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Los emoticones

RAFA HIDALGO

Rafael Hidalgo

Los emoticones son una secuencia que en su origen representaban caras humanas que expresaban distintas emociones: alegría, tristeza, asombro, miedo, cariño….

La cosa que comenzó como una forma novedosa y divertida de comunicación, fue derivando en un uso generalizado de los mismos de forma que hoy será raro que los poseedores de los 5.000 millones de teléfonos móviles operativos en el mundo (si, no es un error. Son del orden de 5.000 millones) no utilicen con profusión, alguna de las 800 (si, tampoco es un error, son 800 imágenes) que poco a poco están sustituyendo la expresión escrita por el gesto vago (no impreciso, sino en su acepción de perezoso) para lo cual basta con clickar en el dibujillo para refugiarse en el burladero de la comodidad.

Esta forma de hacerse entender está en la antítesis del estilo arquitectónico del churrigueresco, que ya saben que es la sublimación del almibarado estilo barroco, tan es así el ahorro de energía que supone su utilización con lo que se consigue llegar a la quinta esencia de la capacidad de síntesis de sus empleadores.

Existió un entrenador de fútbol llamado Benito Floro que llegó a su culmen como entrenador del que antes se llamaba Madrid C. F. (Club de Forasteros) que si para contestar en entrevistas orales hubiera podido utilizar esa forma emoticonera de expresión a buen seguro la habría empleado en una entrevista en la que el periodista, de la escuela de Churriguera, le preguntó, «Señor Floro, ¿no cree usted que si en lugar de haber efectuado el cambio de dos jugadores en el minuto 75, lo hubiera hecho media hora antes y que si en lugar de emplear un 4-4-2 hubiera empleado un 5-4-1 y que habiendo sacado a Fulanito en lugar de Menganito y que si en vez del arbitro X hubiera estado el árbitro Y, el resultado bien podría haber sido una victoria en lugar del empate conseguido?». Y Don Benito cuya capacidad de síntesis habría dejado pálido a un forofo del empleo de los emoticones, contestó a esa larga alocución diciendo simplemente: «Sí».

Per favore, prego, no sean vagos, porque sus meninges corren un serio peligro de anquilosamiento y dejen de clickar monigotes con profusión y utilicen palabras para comunicarse que para eso se inventaron. Hale, sus y a ello.

 

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