‘LOS HERMANOS GOIKOETXEA URRUTIA · El cenit de una familia elorriarra entre los siglos XVIII y XIX’
Igor Basterretxea Kerexeta
Historiador
Lo que aquí vamos a referir es un ejemplo más, de tantos, de la emprendedora historia de las familias vascas, en general, y de las elorrianas, en particular[1]. Al igual que allá por el año 2004, en mi libro Elorrio-Sevilla, mercaderes elorrianos en Sevilla durante los siglos XVI y XVII, explicaba el ascenso imparable de una serie de familias elorrianas -Arespakotxaga, Urkizu, Berrio, Lekerika, Otalora o Iturri, entre otras- en pocas generaciones, desde su origen baserritarra hasta llegar a ser grandes mercaderes intercontinentales, caballeros de diferentes órdenes militares y/u ocupar cargos administrativos estatales de primer orden; vaya aquí, y ahora, otro ejemplo más de familia emprendedora vasca, natural de Elorrio, aunque algo más tardío en el tiempo -a caballo entre los siglos XVIII y XIX-.
En un periodo, por lo tanto, especialmente muy convulso desde los puntos de vista socio-económico y político, de un paso adelante y dos atrás, con la revolución francesa, el imperio napoleónico, el congreso de Viena y las revoluciones liberales de las décadas de 1820 y 1830 a nivel europeo -si bien de consecuencias mundiales-; y la Guerra de Independencia, el inestable reinado de Fernando VII y la primera guerra carlista en lo que a España y al País Vasco, más concretamente, se refiere.
EL ORIGEN DE LA FAMILIA
Si bien en el barrio de Iguria, en Elorrio, existe una casa solariega de nombre Goikoetxe; en este caso, el origen del apellido Goikoetxea y, en consecuencia, de nuestra familia protagonista debió estar en Ezkurra -Navarra-, ya que así lo atestiguan sus expedientes de hidalguía.
Posteriormente, un primer Miguel de Goikoetxea, nacido en Leitza -Navarra-, se traslada a Gipuzkoa -exactamente a la villa de Tolosa- con motivo de su boda con María de Kerexeta. Tan solo un año después, en 1703, nace el abuelo paterno de nuestros protagonistas -un segundo Miguel, Miguel de Goikoetxea y Kerexeta-, quien, al igual que su padre, cuando contrae matrimonio en 1731 con María Joaquina de Irusta y Bengoa -joven vecina de Elorrio a punto de cumplir los 20 años-, se desplaza a la villa de su esposa.
Un hijo homónimo -Miguel de Goikoetxea e Irusta, nuestro tercer Miguel-, nacido en 1743 ya en Elorrio, casará a los 26 años -en enero de 1770- con María Josefa de Urrutia y Azula[2], una joven elorriarra, casualmente, también de casi 20 años. Ambos serán los padres de la prole que, enseguida, describiremos: una generación de hermanos que llegó a ocupar diferentes cargos militares y administrativo-políticos, principalmente a nivel estatal, muy altos para la época.
Pero, primero, retengamos como los dos últimos Migueles, padre e hijo, en tan sólo dos generaciones y seguramente en unión a sus contactos familiares más cercanos en la villa vizcaína, ya habían conseguido una posición más que interesante en la misma. De hecho, sabemos que el segundo Miguel -Goikoetxea Kerexeta- fue miembro de la antiquísima Cofradía de la Purísima Concepción en la villa, y que el tercero -Miguel Goikoetxea Irusta- ocupó la alcaldía de Elorrio en 1800 y el cargo municipal de regidor capitular en 1803. Desde luego, el primer escalón para que sus descendientes continuasen ascendiendo estaba superado.
EL PROTECTOR, CONSUEGRO DE GOYA
Sin embargo, para poder entender el fulminante ascenso de toda una generación familiar desde Elorrio hasta, como enseguida veremos, los puestos más increíbles a lo largo de todo el Reino, debemos considerar otros contactos familiares o de parentesco más importantes. Y es ahí donde entra la figura de Martín Miguel de Goikoetxea, un navarro nacido en 1755 en Alsasua que se había convertido, desde el punto de vista económico, en un poderoso hombre de negocios dentro del sector textil en Madrid[3] y, desde el social, en consuegro del mismísimo Francisco José de Goya y Lucientes, grandísimo pintor de ese periodo histórico. De hecho, el autor de obras tan célebres y variadas como Los fusilamientos del 3 de mayo o La maja desnuda, retrató a toda su familia política, desde al consuegro Martín hasta a la esposa de éste, Juana de Galarza, pasando por las hijas de éstos, Manuela y Gumersinda, esta última, su nuera.
Pero, curiosamente, el pintor también retrata a uno de nuestros famosos hermanos -Juan Bautista- y a la mujer de éste, Narcisa Barañana -o Barañano-[4]. Lo que nos abre los ojos sobre esa función de protector y, a su vez, conseguidor de contactos que Martín debió de cumplir para sus jóvenes parientes elorrianos desde Madrid.
LOS HERMANOS
Vamos a descubrir, por fin, esa generación de hermanos varias veces ya mencionada a lo largo de las líneas anteriores. La componen Juan Antonio, Juan Bautista, Miguel -sobre quien no hemos hallado nada, es posible que tuviera una muerte temprana-, Gaspar, María Javiera -lamentablemente tampoco sabemos nada sobre ella[5]-, José y Mariano de Goikoetxea y Urrutia.
Juan Antonio de Goikoetxea, certificador de documentos
El hermano mayor fue bautizado como Juan Antonio Diego, en Elorrio, en el año 1770. Su vida fue, seguramente, muy tranquila en comparación con la de sus hermanos. Ocupó el cargo de cura y beneficiado de las parroquiales unidas de San Agustín y de la Purísima Concepción en su villa natal. Puesto éste que, sin duda, le sirvió para ser el intermediario perfecto -además del mejor certificador de documentos- entre sus hermanos y la villa de origen. Tanto fue así que, en 1807, encontramos su nombre en una certificación de la partida de bautismo y nacimiento de su hermano Gaspar, acaecida en 1780.
Juan Bautista de Goikoetxea[6], el elorriarra retratado por Goya
El segundón vino al mundo dos años después que Juan Antonio, el día 30 de octubre de 1772. Respecto a su vida profesional, siempre relacionada con la administración estatal y la política, tan sólo un día después de cumplir los 20 años, el 31 de octubre de 1792, fue admitido de meritorio sin sueldo en la Secretaría de la Junta Suprema de Comercio y Moneda con sede en Madrid.
En esta misma Secretaría, un año y casi un mes después, el 24 de noviembre de 1793, se le proponía en tercer lugar en la terna para la plaza de 3.er oficial entretenido Jurado; y de entonces a casi otros tres años más tarde, por Real Decreto del 11 de agosto de 1796, obtenía el puesto supernumerario de oficial entretenido Jurado en la mencionada Secretaría. Y allí, en la capital, permaneció y continuó en el desempeño de estas funciones, con algunos ascensos más todavía de por medio, hasta que, en 1808, con motivo de la invasión francesa, fue trasladado a Andalucía y a otra Secretaría.
Ya maduro, con prácticamente 38 años, el 4 de septiembre de 1810 y por nuevo Real título expedido en Cádiz, se le designó oficial archivero de la Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra en lo concerniente a Indias. Después, a raíz de su nombramiento como oficial directo de la Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra, esta vez por Real Decreto de 10 abril de 1812, fue ascendiendo de grado dentro de esta Secretaría hasta 1822, en que fue separado de dicho destino el 17 de noviembre del mencionado año.
Además, Juan Bautista de Goikoetxea y Urrutia, a partir del año 1814, añadió a su larga carrera administrativa en diferentes Secretarías de Estado y a sus logros en las mismas, la gestión política y el servicio a la provincia de Bizkaia. Así fue designado, por aclamación, para el cargo de regidor, función que desempeñó durante el bienio de 1814-1816. Y, posteriormente, en las elecciones generales de mayo de 1820 resultó elegido diputado suplente a Cortes por Bizkaia[7].
Por último, y, ¡cómo no!, también por Real Decreto expedido el 12 de septiembre de 1815, sabemos que sumó a su, ya de por sí, largo historial el título de caballero pensionista de la Real Orden de Carlos III. ¡Un buen colofón!
Gaspar de Goikoetxea[8], primero ingeniero militar y luego político
El nombre completo de nuestro tercer protagonista, aunque cuarto hijo en la sucesión, fue Gaspar Melchor Baltasar, normal teniendo en cuenta que nació el día 5 de enero de 1780 a las 5 de la tarde y fue bautizado, por el beneficiado Juan Bautista de Icuza, el día siguiente -Reyes-. Hicieron las veces de padrinos, Rafael de Landaburu, natural de Cádiz, y Francisca Javiera de Amandarro, natural de Elorrio.
Con 16 años, en 1795, ingresó en el Regimiento Inmemorial del Rey en la clase de Cadete. Con su unidad tomó parte en la campaña contra Francia, en las acciones de Sanz y Olagüe, por las que fue ascendido a Subteniente de Infantería. Estudió en la Academia de Matemáticas y fortificación de Zamora, ingresando en el Cuerpo de Ingenieros en 1800. Dos años después, en 1802, fue destinado al Regimiento del Arma, entonces en creación, con el que concurrió al sitio y bloqueo de la plaza de Gibraltar, poco antes de firmarse la paz de Amiens frente a los británicos.
Tomó parte activa en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Su primer destino fue el sitio de Cádiz, lugar en el que en enero de 1811 cayó prisionero de los franceses, que le condujeron, primero, al depósito del Retiro en Madrid, donde despreció todos los ofrecimientos de que se pasase al bando del Rey José, y luego a Segovia, emplazamiento del que se fuga, consiguiendo llegar a Sevilla en marzo de ese mismo año. Una vez ahí, la Junta Suprema le encarga las obras de defensa de la capital hispalense, ya como Teniente Coronel de Ingenieros. En los años 1813 y 1814 sigue interviniendo de lleno en la guerra, ahora integrado en el Ejército que invade Francia, penetrando hasta Toulouse, después de haber establecido un puente sobre el río Garona.
Posteriormente, contribuye al establecimiento de una línea fortificada en la defensa de Cádiz, pero será en la batalla de Bailén donde destacará, tanto en la construcción de baterías como, posteriormente, en el heroico ataque con la mitad de su Compañía de Zapadores a las líneas francesas, trayendo hasta sus líneas un cañón enemigo. Por esta acción se le recompensó con la Cruz de San Fernando de 1ª clase, concedida por Real Cédula de 14 de noviembre de 1815. Por si fuera poco, un año antes, por otra Real Cédula de 20 de septiembre de 1814, también había sido nombrado Caballero de la Orden de Santiago y comendador de Biedma en dicha Orden.
Finalizada la guerra, entre los años 1815 y 1820, estuvo destinado en el Museo Militar; y en 1823, tras el final del trienio liberal y los famosos 100.000 hijos de San Luis, estando en Jaén, proclama a Fernando VII como Rey absoluto, manteniendo el orden en la plaza.
Ya con 60 años, una vez abandonada su carrera militar, se centra en la política y se convierte en senador por Toledo durante los años 1840 y 1841, ocupando la plaza dejada por el marqués de Malpica[9]. Durante este tiempo sabemos que posee en Toledo dos casas labradoras, una, camino a Alicante, y otra, camino a Valencia, lo que nos indica su paso también a la función de terrateniente; y unas casas principales en la plazuela del Duque, en la colación -barrio- de San Juan. Sus bienes hacendísticos -las casas labradoras, viñas, olivos y entre 800 y 1.000 cabezas de ganado lanar-, tasados, sumaban la nada desdeñable cantidad de 645.000 reales de vellón[10].
Gaspar, desde luego, después de una vida muy animada, en sus últimos años, más sosegados, no debió de pasar apuros económicos. Como senador sabemos que ganaba 30.000 reales de vellón anuales y como Brigadier del Ejército -su último cargo militar- 20.000.
Nuestro tercer personaje muere el 4 de enero de 1842, justo el día anterior a cumplir los 62 años.
José de Goikoetxea, “Secretario del Rey”
Es el sexto hijo de Miguel y María Josefa. Nació en Elorrio, el día 25 de abril de 1785. La primera noticia sobre su carrera profesional la tenemos a sus 30 años, pues sabemos que entre los años 1815 y 1820 desempeñó el cargo de oficial en la Secretaría de Estado y Despacho de Guerra. Sin duda, detrás de ello está su hermano mayor Juan Bautista, quien como ya hemos visto se encontraba desde 1810 sirviendo en esa Secretaría. Durante este periodo, además, por Decreto Real de 10 de octubre de 1816, es nombrado Caballero supernumerario de Carlos III, curiosamente la misma orden de la que, desde un año antes, era caballero también Juan Bautista.
Posteriormente, con 41 años, en un aviso firmado por él mismo, fechado a 23 de junio de 1826 en Vitoria, lo encontramos presentándose como miembro “del Consejo de S.M., Secretario del Rey Nuestro Señor, con ejercicio de Decretos, Caballero pensionado de la Real y distinguida orden Española de Carlos III, Condecorado con la Cruz concedida a las Juntas Superiores de Provincia, Gobernador Subdelegado de Rentas Reales de Cantabria, Intendente del Ejército de Navarra”[11]. Lo cual evidencia que su ascenso profesional y, paralelamente, las distinciones sociales más elocuentes continuaban yendo de la mano.
Sin embargo, después de 1826, no sabemos más sobre él; ni cuándo ni dónde murió.
Mariano de Goikoetxea[12], escritor e investigador en Filipinas
Será el benjamín de la familia. Nace en Elorrio, en el año 1793, y sigue, en casi todo, la carrera militar de su hermano Gaspar, 13 años mayor que él, a quién ya conocimos como Brigadier del Ejército y Teniente Coronel de Ingenieros. De hecho, es muy posible que ambos coincidieran en algún que otro lugar a lo largo de la Guerra de Independencia, como seguramente en el sitio de Cádiz del año 1810. Así como Juan Bautista se encargó de hacer la carrera administrativa de José más sencilla, es evidente que Gaspar hizo lo propio con la militar de Mariano.
En 1809, con tan solo 16 años, ya formaba parte como cadete del Regimiento de Infantería de África y, el 30 de julio de 1810, siendo subteniente de Infantería ingresó en el Cuerpo de Ingenieros en el marco de la Guerra de la Independencia, después de aprobar, eso sí, el examen pertinente.
Durante el sitio de Cádiz realizó varios trabajos de fortificación de campaña, tomando parte en numerosas acciones, como la dirección de una salida en Puerto Real, por la que consiguió la destrucción del parapeto correspondiente a la trinchera del enemigo. El 31 de diciembre de 1812, cumplidos los 19 años, era ascendido a capitán de Ingenieros, con el grado de teniente coronel del Ejército. Posteriormente, además de la acción en el Puerto de Ollería -Valencia-, el 26 de junio de 1813, por la que ganaba la Cruz de San Fernando de 1ª Clase, concedida por Real Cédula de 24 de junio de 1816, realizaba otras muchas meritorias acciones a lo largo de la guerra contra los franceses, como en los sitios de Tarragona y Baiona -Francia-.
En 1817, estaba destinado en Navarra, desde donde posteriormente sería movilizado por varios destinos, como la Dirección General de Ingenieros. También ejerció durante algún tiempo como jefe de la comisión encargada de la investigación histórica del Cuerpo de Ingenieros en el Archivo de Indias en Sevilla.
En julio de 1827, se le destinaba a la Comandancia de Ingenieros de Filipinas como jefe de la misma, en la que estuvo hasta su pase a la situación de excedencia en 1838. En ese año era teniente coronel de Ingenieros -como Gaspar- y coronel del Ejército. En los 14 años que permaneció en Filipinas, también fue miembro de la Real Sociedad Económica de Manila, llegando a ocupar el cargo de censor en la misma.
Por si todo lo anterior fuera poco, en su etapa asiática, Mariano además fue un prolífico escritor. Este es el listado de sus obras: – Memoria sobre los caminos de la Provincia del Norte, Manila, 1829; – Memoria sobre la ocupación militar de los montes habitados por indios no reducidos, entre las provincias de Ilocos, Pangarinán, Nueva Écija y Cagayán, al N. de Manila, Manila, 1836; – Noticias geográficas, estadísticas y topográficas de las islas que componen la capitanía General de Filipinas, Manila, 1840; – Memoria de la ciudad de Manila, del terreno de sus inmediaciones y de los barrios y pueblos de extramuros, Manila, 1840; – Memoria militar sobre la plaza de Manila, extractada de la general reservada que para defensa de ésta, escribió el Coronel D. Mariano de Goycoechea, Manila, 1840.
Finalmente, regresó a la metrópoli en 1841, donde moriría cuatro años más tarde, el 30 de septiembre de 1845, a los 48 años.
Notas al pie
[1] Sobre este asunto: Alfonso de Otazu y José Ramón Díaz de Durana, El espíritu emprendedor de los vascos, Sílex Ediciones, Madrid, 2008.
[2] En lo que respecta a los abuelos maternos, sabemos que estos fueron Juan Bautista de Urrutia y Juaristi y María Antonia de Azula y Zabarte -ambos también naturales de la villa de Elorrio-. Bautista había nacido en 1722 y Antonia, un año después, en 1723.
[3] Socio de los Galarza, se casa con una de las hijas de esta familia: Juana de Galarza.
[4] El retrato de Juan Bautista se conserva hoy día en la Galería de Arte Nacional de Karlsruhe -Alemania- y el de Narcisa en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
[5] Seguramente bien colocada mediante matrimonio acordado, tras aporte de buena dote.
[6] http://dbe.rah.es/ Susana Serrano Abad.
[7] Los diputados titulares al Congreso fueron Juan Antonio Yandiola, natural de Galdames y parte implicada en 1816 en la conspiración del Triángulo -complot para asesinar a Fernando VII-, y Casimiro Loizaga, natural de Gernika y pionero del fuerismo liberal.
[8] http://dbe.rah.es/ Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño.
[9] Joaquín Fernández de Córdova y Pacheco Téllez-Girón (1787-1871), IX marqués de Malpica.
[11] http://www.liburuklik.euskadi.eus/handle/10771/26613. Fondo Ayala, 24-0041. 23 de junio de 1826.
[12] http://dbe.rah.es/ Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño.