La impunidad de los Borbones

Rafael Hidalgo Segurola

Según el The New York Time al que fue Rey de España con el nombre de Juan Carlos I se le calcula una fortuna personal de 2.000 millones de dolares, cifra a la que en manera alguna ha podido llegar en sus años de mandato con la asignación que se hacía a la Casa Real.

A cualquier ciudadano sospechoso por haber amasado esa descomunal fortuna sin conocerle ninguna actividad lucrativa se le echarían encima los sabuesos de Hacienda y este no es el caso porque el citado ex Rey, conocido popularmente con el sobre nombre de «El Campechano» tiene según la Constitución española de 1.978 una impunidad absoluta acerca de los actos que de todo tipo pueda cometer, léase tener amantes, recibir comisiones por las gestiones que haya podido realizar en las ventas de Estado, propiciar los negocios fraudulentos de su hija y yerno, así como de colocar los  importes de sus «comisiones» en paraísos fiscales y todo ello bajo el paraguas legal, que no ético ni de la época en que vivimos, de unos derechos que no parecen de este mundo.

La salida a la luz de algo que se intuía desde hace mucho tiempo no hace sino acelerar el principio del fin de un sistema a todas luces anacrónico y si su sucesor como segunda derivada del nombramiento a su padre por parte de Franco, no renuncia voluntariamente a esa infamante inviolabilidad, no hará otra cosa que acelerar el fin, por fin, de esa nefasta dinastía.