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El boceto desconocido del escudo de Elorrio

IGOR

Igor Basterretxea Kerexeta

· El elorriano Igor Basterretxea Kerexeta es historiador

Será algo más de 4 años, hacía julio de 2013, que comencé a enredar entre los libros de decretos -del siglo XVIII- de la villa de Elorrio, con la mera intención de recopilar diferentes datos e información para futuras investigaciones.

De repente, en uno de ellos (el que recopila las actas de entre los años 1738 y 1758), me llamaron la atención los folios 1 rº., 1 vº. y 2 rº., ya que se encontraban totalmente “decorados” con múltiples y breves escritos, de diferentes manos o autores -en su mayoría, cómo no, escribanos-.

De hecho, uno muy curioso es el que reza: “una mañana mi mama”; al igual que el del nombre de la villa en mayúsculas y con mayor grosor. En estos folios también aparecen múltiples firmas y hasta algunas cuentas. No hay lugar a dudas de que durante años los elorrianos que tuvieron acceso a este libro, quisieron de una u otra manera dejar su impronta en esos folios, que se debían de haber convertido ya en apuntes “en sucio” o en hojas de “garabatear”.

Libro de decretos (4)

PHOTO · Igor Basterretxea (Mugalari)

Sin embargo, mi vista, desde el primer momento, se dirigió a la mitad del primer folio recto, dónde se hallaba un dibujo o boceto del escudo de Elorrio totalmente desconocido. Y es que este escudo jamás ha sido reproducido ni mencionado en publicación o investigación alguna sobre la villa. En consecuencia, no fue tenido en cuenta cuando en abril de 2009 el Ayuntamiento decidió darle a la villa una “nueva identidad corporativa”, o cuando en febrero de 2007 el vexilólogo Juan José González realizó el estudio histórico previo, titulado “Emblemática de la Noble y Leal Villa de Elorrio”. Una pena.

El escudo, en cuestión, se encuentra dentro de un rectángulo, en el que sobre un terreno o campo florece la figura de un gran árbol, que a su vez, en la mitad de su frondoso enramado alberga un castillo o defensa muy esquematizada para la época. El mismo castillo, casualmente, que se encuentra en el escudo de la villa de la fachada del ayuntamiento. Encima del árbol y dentro aún del rectángulo hallamos un Ynri, curiosamente escrito con “y griega”. Por último, sobre el propio escudo se observa la firma de un tal Julián Gil de Jibaja, a todas luces el autor del dibujo.

Libro de decretos (2)

PHOTO · Igor Basterretxea (Mugalari)

Por ello, decidí entonces conocer algo más sobre el también desconocido Julián. Pude, inmediatamente, comprobar que el apellido Jibaja o Gibaja es aún hoy día un pueblo de Cantabria, en Ramales de la Victoria, y que esta familia levantó una casa medieval o solariega en Sepúlveda. Pero lo más curioso fue descubrir que una línea de esta familia emparenta en el siglo XV con los Gil de Hontañón, conocidos maestros canteros, cuando Diego Gil de Gibaja se casa con María de Rivera, sobrina de Rodrigo Gil de Hontañón. Lo cual nos relaciona, desde muy temprano, a la familia Gil de Gibaja con la profesión de la cantería. Y esto, como conclusión, nos coloca a Julian Gil de Jibaja, seguramente maestro cantero de profesión, en la villa de Elorrio y en pleno siglo XVIII, firmando sobre un boceto del escudo de la villa.

Para finalizar, en lo que respecta a la relación de este apellido con la villa de Elorrio, también en pleno siglo XVIII -el 12 de abril de 1772-, encontramos a Francisco Antonio Gil de Gibaja y Rada (otra localidad cántabra famosa por sus canteros), sin duda familiar directo de Julián, casándose en la Purísima Concepción de Elorrio con Doña Luisa Gabriela de Arauna y Mallea.

Luisa pertenecía a una más que influyente familia elorriana, de hecho, era hermana del vicario foráneo don Sebastián Raimundo y parienta de una importante saga de militares de renombre, como el coronel Francisco Lucas de Arauna y Mallea, famoso por su defensa de Orán en 1732; y el hijo de este, el capitán de infantería Joseph de Arauna y Mallea, autor en 1769 del libro traducido del francés “El perfecto hombre de guerra o la idea de un héroe cabal”, además de miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Los Gil de Gibaja ya estaban totalmente afincados en la villa y con este matrimonio enrolados de lleno en su sociedad. Entre beneficiados y militares, las próximas generaciones, sin duda, adquirirían los apellidos maternos y continuarían aprovechando, ahora en Elorrio, el privilegio de ser “hijosdalgo”.

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