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Y no estaba muerto

Oscar Gomez

Óscar Gómez Mera

Ayer, 24 de octubre se procedió, tras una ardua batalla judicial por parte de la familia, a exhumar los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Lo que debía haber sido un simple trámite cargado, eso sí, de un gran significado, acabó por convertirse en una función del Circo Price.

Se trataba, simple y llanamente, de sacar los restos mortales de un dictador del mausoleo donde reposaban. Mausoleo mantenido con dinero público, construido por esclavos republicanos y donde también reposan (muchas contra la voluntad de sus familiares) 33.000 víctimas de los dos bandos de la Guerra Civil. El Gobierno debería haber citado a la familia Franco el día y la hora convenidos para que se hicieran cargo de sus restos mortales. El Estado no debiera haber corrido con unos gastos que ascienden a más de 63.000 euros. Su labor se debiera haber limitado a extraer el féretro del dictador de la fosa y entregárselo a su familia. Siendo los familiares quienes debieran haber corrido con todos los gastos, desde su traslado al Valle para recoger el féretro, el traslado del mismo por los servicios funerarios contratados al efecto, y su final inhumación en el lugar por ellos designado. En caso de no haber querido los familiares hacerse cargo de los restos mortales del abuelo, los mismos debieran haber sido depositados en cualquier fosa común de cualquier cementerio. Lo mismo que se haría con cualquier familiar nuestro si tras permanecer varios años en un cementerio municipal no quisiéramos hacernos cargo de él. Lejos de todo ello, a la familia Franco se la fue a buscar hasta la misma puerta de su domicilio en tres minibuses que pagamos usted y yo.

Mientras muchos de los muertos de Franco descansan aún en cunetas y emplazamientos desconocidos, el dictador ha tenido ya dos funerales de Estado con todos los honores y pagados con dinero público. El primero hace 44 años. El segundo tras exhumar sus restos para trasladarlos al cementerio de Mingorrubio. No hubo cámaras en el momento de la exhumación, pero una vez que el féretro salió por la puerta de la basílica de Cuelgamuros su traslado se convirtió en una edición extra de Gran Hermano VIP.

Lo que debiera haber sido algo discreto, no retransmitido por las cadenas de televisión como si de un minuto y resultado se tratase, con un recorrido acordonado policialmente para evitar concentraciones de exaltados, acabó siendo un acto de exaltación de Franco y el franquismo. Coronas de flores de la Fundación Francisco Franco, banderas con el águila de San Juan (portada alguna de ella por miembros de la familia), la presencia del golpista Tejero, vivas a Franco (también en boca de familiares), el cara al sol… Un acto de reparación para con las víctimas del franquismo y sus familiares y un ejercicio de normalización democrática convertido en una nueva concentración en la Plaza de Oriente o en un 20-N. La Vicepresidenta Carmen Calvo aseguró que todo se iba a llevar con la máxima discreción. Menos mal, porque sólo faltó meter el ataúd en el plató de Al Rojo Vivo antes de llevarlo al cementerio.

Para más inri, el Estado también se hará cargo del nuevo emplazamiento en Mingorrubio. Durante los próximos 44 años (olé, olé y olé) la familia no tendrá que correr con ningún gasto. Sólo entonces se tendrá que hacer cargo de los restos del abuelo, siempre y cuando no adquieran  la parcela en propiedad. Esto es, que a lo mejor aún no hemos asistido a la última exhumación de Franco, y que puede que llegue a tener un tercer funeral.

Franco murió hace 44 años. Durante 44 años ha permanecido en un mausoleo construido para su honor y gloria. Durante esos 44 años ningún gobierno de los llamados democráticos ha sido capaz de normalizar una situación inédita en Europa. Y cuando lo hacen lo convierten en un circo de tres pistas dando alas a aquellos que consideran que el franquismo es una etapa digna de la historia de España. Falta mucho por hacer para reparar y restaurar la memoria de las víctimas del franquismo y sus familiares. Y visto lo visto, miedo me da pensar cómo pueden ser esas reparaciones venideras.

Franco estaba muerto. Pero el franquismo y los franquistas continúan muy vivos. Si a usted le pareció lo contrario es porque no se percató de que sólo estaban tomando cañas. Lerelelé.

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