Las lumbres del ocaso
Txile Aconcagua
Atrapadas en esta red,
en su lenta agonía,
como el silencio del pez,
las lumbres del ocaso
caen en la noche eterna.
Y al amanecer otra vez.
El sol comienza a nacer
al ver las estrellas perecer.
Los sueños no mueren,
más bien permanecen
cuando sus dueños,
de un Quijote son utopía
y los convierten en poesía.