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El nacimiento del (supuesto) Estado de Bienestar

Iñigo Zabala

Iñigo Zabala

El Estado de Bienestar surge en un momento histórico en el que se propicia el cambio social necesario e imprescindible para el desarrollo y difusión de una nueva ideología basada en una estructura estatal más intervencionista. El desarrollo tanto tecnológico como industrial condujo a la consolidación definitiva del capitalismo como sistema económico cuya finalidad última era obtener el máximo beneficio al menor costo, elevando los precios de venta de los productos. Este desarrollo del capitalismo no fue acompañado de un desarrollo social equitativo, ya que durante el ultimo tercio del siglo XIX los trabajadores vivían en pésimas condiciones y mientras aumentaban las riquezas económicas y el poder adquisitivo de unos pocos (burguesía, propietarios), la clase obrera (proletariado) sufría un grave proceso de depauperación.

El marxismo supuso un fuerte ataque hacia el poder del mercado, constituyéndose como un sistema de valores cohesionada, potente y completamente antagónico que potenciaba el poder de la lucha obrera frente a la opresión capitalista y mercantil. Frente al modelo liberal, que se estableció en esos momentos, inspirado en el laissez- faire (dejar – hacer), mediante el cual los problemas sociales se solucionaban a través del mercado y frente a los sindicalistas y los socialistas, que pretendían abolir el derecho de propiedad y socializar la riqueza, una serie de reformadores sociales postularon un espacio neutro para la intervención social sin conmociones. Nacía así el espacio diferenciado de lo social al margen de la política y de la economía. Según estas nuevas corrientes ideológicas, los problemas de la miseria y de la pobreza no debían dejarse solo en manos de la caridad privada. El objetivo era intervenir con medidas de previsión y protección social en el seno de las clases trabajadoras en nombre de la solidaridad. En esta época también se consolidó el ejercicio del sufragio universal, ya que los trabajadores se convirtieron en un importante grupo de votantes.

El año 1870, el canciller alemán Bismarck creó los seguros sociales dirigidos a abordar distintas contingencias como enfermedad, accidentes profesionales, vejez e invalidez, la creación de estos Seguros Sociales supuso un hito importante que impulsó y orientó la acción intervencionista del Estado.

Tras la Segunda Guerra Mundial se reconocen las funciones sociales del Estado como regulador de las desigualdades sociales, y la legislación social derivada de la idea de previsión social toma mayor impulso, todo esto se vio propiciado gracias al Informe Beveridge (1942) que trataba de afrontar las circunstancias de la guerra y suavizar las desigualdades sociales a través de una doble redistribución de la renta que actuase sobre la Seguridad Social y otras subvenciones estatales. Y por otra parte, la política económica Keynesiana, que consideraba la intervención estatal como regulador de las desigualdades sociales.

El Estado de Bienestar surge como parte de un acuerdo de posguerra entre el capital y el trabajo y de una estructura estatal más intervensionista que se desarrolló como un fenómeno general con diferentes matices, que fue llevada a cabo, en buena parte de los países europeos, tanto por los partidos políticos de la derecha como por los de la izquierda moderada, siendo sus más vivos defensores los gobiernos socialdemócratas.

El Estado de Bienestar supuso un avance histórico en la extensión de los derechos sociales y en el desarrollo de la ciudadanía, supuso también un cambio en el enfoque de la asistencia social. La orientación de la política social hacia la universalización del bienestar social como pauta directriz del Estado social reubicó el esquema asistencia tradicional del marco subsidiario a un plano de relevancia institucional.

El proceso histórico seguido por el Estado de Bienestar se concreta en cinco fases fundamentales: Una primera fase que se inicia en el último tercio del siglo XIX con la legislación social alemana y se prolonga hasta 1914. La segunda fase entre quedaría situada entre las dos guerras mundiales. La tercera cabría situarla después de la Segunda Guerra Mundial. Las reformas se hicieron más amplias y extensivas a gran número de países.

Aunque la pieza clave seguía siendo la Seguridad Social, gradualmente aumentó el peso de la educación, la sanidad, el empleo y la vivienda. La cuarta fase de consolidación y reorganización, que abarcaría desde 1950 hasta mediada la década de los setenta. Es importante destacar la universalización del sistema de Seguridad Social y de los Servicios Sociales y la coordinación e integración de los sistemas precedentes. La última fase se inicia con la crisis del Estado de Bienestar, que se da tras la crisis del petróleo de 1973 que situó el papel del Estado de Bienestar en el centro del debate político y académico hasta nuestros días. Esta crisis puso en evidencia la distancia entre modelo de Estado Social deseado (marco político) y el modelo de crecimiento capitalista (marco económico) y se utilizó para desmantelar ciertos derechos sociales. La incapacidad del Estado de Bienestar para hacer frente al incremento del gasto público y por tanto para hacer efectivos los derechos sociales en los que se fundamentaba sirvió de excusa para poner en tela de juicio su legitimidad.

Y así, hasta hoy.

* Iñigo Zabala (Durango, 1976) es trabajador social, mediador familiar, con Máster en Intervención Social y Doctorando en Estudios para el Desarrollo (EHU)

 

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