Me han contado que en Estocolmo, en la Estación Central…
Vicente Carrasco ‘Bixen’
En la estación central de Estocolmo hay un servicio de recepción a los refugiados que van llegando a la ciudad. Por lo que he podido ver hay voluntarios de Cruz Roja con chalecos naranjas, hay abogados con chalecos amarillos y hay un puesto donde se coordinan necesidades y materiales. Ahí por ejemplo es donde uno puede ver que ese día están recogiendo plátanos y manzanas, baja al supermercado que hay un piso más abajo (abierto de 6AM a 23:30), compra una bolsa de cada y sigue con sus quehaceres. Hay también un punto de descanso donde se intenta crear un lugar recogido en medio del trajín para que los refugiados de todas las edades (muchos de ellos niños) pueden recomponerse un poco e ir aterrizando.
Hoy me han contado que hay un tipo que cada día llama a ese punto de coordinación para saber qué necesitan. Va a un supermercado y compra de eso. Ayer eran compresas femeninas. Apareció con 100 euros de compresas, todas las que tenían en las baldas. Así un día tras otro.
Llevamos 10 atentados contra centros de refugiados en un mes (uno de ellos dos veces consecutivas). Hace dos días un nazi de 21 años se metió en un colegio del sur de Suecia con una espada y fue clase por clase buscando gente con la piel oscura, cosa bastante fácil de encontrar en ese colegio en concreto.
La policía lo mató a tiros, pero para entonces este desgraciado había matado a un profesor que se interpuso (un tipo que estaba haciendo una sustitución y no llevaba ni un mes en ese colegio y que salvó a unos cuantos con su acción) e hirió gravemente a un chaval que luego murió en el hospital. Hay un chico de 15 años con heridas críticas y otro profesor herido grave. Todos los heridos son de tez oscura.
Hoy mismo, en el tren, una revisora me ha dicho “Välkommen!”
(“¡Bienvenido!”) con una amplia sonrisa tras comprobar mi billete. No se si me daba la bienvenida al tren, porque aquí a veces son así de cumplidos, o a Suecia. Y es que aquí ratas ponzoñosas y gusanos miserables hay unos cuantos (en todos los sitios cuecen habas) pero la mayoría de la gente es buena y algunos son excepcionales.
Como en todas partes.
*Vicente Carrasco ‘Bixen’. (Tarancón, Cuenca, 1970)