir para el músico beratarra Petti.

Cenamos copiosamente en un restaurante cercano y el tiempo pasaba raudo entre las risas y el sinfín de anécdotas que proporcionaban la afitriona y el camarada navarro. Cerré mi actuación interpretando Heart of gold de Neil Young con Petti acompañándome a la guitarra y acabé emocionado. Berriz ya estaba empezando a dejar huella en mí.

Ese mismo año, pero a finales volví a la Kultur Etxea en similares circunstancias a la primera vez. Sábado sin plan, furgoneta y rumbo a Berriz a ver la actuación de un músico catalán. Esta vez el protagonista era Pau Vallvé y me sirvió para comprobar que lo que había visto la primera vez no fue casualidad. La escenografía y las luces encajaban a la perfección con la propuesta musical y el sonido seguía siendo nítido y dinámico. Tocar allí se estaba convirtiendo ya en una necesidad.

Y por fin llegó ese día, este mismo viernes. Presentaré los temas de mi último disco titulado “Neguaren ostean” y empoderado como euskaldunberri. Digo esto ya que tras mi primer disco “Folk songs for tormented souls” cantado en inglés, decidí usar la lingua navarrorum como vehículo de transmisión de mi propuesta musical. Porque me sale de dentro, me emociona, entrelaza mis vísceras (corazón, cerebro y tripas), y así se lo quiero ofrecer a la sociedad. Porque los músicos somos agentes culturales nuestro sitios son los gaztetxes y casas de cultura. Berriz desde luego, apuesta por ellos.

Anima zaitezte etortzera, ez zarete damutuko!

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