De militares y unidad popular
Alberto Cebrián
Esta semana la unidad popular en el Estado español ha dado un paso importante para contener las medidas de ‘austericidio’ impuestas por el imperialismo. La confluencia electoral entre Podemos e Izquierda Unida es sin duda una buena noticia para enfrentar a corto y medio plazo los planes que tiene la oligarquía contra la clase obrera y el pueblo; y para la realización de un programa democrático en el conjunto del país.
Y es en ese corto y medio plazo donde debemos sumar el máximo de voluntades posible. Incluido el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) Julio Rodríguez. Sí, el que será cabeza de lista por Almería ha estado al mando de las fuerzas de ocupación españolas en Afganistán y ha participado al más alto nivel en la organización terrorista OTAN. De ahí la expresión de una dirigente de IU-Almería: «Si quieren traer al mono Amedio que lo traigan, pero esto es una provocación”. Y es verdad que en el Ejército, la Guardia Civil y en las distintas policías hay muchos “monos”, varios de ellos «calvos y no porque tengan cáncer» -en referencia a la última portada de El Jueves-, precisamente. Pero de la misma manera Rodríguez está por terminar con el actual estado de cosas. Y su participación es más positiva que negativa en estos momentos.
Históricamente la izquierda, con razón, ha relacionado el ejército y los militares con el fascismo y la reacción. Es evidente que dicha institución y muchos de sus componentes han servido y sirven a los intereses de empresarios y demás parásitos. Pero de la misma forma pueden servir al pueblo.
¿Qué hubiera pasado si el 18 de julio de 1936 más militares se hubieran puesto del lado de la República? ¿Hubiéramos desdeñado un golpe a la portuguesa –con o sin claveles- contra Franco? ¿El proceso bolivariano queda deslegitimado por haberlo iniciado un militar?
Un militar no es malo por sí mismo. Lo que lo hace malo es la clase social y los intereses a los que sirve. El ejército franquista era malo porque actuaba a las órdenes de los principales explotadores, oligarcas y terratenientes de aquel entonces. El Ejército Rojo de la Unión Soviética era bueno porque luchaba no solo por su pueblo, sino por todos los pueblos del mundo contra la barbarie nazifascista.
Por eso, si el exJEMAD y otros militares quieren ponerse del lado del pueblo, mejor. Indudablemente España debe salir, y saldrá, de la OTAN e incluso de la UE. Y en la ardua tarea de hacer desaparecer el sistema que causa esta y todas las crisis habrá que contar con gente cuyo pasado puede no gustarnos.
*Alberto Cebrián (Durango, 1984) es periodista