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5 consejos para que el amor sobreviva al verano

Jon Fernández

Jon Fernández

· Psicólogo

 

BÁSICA MENTE · Hace tiempo que sabemos que el verano es la época del año donde hay más separaciones. No es difícil adivinar por qué. Pasamos más tiempo juntos y aquellos asuntos que no están resueltos aparecen desde las sombras para amenazar el vínculo. No es que en verano las cosas se estropeen más, es que durante el año, por esto de la rutina, vamos tirando y tirando, sin espacio ni energía para esto que necesito hablar, o ignorando esto otro que siento. Con las vacaciones, ya es impetuoso “actualizar el sistema” y todos sabemos que puede ser un proceso difícil y doloroso.

Por ello, y con el objetivo de que no solo vuestras parejas sobrevivan a las vacaciones sino que las disfrutéis, voy a dar algunos consejos para mantener un vínculo amoroso saludable. Si estás buscando frases hechas o canciones de Malú, es el momento de que dejes de leer.

 1.- Nadie tiene la responsabilidad de hacernos felices, pues la felicidad, en un sentido estricto, es un estado interior que depende de uno mismo. Evidentemente el amor es una fuente de dicha a veces. La ternura, la complicidad o la intimidad son elementos que nos dan momentos felices, pero no LA felicidad. Cuando ponemos en el otro toda esa responsabilidad, cuando pretendemos que alivie todas nuestras penas y haga realidad todos nuestros anhelos, renunciamos a un poder que es nuestro y que nos corresponde. Y lo que es peor, puede ser una carga excesiva. Un exceso de expectativas puede ahogar el amor.

 2.- No confundamos más intensidad con más amor. Muchas personas creen que el amor, para ser real, tiene que revolverles intensamente las entrañas. Todo el tiempo. Buscan, más o menos conscientemente, un amor dramático. Quieren que su historia sea una historia de película, siempre en su clímax de emoción. Quieren vivir completamente locos por el otro, siempre deseando, siempre insaciables. Si, por lo que sea, consiguen una pareja estable, equilibrada y que amenaza con “aburrirles” con una relación saludable, la sabotearán encontrando mil y un problemas y escenificando múltiples dramas. Pues han aprendido que drama es igual a amor, y que más drama es más amor.

3.- El buen amor significa amor a lo real. Es decir, cuando eliges a alguien tienes que ser consciente del ser humano distinto que tienes delante, con sus valores distintos, con su familia distinta, su historia distinta, sus necesidades distintas. Idealizar el amor y luego pretender que nuestra pareja interprete el papel de príncipe o princesa prometida es una receta para el dolor. No se puede amar a nadie sin hacer también un hueco para sus sombras. Esto no quiere decir que no puedas tomar decisiones y dejar situaciones o personas tóxicas o dañinasLo que quiere decir es que tú no eres perfecto y nadie lo será para ti.

4.- En el amor tiene que haber igualdad. Cuando A y B se conocen, ponen en marcha esquemas de relaciones inconscientes. Su actitud y lenguaje corporales activan una forma de comportarse en el otro. Así, A puede activar en B su lado salvador, por ejemplo, o su lado cuidador. Pero cuando B cuida demasiado a A, lo que ocurre es que A se va sintiendo más débil y dependiente hasta el punto de que tenga que alejarse de B para poder recuperar su independencia y seguir creciendo.

En las parejas tiene que haber un equilibrio rico y positivo entre dar y recibir. No debemos dar más de lo que podemos ni más de lo que el otro puede devolver conservando su dignidad. Muchas relaciones terminan por estropearse porque una de las partes se siente deudora. Está constantemente recibiendo más de lo que quiere o puede devolver y eso la sitúa en una posición desigual e inferior. No puede hacer frente a la deuda y eso rebaja su propia sensación de valor personal. Del mismo modo, la parte acreedora, la que da más, siente que no es compensada por sus sacrificios y puede situarse por encima, con derecho a hacer exigencias o a controlar la relación. Estos escenarios, inevitablemente crearán conflictos y luchas de poder que terminarán por desgastar la pareja.

5.- La pareja es un lugar de crecimiento. La relación que nutre a las personas, aquella que hace sentir a sus miembros afortunados, es aquella que permite el crecimiento. La pareja es ante todo confiar en tener un compañero en el camino, un saberse acompañado en las dificultades de la vida. El buen amor sabe que todos estamos luchando por ser felices, haciendo frente al dolor, la enfermedad, la muerte y el desconsuelo pero también disfrutando del viaje, de la maravillosa aventura. El buen amor tiende la mano y dice, “yo también voy”.

Jon Fernández, psicólogo y autor de este artículo, estará impartiendo semanalmente el curso “Psicología del amor, la vida y la muerte” en Iurreta a partir de septiembre, durante dos meses. Si estás interesada o interesado escribe a anderebide@gmail.com. Las plazas son limitadas y el año pasado se completaron todas.

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