Y después del capitalismo, ¿qué?
Rafael Hidalgo
Cada vez coinciden más analistas económicos en augurar el fin de ese paradigma económico que es el capitalismo que a su vez cerrará ese ciclo que comenzando con el Imperio Romano, siguió con el feudalismo que a su vez fue sustituido por el mercantilismo. Y el sistema venidero tiene un aspecto tal que nos hace pensar que a lo mejor nuestros descendientes añorarán al fenecido sistema.
El nacimiento y posterior desarrollo de un nuevo sistema económico a los sucedidos hasta la fecha en la historia de la humanidad que se adivina tras el horizonte, el papel de los Estados entrará en un declive cuasi total, papel que será sustituido por las grandes corporaciones que incrementando de manera importante su peso actual, que es mucho, se harán los dueños del mundo. Ahora ya está ocurriendo en buena medida esa circunstancia porque 50 grandes corporaciones mundiales están marcando el paso de la economía en nuestro planeta. Basta recordar para ello la creciente influencia que están teniendo en la economía mundial corporaciones como Apple (370.000 puestos de trabajo), la petrolera Exxon con 317.000, Google con 260.000, Microsoft con 243.000 …
Por otra parte el espectacular desarrollo de la tecnología está cambiando de forma radical el mundo laboral por los incrementos espectaculares de la productividad y la forma de dirigir los negocios, (El Banco Santander tras absorber al Banco Popular pasará 2 años después de ese hecho de una plantilla de 30.106 trabajadores a una de 14.445 a finales de este año) de tal forma que dentro de 50 años se augura que solo un 5 % de la población mundial tendrá opción a un puesto de trabajo, y así las cosas -repliegue del papel de los Estados y las grandes corporaciones multinacionales al mando absoluto del cotarro-, resulta difícil adivinar cuales serán las reglas de juego en un mundo con una economía así planteada.
Hoy ya en día los gobiernos apuntan maneras en el sentido de una bajada de pantalones – por el momento un tanto discreta – por mor de que las grandes empresas mantengan sus puestos de trabajo para mayor gloria y esplendor de los que políticamente dicen «mandar».
Incluso aquí en el País Vasco tenemos algunos ejemplos paramagnéticos de esta nueva realidad que en realidad no es tan nueva porque los «impuestos de sociedades» que realmente satisfacen por ese concepto, son de carcajada frente a lo que dice la letra sobre los mismos ya que a una normativa laxa, además de perfectamente oscura, que es campo abonado para las virguerías que en forma de ingeniería financiera hacen sus dirigentes.
A lo que iba. Petronor -cuyo consejero delegado es Josu Jon Imaz, ojo al dato- refinería de petróleo del grupo de Repsol, instalada en el valle de Somorrostro, tiene una plantilla de cerca de 1.000 trabajadores y del orden de 6.200 inducidos, es decir, bajo el punto de vista del número de trabajadores implicados una de las joyas de la corona de la industria radicada en el país.
¿Y que es lo que ocurre con sus impuestos?. Pues verán lo que opina de ellos el catedrático de Economía de la Universidad del País Vasco, Sr. Ignacio Guridi ante las manifestaciones del Diputado General de la DFB de que Petronor ingresa 770 millones en las arcas de la Hacienda de Bizkaia.
Dice el catedrático, que Petronor con un resultado de explotación antes de impuestos del ejercicio del 2.019 de 135 millones de €, la empresa ha pagado 0 (cero) euros en concepto de impuestos de sociedades y no solo eso sino que además ha recibido 7 millones de la Diputación de Bizkaia y que para unos pagos por parte de la empresa de impuestos locales de 14 millones, ha recibido 38 de subvenciones.
¿Les parece un ejemplo significativo de lo que el papel de las grandes empresas están jugando en el mundo actual ?
Y esto está ocurriendo con un gobierno autonómico que se las da de progresista. Imagínense lo que estará ocurriendo ya en aquellos otros que no tengan ningún empacho en declararse neo liberales. Así las cosas ¿qué les esperará a las generaciones venideras?