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Invisibles

EUKENI BASTIDA

Cuando uno piensa en Eva, piensa en ella como una recién llegada a un mundo prístino creado a su medida. Desnuda y descalza, camina sobre la hierba. Cierra los ojos inhalando y exhalando aire puro. Tiene la tranquilidad y la certeza de que su cuerpo está hecho a medida para habitar ese medio, casi sin problemas. Digo casi, porque hay algunas cosas que debe evitar si quiere mantener su integridad. No puede respirar los gases cercanos a los volcanes, debe evitar el veneno de algunos animales y ciertamente alguna variedad de manzana le putea sobremanera. Por el motivo que sea, eso es así.

Hasta aquí la Eva del cuento, la de la fábula. Pero hay otra Eva, la que seguramente no conozcas porque es invisible.

Eva es Superwoman, como todos nosotros. Ella es capaz de volar, de levantar un camión con sus propias manos, de desarrollar la destreza de tocar un instrumento musical, de memorizar cientos de nombres de estrellas, de plantas y de personas… Pero para Superwoman, por algún motivo, todo eso artificial que no estaba aquí cuando nuestros cuerpos evolucionaron hasta ser lo que son, para ella es criptonita. Todo eso la debilita enormemente y es por eso que prácticamente no sale a la calle.

Eva es duranguesa, nacida en 1976, vive confinada desde 2018 porque su cuerpo es hipersensible a un sin fin de productos químicos (SQM, Sensibilidad Química Múltiple), además de a las ondas electromagnéticas que el mercado ha añadido a nuestra vida. (EHS, Electro HiperSensibilidad)

Solamente con el boom de la telefonía móvil y las ondas de Wi-Fi nuestro entorno se ha convertido en un lugar hostil para cada vez más personas.

Según las asociaciones, se estima que en España el 15% de la población mostraría algún tipo de sensibilización, y un 5% diversos grados de SQM, y que entre un 3% y 5% de los europeos pueden tener electro hipersensibilidad en diferentes grados. Existen cuatro grados de gravedad. Eva está en el cuarto, el más grave.

Eva no podría resguardarse de las ondas electromagnéticas ni en uno de esos pueblos de la España vaciada. Ya que no hay prácticamente ningún lugar libre de ondas electromagnéticas. La mayoría percibimos como un fastidio eso de mirar al móvil y no tener cobertura. Para las personas como Eva, un lugar así es un oasis, pero no podría vivir en un lugar remoto, ya que al padecer también SQM, entre otras necesidades, su alimentación debe estar libre de químicos y pesticidas. Requiere de alimentos de producción ecológica, y estos productos apenas se venden fuera de las ciudades. Además estas enfermedades (SQM y EHS) afectan a muchos órganos y funciones el cuerpo, por lo que con el paso del tiempo le han producido a Eva muchos problemas físicos, una pérdida grande de autonomía, una discapacidad física, por lo que no puede vivir sola ni en lugares de difícil acceso o movilidad.

Por eso, su vida transcurre en Durango. Vive dentro de dos baldaquinos de protección. Estas dos estructuras protectoras funcionan a modo de jaulas de Faraday, una en el salón de su casa y la otra en su cama. Se conoce como jaula de Faraday al efecto por el cual el campo electromagnético en el interior de un conductor en equilibrio es nulo, anulando el efecto de los campos externos. Es decir, suelo, techo y paredes hechos de una tela especial compuesta por fibras de cobre y plata que anulan o mitigan esas ondas o radiaciones de los móviles, wifis, antenas y otros sistemas inalámbricos que nos rodean.

(Fotos de Eva y de sus dos baldaquinos protectores de radiaciones no ionizantes o

campos electromagnéticos de alta frecuencia)

Las personas, también funcionamos a base de impulsos electromagnéticos. Cada uno de mis dedos, cada vez que pulsa una tecla de este teclado, lo hace por el impulso enviado desde mi cerebro a los músculos encargados de ejecutar ese movimiento. También el sol y la tierra tienen sus campos electromagnéticos, pero hemos evolucionado de manera que nos hemos adaptado durante cientos de miles de años a este entorno. Hay organismos que ya no pueden soportar los niveles actuales de productos químicos ni de toda esa carga electromagnética generada de manera artificial. Existe evidencia científica de que la exposición a campos electromagnéticos produce daños en el ADN, daños al sistema reproductor, daños neurológicos, además de otros problemas como insomnio, dolores de cabeza, problemas de concentración, fatiga, disfunción cognitiva, ansiedad, cáncer, etc. Doctora Pilar Muñoz Calero (Charla de 24 de junio de 2022).

 

Hay que decirlo en algún momento; allí donde hay una persona dependiente, en la mayoría de los casos hay una cuidadora. En este caso un cuidador; Roberto. Otro héroe sin capa.

 

Algo tan cotidiano como echarse en la ropa o la piel un compuesto químico llamado perfume o fregar el suelo de casa, son acciones que llenan nuestro entorno de partículas que todos ingerimos, pero que generan una reacción en personas hipersensibles.

Llenar un cubo de agua y verter en él un producto para después con una fregona esparcir esa mezcla de líquidos por todo un recinto cerrado, es algo que desde hace muchos años se nos ha planteado como un quehacer diario obligado. Se nos ha puesto delante la imagen de alguien inhalando ese producto y poniendo cara de satisfacción mientras nos recalcan con grandes rótulos que «limpia y desinfecta». Hemos sido convencidos de que olor a producto es igual a olor a limpio. Eso es mercado. Ni los suelos de nuestras casas están  infectados, ni debemos pretender que el suelo de la cocina huela a pino y esté como para operar a corazón abierto sobre él. Es el triunfo comercial de la industria química.

 

Existen productos de limpieza y de aseo personal libres de estos químicos perjudiciales. La asociación de enfermos a la que pertenece Eva, ha conseguido, que el ayuntamiento de Durango haga (en 2017 y en 2019) una declaración institucional y una moción sobre las enfermedades que representan (SQM, EM/SFC, FM y EHS), y más adelante (en 2020) trabajan con el mismo Ayuntamiento para sacar una licitación en la que propone cambiar los productos de limpieza por otros menos agresivos en sus instalaciones públicas para que haga estos lugares accesibles a personas con Sensibilidad Química Múltiple (SQM). Personas como Eva.

 

A cualquiera que pisa nuestro valle por primera vez, una de las cosas que primero le llama la atención son las partículas contaminantes que flotan en el aire.

 

Pregunta para quien conozca mejor el código machote, ¿mostrar preocupación por estas cuestiones, resta virilidad, verdad? Me da la sensación de que sí.

 

“¡Pues yo llevo muchos años pegado a un teléfono móvil y no me ha pasado nada!”. De acuerdo. Eso mismo puede decirlo también mucha gente que lleva años pegada a un cigarro. La cuestión es, que no somos conscientes de los efectos de rodearnos todos a todas horas de esas ondas electromagnéticas y demás productos artificiales. En algún momento, nuestros abuelos tampoco conocían el alcance del perjuicio del tabaco, pero… ante la duda, invoquemos el principio de precaución. ¿No?

 

Cuando gozamos de salud, no reparamos en estas cuestiones, pero si nos paramos un poquito a pensarlo… En una situación así uno debe tocar la locura con la punta de los dedos, como dice Fito.

 

A los “no afectados”… ¿Nos cuesta digerir el lado negativo de tan fascinantes inventos humanos?

Cegados, no estamos dispuestos a prescindir de sus encantos.

¿Cuánto más inofensivos nos parecen estos móviles y demás cachivaches electrónicos cuando se acentúa nuestra admiración por ellos? ¿Cuánto más le cuesta admitir a un aficionado al motor, que los humos que desprende un tubo de escape son evidentemente perjudiciales? Nuestra manera de ser, en una situación así, nos lleva a adoptar posiciones defensivas y decir un… «¡Pues peor es el tabaco!». Balones fuera.

 

Afrontemos. Limitar la exposición, en parte, está en nuestra mano. Puede que ahora mismo también tengamos en la mano un dispositivo emisor-receptor.

 

La persona de la siguiente imagen somos nosotros recibiendo las ondas electromagnéticas de nuestro ordenador portátil. Las zonas más oscuras son las de mayor impacto térmico, pero el impacto de las ondas afecta a todo el cuerpo, produciendo sintomatología muy variada y de diferente gravedad. Fuente: Charla Dr. Ceferino Maestu (2020)

 

En la siguiente imagen, vemos la evolución de las ondas electromagnéticas en nuestro entorno desde el año 2000. El incremento coincide con la expansión de la telefonía móvil y las redes inalámbricas.

Fuente: Charla Dr. Ceferino Maestu (2020)

 

Siguiente imagen. Esta es la diferencia de elementos radiantes. Entre una antena de telefonía a 100 metros y el Wi-Fi de un portátil. Fuente: Charla Dr. Ceferino Maestu (2020)

Llegados a este punto, se me viene a la cabeza parafrasear al poeta Antonio Díaz y es toda una llamada a ponernos en el pellejo del otro.

-Cuando sangres lo entenderás. Y digo cuando sangres lo entenderás porque ves sangrar y no lo entiendes-

A Eva,

espero que hoy sea

un poquito más visible

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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