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BIZKAIKO BIRA · Etapa 2. De Ermua a Ondarroa con el Alpino Tabira

JAVI RAYA

El pasado sábado continuamos con la Bizkaiko Bira que promovemos desde el Club Alpino Tabira. Iniciamos la marcha en Ermua, y nos olvidamos de la GR-123, para acercarnos a las cimas de esta villa. Comenzamos una subida intensa y sin descanso en fila de a uno, por senderos que recorren un barranco y rodeado de encinares y de hayas; por senderos que nos llevaran a los vigías de esta población, que dejamos; primero la cima de Artarrai (406 metros ), y segundo la cima de Urko (795 metros).

Según vamos subiendo, vamos viendo la muga entre Bizkaia y Gipuzkoa, con una fotografía de las poblaciones de Ermua y de Eibar. Esta frontera, que es una línea invisible, nos acompañará en nuestro recorrido, y se va a hacer visible, porque compartiremos puertos y cimas, entre ambos territorios históricos, empezando por Urko.

Queremos conocer las vistas que esconden el vigía de este macizo costero, que junto al otro macizo costero de Durangaldea, el de Oiz, nos anuncian y nos llevan irremediablemente hacia la costa vizcaina. Una vez en la cima de Urko miramos hacía el interior y nuestros ojos no se cansan de mirar al Mugarra (969), al Untzillatx (941), al cresterío del Anboto, y al solitario Udalatx (1120), que son parte de los montes vascos, que es una continuación de los Pirineos, que forman parte de una cadena montañosa compacta, que divide en dos partes Euskal Herria; la costa cantábrica al Norte y hacia el mar, de clima oceánico, y la cuenca del Ebro y del  Aragón al Sur, hacia las peñas y hacía el interior, de clima semi-Mediterráneo.

!Qué sensación más agradable estar entre el mar y la tierra, estar tocando las peñas del Duranguesado y estar tocando la costa vizcaina!

Desde el puerto de Ixua, los unos buscamos el sendero de la GR-121, un camino amable, y los otros buscamos un pequeño cresterío de cumbres herbosas, que recorre las cumbres de Akondia (749), Garagoitxi (701), y Kalamua (771). El buzón de la primera cima, lo encontramos a ras del suelo, como si fuera una continuación de una landa, de una cima inexistente. El segundo lo localizamos escondido entre árboles; y para acceder al buzón de la tercera cima, que la encontramos en una corona de rocas, nos espera una subida que impone un ritmo pausado, pero es que las vistas son increíbles.

Abandonamos este cresterío con la intención de dirigirnos al siguiente puerto del itinerario, el de Urkarregi, por momentos Bizkaia, por momentos Gipuzkoa, para volver a juntarnos al grupo, y continuar recorrido hacia el collado de Arnoate, que es sendero hitado y fácil de andar. Una vez llegado al collado de Arnoate, nos encontramos que es un cruce, un nudo de caminos, donde los caminantes llegan para encontrarse y llegar para separarse. La fuente y el lavadero, junto a la sombre de una encina, se convierte en un sitio obligado para el descanso.

Y retomamos la ruta y el caminar, y ya saliendo de Arnoate, pisamos el sendero del camino de Santiago, camino del Norte, y ya localizamos las balizas y escuchamos los pasos de los peregrinos. Empezamos a recorrer caminos con historia, caminos con memoria, que siempre han estado y siempre estarán.

¿Qué tendrá este decorado de montañas y de senderos permanentes, que nos escuchan pasar y que nos llevan siempre a algún lugar?

Y avanzamos hacia el caserío Zabaldegi, y ya casi tocamos el mar, y es curioso, porque tenemos la compañía de la cima de Urregarai (704), encima de Markina-Xemein, que se quiere despedir de nosotros.

Pisamos la cima de Tontorramendi (386), y vemos la línea dibujada del litoral vizcaino y guipuzcoano, y reconocemos la única forma de acercarse a una población costera, por parte de un mendizale, que es a través de la montaña; y queremos conocer la cumbre de Baraiku (341), y la ermita de Santa Kruz, dividida por la mitad  de una caprichosa línea invisible.

Y ahora sí, ya tenemos presente Ondarroa y un mar que nos espera y nos da la bienvenida; pero todavía nos queda un regalo: una balconada, una terraza hacia el mar, que es la cima de Akilla (151). Ahora sí tocamos las olas y los tejados de las casas de la villa costera. Ahora sí vemos las cimas que se quieren asomar al mar. Vemos los bosques que huelen a salitre cerquita del mar, y senderos que entran y salen alegremente del mar.

Hemos finalizado la 2ª etapa en Ondarroa y desde aquí, ya vemos el camino que nos ilumina el faro de Santa Catalina de Lekeitio, y nos acerca al final de nuestro próximo destino, que es la playa de Ogeia (Ispaster), que nos dará un merecido descanso. Y es que nosotros somos caminantes que buscan cimas, que se asoman a los acantilados, que buscamos la compañía de la mar como compañera, para recorrer los senderos y los montes de la costa vizcaina.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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