La criminalidad política en la Historia a debate en Durango
Iñaki Bazán
· Iñaki Bazán es director Científico del Centro de Historia del Crimen de Durango y profesor de la UPV/EHU
Un año más, y ya van catorce, el Centro de Historia del Crimen de Durango (khz@durango-udala.net), perteneciente al Museo de Arte e Historia de la villa, ha celebrado durante los días 3 y 4 de noviembre, en el Palacio de Etxezarreta, un coloquio con el fin de que especialistas en la materia intercambien sus investigaciones y las den a conocer a la ciudadanía. Esta nueva edición pone de manifiesto que esta iniciativa se va consolidando. Una iniciativa que las autoridades municipales de Durango tuvieron a bien acoger, apostando por la cultura, no sólo en el terreno divulgativo, sino también en el científico, y eso es algo de lo que muy pocas localidades pueden presumir. La sociedad del bienestar tiene entre sus pilares al conocimiento y la ciencia es la puerta de entrada al mismo.
La temática elegida para esta nueva edición, la número XIV, del Coloquio Internacional del Centro de Historia del Crimen de Durango se ha centrado en el análisis Del delito de lesa majestad al de lesa nación. Criminalidad política en la Historia.
El concepto de delito político no resulta fácil definir, pero desde el mundo clásico greco-latino (acciones en contra las ciudades-estado griegas o la alta traición en Roma) se puede decir que aludiría a aquellos actos contrarios a un régimen jurídico-político y a quienes lo representan. Son actos que atentan contra la estructura y el funcionamiento institucional del Estado como régimen de legalidad. Se busca subvertir el orden social y político que se considera injusto mediante diversos mecanismos, como pueden ser las revueltas, las revoluciones o los actos de terrorismo. Incluido, también, el regicidio o magnicidio para derrocar a quien ostenta (legalmente) o detenta (ilegítimamente) el poder, sobre los que la Historia ofrece numerosos ejemplos: desde Julio César a John F. Kennedy, pasando por Pedro I de Castilla, Enrique IV de Francia, Carlos I de Inglaterra, el zar Nicolás II o el archiduque Francisco Fernando de Austria. Es más, se ha reflexionado sobre el tiranicidio, justificándolo como un derecho para librarse de todo poder opresivo. En este sentido han argumentado tratadistas como Juan de Salisbury, Tomás de Aquino, Francesc Eiximenis, Juan de Mariana o Jean Boucher.
Pero el ámbito de los delitos políticos, no sólo incluye a los crímenes perpetrados contra el Estado, también recoge los crímenes desde el Estado contra la ciudadanía. Se producen cuando el Estado se vale de sus órganos (administración de justicia, servicios de inteligencia…) y agentes (ejército, policía…) para perseguir la práctica o demanda de determinados derechos y libertades que la ciudadanía considera legítimos, pero que el Estado por razones de índole política los considera delictivos y los persigue con secuestros, torturas, asesinatos, etc. En definitiva, se producen actos de terrorismo de Estado, pudiendo ir más allá y cometer delitos de lesa humanidad, pogromos o genocidios.
Aún cuando los delitos políticos pueden encontrarse en todas la épocas, como se evidencia, por ejemplo, a través de los mencionados casos de magnicidios, hay períodos de la Historia en los que adquieren un especial protagonismo y resonancia, como ocurre en la contemporaneidad, cuando las sociedades toman una textura organizativa eminentemente civil y política. Basta con repasar algunos hitos de la propia Historia contemporánea de España para comprobarlo: la transición del absolutismo al liberalismo, la Dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil (con delitos de lesa humanidad como fueron los bombardeos de Durango, primero, y de Gernika después) o el franquismo.
En definitiva, el universo histórico de los delitos políticos es sumamente amplio y requiere de estudios y síntesis en clave comparativa y genealógica que permitan adquirir la riqueza de matices de los mismos para su mejor comprensión y explicación. Por ello el objetivo del XIV Coloquio Internacional del Centro de Historia del Crimen de Durango fue ofrecer un escenario de debate y contraste científico de la investigación sobre una materia tan compleja como es el delito político, considerado en su variedad y desde una perspectiva diacrónica, comparativa e interdisciplinar que permite enriquecer el análisis.
En este debate han querido tomar parte especialistas de muchas universidades: de Pau (Francia), de Toulouse (Francia), de Burdeos (Francia), de Gieben (Alemania), de Cartago (Túnez), de la Pompeu Fabra de Barcelona, de la Autónoma de Barcelona, de Cantabria, de Zaragoza, de Castilla-La Mancha, de la Complutense de Madrid, de la Universidad Pública de Navarra y, por supuesto, del País Vasco, Euskal Herriko Unibertsitatea. Así hasta completar una veintena de ponentes y comunicantes que han buscado un hueco en sus complicadas agendas docentes para acercarse hasta Durango.
Entre los muchos temas que se han expuesto y se ha debatido están: la justificación legal y teológica del tiranicidio y del regicidio; el crimen de lesa majestad en el Sacro Imperio Romano Germánico; los levantamientos políticos en Vizcaya y en Cataluña contra la monarquía hispánica durante el siglo XVII; la violencia política durante la Segunda República en Navarra; los objetores e insumisos al ejército en la España de la segunda mitad del siglo XX; el genocidio en Indonesia entre 1965 y 1967; la persecución de los gitanos en la Edad Contemporánea; el complot organizado por los alaveses Añastro e Izunza para asesinar al príncipe de Orange en 1582…
Tras las sesiones expositivas de la mañana y de la tarde llegaba el turno del coloquio. Los debates e intercambios de opiniones surgidos hacían que el coloquio se alargara más del tiempo inicialmente asignado, lo que pone de manifiesto el grado de interés por debatir entre los especialistas y, en el caso de los jóvenes investigadores, de poder acceder a ellos directamente. Pero también muestra la oportunidad aprovechada por el público asistente (lego en la materia, pero con interés por los temas tratados) para preguntar y plantear sus dudas a los investigadores.
En el XIV Coloquio Internacional del Centro de Historia del Crimen de Durango también hubo cabida para disfrutar del magnífico patrimonio histórico-artístico de la villa y de su rica gastronomía. Así, con el inestimable apoyo de la Oficina de Turismo, se organizó una visita guiada por la villa, que dio comienzo en el palacio de Etxezarreta, donde, entre otras cosas, se pudo contemplar la maqueta que reconstruye el Durango del siglo XV; continuó por la basílica de Santa María de Uribarri, con su espectacular atrio, la torre de Lariz…; y finalizó en la ermita de la Vera Cruz, donde la cruz de Kurutziaga causó gran admiración.
El gran esfuerzo que supone organizar eventos de esta naturaleza queda recompensado cuando los congresistas y el público asistente nos manifiestan haber quedado satisfechos por el nivel científico del coloquio y por haber tenido la ocasión de conocer y de disfrutar de la villa de Durango; y cuando se comprueba también su repercusión entre los medios de comunicación y entre la comunidad universitaria. Aquí tengo que dar las gracias, como no podía ser de otra manera, al estupendo personal del Museo de Arte e Historia de Durango, que con su dedicación hacen que todo se un poco más fácil.