Leopoldo, el gigante de Durango
«No he visto a nadie con más curiosidad, más vocación divulgadora, más trabajo de hormiga, más capacidad de innovación, más crítico, con razón, de la burocracia creciente y sin alma que le hacía esperar en las antesalas, ni a nadie más enamorado de su pueblo. Di cuenta de la última comida en Durango con él, ya en silla de ruedas, y con un grupo de gentes que seguíamos con respeto e interés sus iniciativas».