Tartamudo, soy tartamudo y ya no puedes hacerme daño
MARIO ANTOLÍN
Tartamudo, soy tartamudo y ya no puedes hacerme daño.
Me identifico muy poco con todos vosotros puesto que yo soy tartamudo y no fue nada fácil el día a día. Nací así y sé que moriré así y quizás esa fue la razón por la que empecé a escribir a leer o incluso a querer cantar para mí mismo, porque te das cuenta de que cuando haces esas cosas para ti mismo no tartamudeas y te hacen muy feliz, mucho más que empezar una frase con una persona frente a frente que no sabes si te va a salir… o se va a reír.
O simplemente el llamar por teléfono y esos tonos interminables te agobian hasta que descuelgan y quieres comunicarte con esa otra persona.
O si tendrá paciencia para dejarte terminar, es muy duro os lo juro.
Hasta los 16 años para mí fue muy duro y quizás mi carácter se forjó en esa niñez con profesores que no me hicieron ningún bien y compañeros sin empatía, pero bueno, también tuve suerte y tenía amigos que no se reían y me daban tiempo a terminar las frases, y sobre todo, tuve una logopeda que creyó en mí e hizo que yo mismo creyera en mí mismo. Pero no tengo un buen recuerdo de ni un solo profesor.
Siento decir eso la verdad, pero esos primeros y mediados 80 no fueron buenos años para un niño con otras inquietudes fuera de lo escolar y que le costaba expresarse. «Rebelde», enseguida me colgaron la etiqueta de rebelde y me desplazaron a las filas de detrás. Pero rápido aprendí que la solución a todos tus problemas eres tú mismo y eso lo tenia muy claro.
Todo este preámbulo viene a cuento de que estoy desoyendo a mucha gente que me dice que si mi voz es tal o es cuál a la hora de que me pongo a cantar. Hay mucho experto al que nunca pediste opinión y mucha gente que no hace nada y tampoco quiere que lo hagas tú, bueno, pero eso para mí no es importante. Tengo voz, sé hacer canciones, tengo algo que decir, y lo más importante, cuándo canto NO tartamudeo y me da igual hacerlo mejor o peor de lo tú esperas, puesto qué no estoy cantando para ti, canto para mí, ¿recuerdas? Cuando canto no tartamudeo.
Yo canto como si esto fuera una jodida historia de superación, canto para motivarme a seguir escribiendo y a seguir componiendo y bueno, también canto para los que pensaron que nunca podría hacerlo, canto porque esa etiqueta de rebelde no quiero que deje nunca de acompañarme, yo ahora mismo estoy cantando por esos días en el patio del colegio dónde muchas veces terminaba con los nudillos ensangrentados… Así que no vuelvas a decirme que no puedo cantar.
Voy a seguir cantando, porque mientras canto, no tartamudeo.
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