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¿Y los hombres qué podemos hacer por la Igualdad?

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Odei Arrizabalaga Cabrerizo

· Odei Arrizabalaga Cabrerizo (Berriz, 1987) es  diplomado en Trabajo Social, licenciado en Sociología, y  técnico de Igualdad y trabajador social del Ayuntamiento de Berriz

Pues supongo que la respuesta dependerá de la voluntad que tiene en este caso el hombre por lograr la Igualdad

Últimamente se está hablando y se está tratando mucho este tema, sobre todo cuando llegan días señalados como el 8 de Marzo: se crean debates sobre el papel del hombre en la lucha por la igualdad, escuchamos términos como nuevas masculinidades, las actividades deben ser mixtas o no, etc.

En la construcción social de la masculinidad y feminidad, las características, roles y funciones de los hombres son superiores, más valoradas y por tanto dominadoras de las del género femenino, creando así una sociedad androcentrista y patriarcal. Siguiendo al sociólogo francés Pierre Bordieu, diríamos que estas características que permiten el dominio masculino, son “asignadas” por el mero hecho de nacer hombre o mujer y las interiorizamos y las naturalizamos y por lo tanto las reproducimos.

Lo que estoy intentado explicar es que los conceptos género masculino y género femenino son construcciones sociales, por lo tanto cambiables y es posible iniciar la deconstrucción.

Si lo que buscamos es la igualdad en una sociedad desigual, no solamente alguien tiene que ganar sino que otros tienen que perder. Si las mujeres se tienen que empoderar, los hombres se tienen que desempoderar. Puede que este término no guste y posiblemente no sea el término correcto, no lo sé, pero es necesario ponerle un nombre.

Los hombres, por el mero hecho de serlo, tenemos unos privilegios que utilizamos en la sociedad y en las relaciones de poder. Es por ello que tenemos que aprender a perderlos. Todo esto parecen términos y definiciones muy grandes, pero me estoy refiriendo al día a día, a la cotidianidad, a los comentarios, a las actitudes, etc. que a veces tenemos los hombres. Sé que no es fácil y que supone un esfuerzo y que siempre saldrán esas normas masculinas que tenemos interiorizadas, a mí el primero. Pero es posible.

Esto también supone que habrá momentos en los que los hombres nos tenemos que retirar de la primera fila en la que estamos acostumbrados a estar en muchos ámbitos de la vida, la sociedad, la cultura, el ocio y como no, el poder (¿y qué hace un hombre escribiendo esto?). Y si esto nos molesta es que es evidente que algo pasa, que sentimos que nos quitan lo que pensamos que es nuestro.

Es un tema candente. Hay muchas dudas al respecto. No soy experto en él y sé que me dejo mil cosas más que influyen, y que tiene que ver directamente. Que en cuatro líneas intento explicar algo que necesita libros enteros. Que se pueden analizar los hechos micro y macro. Que cada hombre es diferente. Que cada cultura es diferente. Me he dejado también el papel importantísimo de la lucha feminista. Pero por eso, como decía al inicio, es cosa de voluntad, de seguir investigando, informando, formando, aprender y de perder si es necesario.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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