Ante el tan deseado alto del fuego en Palestina
ANIS HAWARI
· Economista de Durango
Ante el tan deseado alto del fuego, nos invade una mezcla de sentimientos, por un lado, de alivio por el parón de la matanza y por otro de tristeza por la destrucción y las pérdidas humanas. El acuerdo del alto el fuego es fruto de la firmeza del pueblo palestino y su resistencia durante más de 15 meses y del fracaso e incapacidad de Israel en lograr sus objetivos y también de la presión de las movilizaciones populares internacionales que mostraron solidaridad con Gaza, apoyaron a nuestro pueblo y contribuyeron a exponer y desenmascarar la ocupación y detener su agresión.
Los gazatíes se alegran porque han parado las matanzas y ha cesado el sonido aterrador de aviones y ahora buscan vida dentro de tanta devastación, dolor y la pérdida material y de seres queridos. Quieren mostrar que siguen en su tierra. Pondrán tiendas encima de las ruinas de sus casas.
Lo más urgente es hacer frente a la hambruna, frío y la rehabilitación del sistema sanitario. Entrada de ayuda alimentaria, combustible, medicamentos, maquinaria y materiales de construcción.
La meta final de la población palestina es el retorno a sus hogares, recuperar su tierra y ejercer su derecho a la libertad y a la autodeterminación en su tierra. Para ello el pueblo palestino ha tenido de hacer frente al sionismo a lo largo de casi un siglo y medio. El sionismo nace en Europa como respuesta a la represión contra los judíos sobre todo en la Rusia zarista y el antijudaísmo extendido en toda Europa. Sionismo no es igual que judaísmo. El judaísmo es una religión mientras el sionismo es una ideología nacionalista que cree que en un estado nacional para los judíos y solo para judíos. Es una ideología supremacista y racista ya que solo acogería a los judíos relegando a los no judíos al destierr o al apartheid y como tal solo es posible lograr tal Estado recurriendo a la violencia. Para realizar esta pretensión tienen que desplazar por la fuerza a la población autóctona y hacerse con su tierra inventando una sátira de mentiras mitológicas que le sirven de excusas.
A principios del siglo XX, la elección de los sionistas cayó sobre Palestina como destino de dicho Estado. Como los judíos presentes en Palestina no eran capaces de llevar a cabo el proyecto de la creación de un estado judío, el movimiento sionista se alió con las grandes potencias europeas del momento que vieron en la implantación de un estado judío en Palestina una herramienta que les serviría para el desmembramiento del mundo árabe y provocar una desestabilización permanente de Oriente Medio con el objetivo de controlar los pasos marítimos y explotar sus recursos. No es casualidad la elección de palestina por su situación estratégica separando Oriente de Occidente árabe, siendo una de las zonas más estratégicas del planeta.
Gran Bretaña ocupó Palestina en 1918 a raíz de la Primera Guerra Mundial e implementó una política tendente a la creación de un estado para los judíos en Palestina, sin consultar a la población autóctona palestina, permitiendo la inmigración judía desde Europa y posibilitando la creación de un núcleo de estado judío formando, entrenando y armando las bandas militares judías.
La resistencia de la población palestina no se hizo esperar comenzando tempranamente en los años ochenta del siglo XIX y siguiendo hasta nuestros días, pasando por la gran revuelta palestina del 1936 contra Gran Bretaña y la masiva inmigración europea judía y tratando de hacer frente a los proyectos de partición de Palestina que culminaron en 1948 con la creación de estado judío de Israel, sin que se cree el Estado palestino prometido por la ONU y provocando la Nakba con la expulsión de cerca de un millón de palestinos, la ocupación del 72% de la palestina histórica y la destrucción de cerca de 550 pueblos y ciudades y la pérdida de la patria, las pertenencias y la aparición del fenómeno de refugiados palestinos y los campamentos de refugiados palestinos diseminados por los países árabes limítrofes. Todo ello en complicidad con Gran Bretaña y el terrorismo de las bandas judías entrenadas y armadas por occidente y que provocaron numerosas matanzas de civiles inocentes palestinos.
Viendo con horror el resultado de la Nakba, la ONU decreta el derecho del retorno de los refugiados palestinos y su indemnización que tampoco se ha cumplido y crea la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos, la UNRWA. Confirmando el carácter expansionista de dicho estado, en 1967 ocupa el resto de la Palestina histórica junto a las alturas del Golán. Hoy en día vemos como el sionismo trata de expandirse no solo en Gaza, sino también en Cisjordania, Líbano y Siria.
La guerra contra Gaza ha desenmascarado a Israel y al Occidente imperialista en varios aspectos. Ha desenmascarado la doble vara de medir en cuanto por un lado a la aplicación del derecho internacional y el derecho de los pueblos a la resistencia. Ello se refleja en el distinto trato entre lo que ocurre con la ocupación israelí de Palestina y la ocupación rusa de Ucrania. Se refleja también en el distinto tratamiento informativo y las mentiras difundidas y en la posición de los políticos europeos que miran para otro lado cuando se trata de Palestina.
Nos indigna un holocausto que no conocimos, pero nos callamos ante un genocidio televisado en directo. Por lo menos los alemanes trataban de ocultarlo, pero los sionistas se jactan públicamente de ello. Las victimas del holocausto son los que cometen el nuevo holocausto con una interminable sed de sangre.
En resumen, el sionismo solo conduce al apartheid y al genocidio. Para conseguir la paz tenemos que acabar con el sionismo de la misma forma en que acabamos con el fascismo y el nazismo. Hay que mantener la presión internacional ante la posibilidad de que Netanyahu maniobre para seguir su agresión criminal. Llamamos a los pueblos libres y a los movimientos de la sociedad civil a seguir con sus manifestaciones para presionar a los políticos con objeto de contribuir al logro de un alto el fuego definitivo en Gaza, detener la agresión contra Cisjordania, llevar a los criminales sionistas ante los tribunales, imponer sanciones contra Israel, aplicar el boicot contra la venta de armas y la compra de productos israelíes y suspender la cooperación de todo tipo y las relaciones diplomáticas con Israel hasta tanto se logre el fin de la ocupación de las tierras palestinas y que el pueblo palestino logre la libertad y la autodeterminación.