Una historia de banderas, contenedores, vecinos y el Ayuntamiento
Roberto Gómez
Hace alrededor de tres semanas escuché a una vecina gritar alarmantemente desde su balcón a alguien en la calle. La señora, de avanzada edad, llamaba la atención a una joven que estaba depositando en el suelo varios recipientes de plástico de tamaño considerable para la pequeña boca del contenedor amarillo, de un diseño más para vidrio, que tenemos aquí en Kanpatorrosteta. La vecina le ofreció un discurso mezclado de hartazgo y cabreo muy considerable. Tal fue la “bronca”, que la joven desapareció con su carga de plástico.
Esta semana ha aparecido en varios medios de comunicación del Duranguesado, un comunicado de DAZ, Durangoko Alde Zaharra, alertando sobre la situación que padecemos en Kanpatorrosteta con relación a las basuras, la acción del Consistorio y los vecinos. El texto hace una radiografía interesante y bastante correcta sobre una dejadez que se centra principalmente los fines de semana. Lo cierto es que es extraño que llegue un sábado y un domingo y no se observe basura apilada alrededor, principalmente, del contenedor amarillo, que para el viernes suele estar desbordado. Sabes también que como sople un poco el aire, los desperdicios volarán entre campanadas; a las 23.00 horas suenan 15 veces.
Honestamente, no entiendo la actitud de los vecinos, señores, si el contenedor está lleno, depositen su bolsa en contenedores de calles colindantes, – sin querer trasladar la problemática a otro espacio-, o bien ¡llévenlo de vuelta a su casa! Dicen que el sentido común es el más común de los sentidos…, pero parece que es mejor si lo aplica el vecino.
Hoy he leído una noticia interesante sobre una problemática similar y la acción que están aplicando en Madrid, sin conocer la Ordenanza Municipal de Durango, y que dice lo siguiente: Carmena pone a barrer a los que no quieran pagar los 750 € de multa por ensuciar la calle . Con este comentario no quiero trasladar la responsabilidad a la ciudadanía, ya que el Ayuntamiento de Durango también tiene lo suyo. Me cuesta creer que los responsables municipales no estén al tanto de la problemática, simplemente por su frecuencia, por el mero hecho de pasear por esta calle del Casco Viejo un fin de semana y verlo….., por las veces que observo desde mi balcón a personas de mantenimiento arreglando los contenedores azules y verdes del mismo lote de la discordia. Miedo me da cuando, finalmente si algún día ocurre, llegue el contenedor marrón.
Siempre he pensado que la distribución de los contenedores en muchas zonas de Durango no facilita el reciclaje – la zona de Askatasun Etorbidea es un ejemplo evidente-, con una dispersión de colores por la calle, y parece evidente que en el desastroso diseño de la plaza Kanpatorrosteta, la cantidad es insuficiente. Sí creo en cambio, que el servicio de recogida es correcto: Tengo el placer de escuchar los camiones, después de las campanadas, a las 23.20 horas, 06.20 horas y algunos a eso de las 10.00 horas más o menos. Aunque no estaría mal un refuerzo para el fin de semana en zonas declaradas sensibles.
Señores, pónganse manos a la obra y honren la “bandera verde” que tiene Durango y sus vecinos.
*Roberto Gómez es periodista