Pepe Rubianes, que estás en los cielos
«Pepe Rubianes, que estás en los cielos, vilipendiado sea el trabajo; venga a nosotras el comer, el beber, el reír, el follar y el volver a empezar si nos hemos quedado cortas…».
«Pepe Rubianes, que estás en los cielos, vilipendiado sea el trabajo; venga a nosotras el comer, el beber, el reír, el follar y el volver a empezar si nos hemos quedado cortas…».
» Me encanta la gente que siempre nada contracorriente. Cuya mera existencia es un acto de total y absoluta libertad. Que viven al margen de convencionalismos y normatividades, de dimes y diretes. Que no aspiran a tener una casa grande, un coche grande, un trabajo bien remunerado. No contratan hipotecas, suelen vivir de alquiler o de okupas, o moviéndose de un lado para otro. Intentan trabajar lo mínimo, porque no necesitan tener, anhelan ser».
«Toda persona que depende de un salario es potencialmente pobre. Leí esta frase en un muro de Facebook hace unos días. Me trajo a la memoria una charla que presencié hace ya unos años».
«¿Independizarnos? ¿De quién? Yo me quiero independizar de la España que huele a púlpito, Varón Dandy y rancho cuartelero. Y de esa España en Hego Euskal Herria hay para dar y tomar».
«No soy de bestsellers. Pero me acabo de despachar el último libro de Toti Martínez de Lezea, Llanto en la tierra baldía. No está Toti entre mis autoras de cabecera, y es el primer libro suyo que leo. Pasaba por mis manos, le eché un vistazo a la sinopsis y me lo merendé en tres tardes».
«Yo a tu edad ya trabajaba.
No te quejes, que tú, por lo menos, tienes trabajo.
Tu tía está muy enfadada contigo porque ahora no estás trabajando.
Si quitasen la prestación por desempleo ya verías como todo el mundo encontraba trabajo.
Yo no puedo hacer huelga porque tengo hijos».
«El próximo día 29 cumpliré 40 tacos de calendario. Los mismos que la Constitución vigente del Reino de España. Que a pesar de aprobarse en referéndum el 6 de diciembre de 1978, no entró en vigor hasta el día 29 en el que fue publicada en el BOE. Y ese mismo día nací yo. Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor».