25 años dando visibilidad a la infancia
Julián Ríos
Hoy, 20 de noviembre se cumplen 25 años de la firma de la Convención internacional sobre los derechos del niño y la niña. Es una fecha tremendamente importante porque por primera vez son objeto de derechos y no simplemente sujetos pasivos de los mismos. Se equipara en derechos a las niñas y los niños respecto a las persona adultas. Además, el tratado internacional es ratificado por el mayor número de Estados. En a actualidad, ha sido ratificado por 191 de los 193 reconocidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Todos los Estados con la excepción de los Estados Unidos de América y Somalia.
La diferencia entre declaración -como es la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 48- y convención, es que en esta última, los Estados participantes adquieren la obligación de garantizar su cumplimiento, y adaptarlo a sus legislaciones internas.
A principios del milenio tuve la enorme fortuna de ser cooperante internacional. Primero estuve en Nicaragua, a raíz del que fuera uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en la era moderna, el Huracán Mitch, que devastó el país. Dos millones de personas en Nicaragua fueron afectadas directamente por el huracán. Estuve en los campos de refugiados, vi las condiciones de vida de las familias y sobre todo de la infancia.
| «DESDE AQUEL MOMENTO YA NO FUI EL MISMO» | Meses después estuve en Venezuela, en un proyecto de acogida de niños y niñas y adolescentes. Mi experiencia allí fue tan impactante, que desde aquel momento ya no fui el mismo, y ya no volví a ver el mundo de la misma manera. Yo que venía de trabajar con chavales en tiempo libre… unos diez años de experiencia en campamentos… talleres…. Y lo que vi allí no tenía parangón. Yo que venía de saberlo todo del mundo de la infancia y adolescencia… yo que venía de ser un deportista de élite con mis medallas a nivel nacional e internacional… de repente era alguien muy pequeñito, desprovisto de herramientas para entender esa realidad oculta para mí.
Conocí en primera persona a niños y niñas maltratadas, pero un maltrato tan descriptivo como que, por ejemplo, no había ni dos centímetros de la piel de aquella niña sin marcas de aquel palo de clavos que había rasgado su cuerpo y su corazón…
Conocí lo efectos de la desnutrición, menores de 12 años con cuerpos de 7, conocí niños y niñas violados, prostituidos, abandonados… En fin, una realidad que para mí era ajena y que me cambió. Aprendí mucho de esos compañeros: Fui a enseñar y me enseñaron lo que era la vida.
Un año después viajé a otro proyecto en Venezuela con Unicef. Entonces, se estaba implementando la LOPNA (ley orgánica para la protección del niño, niña y del adolescente). Era la adaptación en la legislación venezolana de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CIDN), del que hoy se cumplen 25 años.
Viajé por todo el país implementando la ley con mis compañeros y compañeras de trabajo, dándola a conocer. Tenía un sistema integral de protección, y trabajamos codo con codo con municipios, gobernaciones y sobre todo con la sociedad civil. Diseñamos las defensorías de las niñas y niños y de adolescentes, y las implementamos. Fue algo espectacular, la experiencia, la vivencia, su gente, sus ONG, sus barrios, los indígenas…
| NO ES NECESARIO IR TAN LEJOS | Somos muchos los que en aquellos años fuimos cooperantes, íbamos a “aportar” y “conocer” realidades diferentes. ¿Pero es necesario irnos tan lejos hoy en día para toparnos con situaciones críticas? No hay más que ver, en estos tiempos que nos invadenlos datos de exclusión social, los umbrales de pobreza en la infancia…hoy, para aportar y conocer, no tendría que irme tan lejos. Lo tengo aquí al lado, y veo en primera persona las necesidades básicas de la infancia.
Por todo ello, es un aniversario agridulce, ya que si hacemos balance, tanto en el Estado Español como en Euskal Herria, los datos relativos a la infancia y adolescencia en calidad de vida han caído estrepitosamente.
Hoy es un día para la reflexión, los niños y las niñas no tienen muchos altavoces sociales que denuncien la situación por la que están pasando, son en muchos casos, los invisibilizados de la exclusión, hoy, es un día para hacerlos visibles.
*Julián Ríos (Durango, 1973) es educador