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No al pinkwashing

 

Mikel Uriguena

Como ya te habrás dado cuenta, desde hace más de tres semanas, y al igual que años atrás, la bandera multicolor aparece por todas partes. Instituciones, personas y empresas la han colgado en fachadas, posters, paredes y perfiles en redes sociales. Parece que todo el mundo celebra la diversidad y la libertad sexual. Desde tu vecina hasta el gobierno, pasando por el ayuntamiento de tu localidad, la carnicería de la esquina, la marca de tu cerveza favorita e incluso la policía de Nueva York. Sí, sí. La tan famosa NYPD que protagonizó el asalto y la violenta redada al bar Stonewall Inn en 1969, origen de la conmemoración del 28J.

Si no se presta atención al detalle, puede parecer maravilloso que la sociedad en su conjunto celebre y aplauda la diversidad sexual de esta manera. Evidentemente, la situación de hoy en día, aquí, a pesar del auge de las fuerzas más reaccionarias, es infinitamente mejor que en otras latitudes y en otras épocas. Pero si se examina con mayor detenimiento lo que sucede, se podrá observar que muchas de esas manifestaciones públicas de apoyo al colectivo LGTBI, no son sino pura estrategia de marketing. Lo que en inglés se llama pinkwashing. Un lavado de cara gayfriendly. Un “Mira que abiertos somos. Compra mi producto” de manual, vamos.

En el caso de las empresas es evidente. Decoran su cartelería con la bandera multicolor para que la próxima vez que tengas que elegir entre su producto y el de la competencia te decantes por el suyo. Vamos, que utilizan en beneficio propio la lucha por los derechos, los arrestos, los ataques de la polícia, a las víctimas de palizas y asesinatos para hacer caja. Así de simple. En el caso de las instituciones no parece tan obvio. Pero uno de los mayores lavados de cara rosa a nivel mundial lo hace el Estado de Israel. Promociona Tel Aviv como destino gay mundial, para que hombres homosexuales con dinero vayan allí de vacaciones, mientras a menos de 100 kilómetros malviven más de 1.500.000 de palestinos en la Franja de Gaza, homosexuales incluidos. A Israel, los gays palestinos le importan una mierda. Como el resto de palestinos.

Sin ir tan lejos, varias instituciones que nos tocan más cerca, juegan a un juego parecido: el Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco, promocionan con todo lujo el Bilbao Bizkaia Harro. Riegan de dinero a la entidad organizadora y  le acompañan en su presentación pública para vender Bilbao y Bizkaia como destino turístico gayfriendly. ¿A que no adivinas desde qué partido surge esa misma organización? Para que te hagas una idea de por donde van los tiros, en la rueda de prensa de presentación de Bilbao Bizkaia Harro 2023 estuvieron el Viceconsejero de Turismo y Comercio del Gobierno Vasco, la Directora de Competitividad Territorial y Turismo de la Diputación y el Concejal de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo del Ayuntamiento de Bilbao. Ni igualdad, ni libertad ni asuntos sociales. La pasta, que es lo único que les importa. Presentaron un amplio programa de actividades que abarcaba todo junio y un montón de espacios con nombres en inglés. Porque todo el mundo sabe que el idioma de Markina, Durango o Balmaseda es el inglés.

¿A que no sabes qué actividad no organizan? Exacto, la manifestación del 28 de junio. Se “olvidan” del día principal. Vacían de contenido político toda reivindicación y todo lo pintan de colores. Pasan de la gente que día a día, en Bizkaia, lucha por que se le respete y te traen a Marlene Mourreau para que haya un poco de petardeo. Que en el fondo es lo que piensan de gays, lesbianas, transexuales…Que hacemos gracia. Pero no vamos a tragar con todo. Bueno, alguna gente, desgraciadamente sí. El resto iremos el 28J a manifestarnos, a gritar públicamente que no somos basura ni la gallina de los huevos de oro. Y lo haremos por todas las que pelearon antes, las que se dejaron la voz y la vida para que, entre otras cosas,  hoy, yo, pueda escribir este artículo de opinión, sin miedo a que me revienten la cara.

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