A mi hermano Jon
Miren Barcena Amezua
Excepto los eternos campos, nada parece cambiar. Mis memorias son fugaces; la tierra una seca promesa de vida.
Allí a donde mires, allá donde has dejado tus manos hambrientas sobre la fruta, nadie parece saber de ti. Es lejana la poca memoria y tan súbita su aparición. Aquí, allí o en cualquier lado, crecen días sobre las montañas, e incapaz eres de despertar. Solo quédate un momento.