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La comunidad científica dictamina que 3 de cada 10 ictus se dan por la contaminación del aire

Jorge Olmo1

Jorge Olmo

· El durangués Jorge Omo es fisioterapeuta del Hospital Aita Menni

En torno al Día Internacional del Ictus (29 de octubre) recogimos esta dura afirmación publicada y respaldada por el Global Burden of Disease. Por su parte, la comunidad científica lo viene advirtiendo desde el año 2012:  “La polución ambiental podría desempeñar un papel relevante en el desarrollo de multitud de enfermedades incluyendo las cardiovasculares y neurológicas”.

Recientemente, con motivo del Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, también llamado Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, que se celebra el 28 de enero, insisten en que la contaminación ambiental tiene repercusiones negativas a nivel cognitivo. Pablo Eguia, vocal de la SEN, señaló que muchas personas aún desconocen los efectos que la contaminación tiene sobre el cerebro,  “principalmente porque ha sido solo recientemente cuando se ha comenzado a estudiar en detalle la relación entre la aparición de enfermedades neurológicas y la contaminación ambiental”.

“Cuando hablamos de contaminación, inmediatamente pensamos en daños respiratorios, pero lo cierto es que un número creciente de estudios epidemiológicos realizados en todo el mundo, nuevos hallazgos en modelos animales y estudios de neuroimagen han hecho saltar la alarma porque se ha demostrado que la contaminación puede provocar una reducción en la capacidad cognitiva, en las habilidades intelectuales y en la memoria. Además, cada vez más estudios sugieren que los agentes contaminantes que respiramos afectan directamente a nuestro cerebro y podrían influir, al menos en parte, en la aparición de enfermedades neurológicas”.

Diferentes estudios demuestran una relación clara entre la exposición a la contaminación del aire con cambios de naturaleza funcional del cerebro, en este sentido, Pablo Eguia expone que “ Un estudio reciente impulsado por la Universidad de Yale (Estados Unidos) y la Universidad Normal de Pekín (China) incluso ha llegado a apuntar que después de tres años de alta exposición a contaminantes, las personas que participaron en la investigación tenían un rendimiento cognitivo similar al que supone perder un año de escolaridad”

“Aunque sería preciso realizar más estudios al respecto, por lo que se ha visto hasta ahora, enfermedades como el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), entre otras enfermedades neurodegenerativas, podrían verse agravadas por procesos de neuroinflamación producidos por la contaminación”

“Un estudio realizado en Canadá –añade- concluyó que las personas que vivían a menos de 50 metros de una carretera tenían más riesgo de desarrollar demencia. No obstante, otros estudios han ido incluso más allá apuntando que la exposición a la contaminación atmosférica, principalmente a metales como el mercurio y el plomo, son un factor de riesgo para el desarrollo de este tipo de enfermedades neurodegenerativas y también para otras como la epilepsia”.

En la última reunión anual de la SEN, además de relacionar directamente la contaminación con los ictus isquémicos –suponen aproximadamente el 80 por ciento de los casos de ictus que se producen cada año-, también han señalado que las concentraciones de diferentes contaminantes ambientales podrían actuar como un desencadenante de migraña.

“Reducir la polución ambiental no solo ayudaría a evitar muchas de las muertes que se producen cada año, sino que también podría frenar el aumento de casos de enfermedades cerebrovasculares y neurodegenerativas”, concluye Pablo Eguia.

Atendiendo a lo que la comunidad científica nos lanza, no es de extrañar que la ciudadanía de Durango e Iurreta esté alarmada.

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