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Hemos sido engañados (2/2)

Ion Gallastegui

Ion Gallastegui

 

· Dietista y profesor

En la primera parte de este articulo vimos cinco de los mitos más grandes en lo que a nutrición se refiere, pero esta no es más que la punta del iceberg. Hay mucho que cambiar en esta ciencia y además dietistas y nutricionistas tenemos que luchar contra la desinformación de los medios más grandes a nivel estatal, que no hacen más que meter la pata a la hora de dar recomendaciones nutricionales, haciendo muchísimo daño. Hoy volvemos a desmontar otros cuatro mitos que siempre han estado furulando por ahí, así que vamos allá.

1. LOS CARBOHIDRATOS POR LA NOCHE ENGORDAN

Esta probablemente sea una de las creencias populares más extendidas y a día de hoy aún se sigue pensando que es cierto. Tal es la extensión de este mito que mucha gente deja de comer carbohidratos a partir de una hora por miedo a engordar, por creer que este macronutriente es el culpable de hacernos ganar peso. Lo evitamos a toda costa, incluso hay quien hace dietas bajas en carbohidrato simplemente por moda, sin saber realmente cual es la verdad detrás de todo esto. Quiero que te quedes con algo desde el principio: el motivo por el cual subes de peso no son los carbohidratos, sino un superávit de calorías. Es decir, si yo ingiero más de lo que gasto cada día, voy a subir de peso. Es pura fisiología humana, las calorías extra que el cuerpo no necesita se terminan acumulando en el cuerpo, a modo de reserva por si lo necesitáramos en caso de hambruna. Esas calorías pueden provenir tanto de carbohidratos, grasas o proteínas, aunque en el caso de las proteínas es mucho más complicado que se acumulen. En conclusión, no tengas miedo de consumir carbohidratos a partir de las 19:00 de la tarde o por la noche, ya que lo que te hace subir de peso no es este macronutriente, sino el computo de calorías total que ingieras, independientemente de donde provengan.

2. LOS ALIMENTOS ALTOS EN GRASA SON MALOS

Lo mismo pasa en el caso de las grasas, que al igual que los carbohidratos, se han demonizado durante años. Hay mucha desinformación acerca de este macronutriente y la verdad es que es ESENCIAL en nuestra alimentación. Necesitamos grasa para la formación de nuestras células y para la síntesis de hormonas entre otras funciones. Dejar de consumir grasa por el mero hecho de engordar es evolutivamente absurdo. Deberíamos diferenciar los tipos de grasa que existen y evitar en la medida de lo posible las grasas trans, las malas de la película. Los demás tipos de grasa pueden beneficiar mucho nuestra salud, en especial los que contienen ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES omega 3 y omega 6 que nuestro cuerpo no puede producir y se deben administrar mediante nuestra dieta. Lo más importante es que el ratio o equilibrio omega 3-omega 6 sea correcto, priorizando el omega 3.

Numerosos estudios durante años han demostrado los beneficios de este tipo de grasas esenciales, y entre los más importantes están que mejoran la salud del corazón, contribuyen a una buena salud mental, son buenas para la memoria, son anti-inflamatorias y promueven una buena salud ósea. Las mejores fuentes alimenticias de estos ácidos grasos esenciales son el pescado azul, las nueces y las semillas como la chía y el lino. Consumir regularmente estas grasas saludables puede hacer mucho por nuestra salud, por lo que, en vez de evitar las grasas, elige las buenas y necesarias para tu organismo.

3. EL ZUMO DE NARANJA ES MUY SALUDABLE

¿Cuántas veces has desayunado zumo de naranja exprimido o has comprado zumo de naranja 100% exprimido? Ojo con esto, ya que no es oro todo lo que reluce. Personalmente hace años siempre empezaba mi día con mi zumito de naranja exprimido, ¡qué bueno madre mía!, y con razón, porque cuando exprimimos el zumo, nos quedamos con lo más apetecible al paladar: EL AZÚCAR. Desechamos toda la fibra, la mayoría de las vitaminas y la capacidad saciante que tiene esta fruta (de hecho, es la fruta más saciante que existe). Tristemente nos quedamos únicamente con su azúcar y siento decirte que a pesar de que este azúcar provenga de una fruta, sigue siendo azúcar y tu cuerpo lo metaboliza de igual manera.

Cuando estos zumos de naranja u otros zumos se consumen en exceso, pueden promover el aumento de peso y otros problemas de salud como la caries dental y la desregulación del azúcar en la sangre, por lo que lo óptimo sería que nos comiéramos la naranja y otras frutas ENTERAS. El comerlas enteras hace que mastiquemos la fruta aumentando su capacidad saciante, además de consumir toda la vitamina y fibra que aporta, por lo que sin duda alguna es la mejor opción. No estoy diciendo que no consumas zumos de fruta nunca más, pero hazlo conscientemente sabiendo con lo que te quedas al exprimirlo. Consumir zumo no es consumir fruta.

4. LOS EDULCORANTES SIN CALORÍAS SON BUENOS

En los últimos años los edulcorantes se han puesto muy de moda como alternativa a la sacarosa (azúcar simple de mesa). Entre estos encontramos la sacarina, la sucralosa, el aspartamo y el ciclamato entre otros. Seguramente, si te paras a leer alguna etiqueta de productos “sin azúcar” o “light”, te encontraras con alguno de estos nombres. Es cierto que son mejores que el azúcar simple, pero tampoco son la solución. Bajo mi punto de vista no existe sustitutivo alguno del azúcar y lo ideal sería que reeducásemos a nuestro paladar a consumir todo alimento en su forma natural, sin tener que echarle nada para que nos guste y podamos comerlo. Hemos perdido esa “relación natural” con muchos alimentos hasta tal punto que, si no los endulzamos, no nos gustan (como ocurre con el café, por ejemplo).

La parte negativa de estos edulcorantes sin calorías es que a la larga podrían tener efectos negativos sobre la microbiota intestinal (la antigua flora intestinal), alterando la población bacteriana beneficiosa que tenemos en nuestro intestino. Aún queda profundizar en este tema, pero hay estudios que lo sugieren así. De lo que no cabe duda es que sobre-estimular al cerebro con estos sabores dulces e intensos hacen que nos terminemos acostumbrando a ellos, perdiendo el interés por alimentos con sabores reales y naturales. En conclusión, es mejor que tomes ese café o infusión con sacarina u otro edulcorante sin calorías, pero no es la panacea ni mucho menos. Deberíamos aprender a disfrutar de los alimentos en su forma natural y de no ser capaces, al menos evitar el abuso de estos edulcorantes que se venden como la alternativa perfecta al azúcar.

5 MITOS DE NUTRICIÓN · Hemos sido engañados (1/2)

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