Un invierno de abejas en Berlín
Anisia Serendipia
MIS OJOS, QUE CODICIAN COSAS BELLAS_ El cambio de sexo, aunque alteraba su futuro, no alteraba en nada su identidad. Sus rostros, como demuestran los retratos, seguían prácticamente siendo iguales. Su memoria podía retomar sin obstáculos todo el curso de su vida pasada […] de tal modo que la propia Orlando no se extrañó. Muchas personas, en vista de lo anterior, y sosteniendo que semejante cambio de sexo es contra natura, se han empeñado en demostrar […] a nosotros nos basta con formular el simple hecho de que Orlando fue un hombre hasta los treinta años; entonces se volvió mujer y ha seguido siéndolo desde entonces. […] de vuelta a su casa iba saludando a cada estrella, cada pico y cada fogata como si hicieran señas para ella sola […] dejar a los gitanos para volver a ser embajador se le antojaba intolerable, pero era igualmente imposible quedarse para siempre donde no había ni tinta ni papel de escribir […] “¡Si yo pudiera escribir!” (pues abrigaba esa extraña idea de quiénes escriben de que las palabras escritas se comparten) […] y quiso la suerte que en el puerto estuviera un mercante inglés ya a punto de hacerse a la vela rumbo a Inglaterra, y Orlando, desprendiendo de otra perla de su collar no solo pagó su pasaje […] del Dama enamorada. […] En una hermosa tarde de diciembre cuando llegó [a su casa solariega] […] nadie, ni por un instante mostró la sospecha de que Orlando no fuera el Orlando que habían conocido, si hubo alguna duda en la mente humana, la acción de los ciervos y de los perros habría bastado para disiparla, porque es bien sabido que los seres irracionales nos aventajan infinitamente a la hora de juzgar la identidad y el carácter. Además, dijo esa noche la señora Grimsditch al señor Dupper teniendo delante su servicio de te chino, si Su Señoría era ahora una señora, nunca había visto otra más linda […] y ella, agregó […] siempre había tenido sus sospechas […] por lo que no le sorprendida […] y por otra parte lo veía como un gran alivio.
_Buscamé, donde haya un sol, donde mi voz se escuche más y más_ Virginia Woolf, como narrador omnisciente en su novela Orlando, cuenta los avatares de un noble inglés, un caballero con medias de seda que a lo largo de sus cuatrocientos años de vida experimenta un cambio de sexo tras caer en un profundo sueño (en ese momento era el embajador de Gran Bretaña ante la Corte del Sultán de Constantinopla). Durante su letargo estalla una insurrección, al séptimo día de su marasmo, el jueves 10 de mayo. Cuando despierta, descubre que se ha convertido en mujer: Al parecer el cambio se había operado de forma indolora y completa, de tal modo que la propia Orlando no se extrañó.
Una mañana se despereza siendo mujer. Pese al cambio, Orlando no manifiesta ningún signo de confusión, Ella sigue sintiéndose Orlando, vive con los gitanos una temporada, reparando después en que quienes le otorgan roles diferentes lo hacen desde lo social, a través del vestuario y de los comportamientos que se suponen de un sexo determinado, como le sucede en el Dama Enamorada. Al volver a su casa nadie, ni por un instante mostró la sospecha de que Orlando no fuera el Orlando que habían conocido,
_Poseía ese poder de prender la imaginación y cautivar las miradas… Es un poder misterioso, mezcla de belleza, linaje y algún don más raro, que podemos llamar glamour y se acabó. Ardía en él “un millón de velas” _ La identidad, la identidad… ¿Qué es la “Identidad”? Es también la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma, una especie de autoimagen que la convierte en alguien distinto a los demás. La identidad sexual tiene que ver con procesos mentales, no se encuentra en los genitales. La identidad de género se refiere a cómo te sientes con respecto a tu propio género. No existe una forma correcta o incorrecta de sentirse y verse como una mujer, hombre o persona no binaria. Y además existen diferentes tipos de identidad de género. ¿Qué significa transgénero? Transgénero quiere decir que tu identidad de género es diferente del “sexo asignado al nacer”, por lo general es masculino o femenino. Ser transgénero NO es una orientación sexual. La identidad de género se trata de quién eres tú por dentro y la orientación sexual se trata de quiénes te atraen, de tu deseo.
_Madre, padre… ¿me entiendes?_ Sofia Otero, Oso de Plata a la Mejor interpretación protagonista se convirtió con 9 años en la actriz más joven en conseguir este prestigioso premio en la historia de la Berlínale. Además, la película obtuvo los Premios Gilde del Cine Artístico y Teatral en Berlín, otorgado por los jurados independientes y el Premio de los lectores del Berliner Morgenpost. Gracias al buen hacer de Sofía, gracias a la sabia dirección de Estibaliz Urresola, la productora de 20.000 especies de abejas, Lara Izagirre, ya tiene su Berlín. Berlín ya no es un mundo imaginario, soñado por la directora de cine, productora y guionista, sino la ciudad donde un invierno Lara Eizagirre había hecho posible que al despertar, el sueño de Esti Urresola, a través de las 20.000 especies de abejas, a través de Sofía Otero, a través de… lo hiciera convertido en Oso de plata 2023.
Biznaga de Oro a la mejor película en el Festival de Málaga, gracias a las brillantemente matizadas actuaciones de las actrices de la película, el Festival Internacional de cine de Hong Kong, en su sección Young Cinema (World), ha otorgado el premio de mejor actriz a todo el elenco de mujeres. Después de ver la maravillosa interpretación que de Aitor/Coco-Luzia hace Sofía Otero, recordé de nuevo aquello que un día me contó una amiga, madre de una niña que con 5 años protestó diciendo que por qué decían que era niña cuando él era un niño; que para entender a las personas transgénero hay que comprender antes que de lo que se trata es de una cuestión de IDENTIDAD, no de DESEO. La persona transgénero lo sabe desde la infancia, como Izar, como Germán, como Aitor/Coco, y afecta a la totalidad de la persona. He leído a una experta apuntar que ésta es la gran cuenta pendiente aprender la diferencia entre género y sexo para no confundir conceptos. Es una condición poco habitual, no tan poco si como he leído son 1 de cada 1000, pero, hay miles en el mundo y dicen que en esa aceptación social de su identidad, a pesar de los prejuicios y la discriminación, viven todos una vida agradable y plena. Espero haberlo dicho correctamente.
_Mutatis mutandis_ La transexualidad no es una decisión. Las niñas y niños en situación de transexualidad (igual que el resto) no eligen ni deciden la categoría sexual sobre la cual van a ir construyendo su identidad sexual. En el mejor de los casos, la conocen, la descubren, la aceptan, la expresan y la gestionan. Y, en el peor de los casos, no hacen ninguna de tales cosas; lo cual genera sufrimiento. porque cuando uno pelea contra sí mismo, pierde siempre.
La transexualidad es un hecho de diversidad sexual. Y lo que un niño o una niña en esta situación necesita, como todos los demás, es que su entorno sea capaz de escucharle, de aceptarlo y de amarle tal y como es. Lo que intenta transmitir las 20.000 especies de abejas de Estibalitz y Lara, a través de Aitor/Coco y su familia.
Dice mi amiga que un amigo suyo trans suele decir «nosotros éramos personas luchando por sus derechos, ahora sois padres y madres peleando por sus hijos y eso, ¡no hay quien lo pare porque estas madres, incluidos quedan los padres, están haciendo aquello que dijo un poeta: que en su sombra les florezcan estrellas.
El jueves pasado, en el escenario del Cine Zugaza de Durango al preguntarle Lara Izagirre, de porte impresionante, a la pizpireta Sofía que cuál había sido para ella la escena más difícil de rodar le dijo al oído que no lo podía decir porque era hacer spoiler. Sin destripe, vayan al cine a verla. La actuación de todas las niñas y niños es magistral.
Empezó a hacerse la pregunta de si la naturaleza era bella o cruel; y luego se preguntó qué era esa belleza; si estaba en las cosas o sólo en uno mismo; de ahí pasó al problema de la realidad, que le condujo al de la verdad, que a su vez la condujo a la Amor, la Amistad, la Poesía meditaciones estas que, ya que no podía comunicar ni una palabra de ellas, le hicieron añorar, como nunca hasta entonces añorase, una pluma y un tintero.
Y a otro le parecerá otra cosa (le dijo Don Quijote a Sancho)