EAJ-PNV, 120 años por la senda correcta

Iñigo Landa

Escribamos la historia hacia atrás. Verano de 2015. Jamás el nacionalismo vasco representado bajo las siglas EAJ-PNV había conseguido semejante representación institucional como la de ahora. Sin olvidar que la formación jelkide ha logrado el gobierno de las tres Diputaciones forales de la CAV, o el gobierno el de las tres de las cuatro capitales de Hego Euskal Herria, es de reseñar la participación en el Gobierno de Nafarroa. Algo inimaginable apenas hace cinco años y, máxime, con la triste ruptura de Nafarroa-BAI.

Pero, la realidad es tozuda aunque haya quién aún no la haya digerido y la mayoría social en Nafarroa ha posibilitado un cambio ante las más rancias políticas de la derecha navarra disfrazada de una presunta foralidad nítidamente española que hablaba de «lo vasco» como quien habla de eso de «que viene el lobo». En realidad, hablaba y, desde su amarga derrota lo sigue haciendo. ¡Cuidado! ¿Que han venido los vascos! Lógicamente aderezado de los consabidos «de la mano de los filoetarras», «imponer Euzkadi» o el famoso «ahora nos gobernarán desde Bilbao»…

El caso es que no deja de ser el discurso del miedo que tantos años les ha funcionado. Nadie ha llegado a hacer nada malo de ninguna parte sino que ha sido la propia sociedad navarra la que ha dicho basta y ha favorecido un nuevo Gobierno Foral que, en lo referente a una Euzkadi Sur partida en dos, nos va a traer alegrías y buenos propósitos al conjunto de los vascos: a los de Bilbao y a los de Iruñea, a los de Gasteiz y a los de Lizarra, a los donostiarras y a los baztaneses, a los de Barakaldo y a los de Tudela. ¿Cómo se iba a olvidar de Barakaldo un bilbaíno que ha vivido desde su infancia en esa Anteiglesia? Otro hito del PNV, que, bajo la terca persistencia de su candidata ha logrado para la formación nacionalista el Gobierno de lo que entonces se denominaba «localidad fabril» tras 32 años de gobiernos socialistas. Un logro miméticamente reproducido en un feudo socialista como lo eran los Municipios de la Margen Izquierda y la Zona Minera (con la, por ahora, única excepción de la Villa jarrillera de Portugalete)

Y en este presente del verano de 2015, se ve a un PNV volcado en una nueva etapa, en lo referente a Navarra, a la reforma constitucional, al denominado federalismo asimétrico y, sobre todo, comprometido con un Pueblo que le ha dado su apoyo pero, también, también con los que no lo han hecho. Básicamente, un compromiso basado en tres pilares fundamentales: respeto, adhesión y servicio a la sociedad vasca.

Es suficiente repasar algo que pasará a los libros de historia (y a la del PNV en particular) como el Juramento de Gernika para darse cuenta que 120 años después, «Hoy como ayer, nosotras y nosotros, herederos y herederas de la organización que alumbrara Sabino Arana, y que nos reconocemos como integrantes del Partido Nacionalista Vasco, declaramos firmemente que Euskadi es nuestra Patria».

Es tan solo el extracto del primer punto del decálogo leído por el actual presidente del Euzkadi Buru Batzar, que lo podría haber leído cualquiera de los que le han precedido pero, también, cualquiera de los o las que le sucedan a Ortuzar. Y así durante otros 120 años y los que sean necesarios…

El 31 de julio de 1895 nació el Partido Nacionalista Vasco como instrumento para la construcción y liberación nacional vasca y este próximo 31 de julio de 2015, 120 años después, tras generaciones de vascos que han escrito la historia de esa organización política, se va a volver a recordar que este el presente y el futuro se presenta con fortaleza renovada porque «aspiramos a construir una Nación al formar parte de un mismo Pueblo. Siete territorios unidos por un origen común, por una cultura, por un idioma y por la voluntad de su ciudadanía de reconocer su colectividad como Nación, de ser dueña de su propio destino».

Gora Euzkadi Askatuta.

* Iñigo Landa (Bilbao, 1967) es jurista y analista político