El ser y el parecer
Rafael Hidalgo
El vestir el muñeco se ha convertido en un arte para nuestro partido-guía. Un buen ejemplo lo tenemos en esa Comisión de Ética Pública, tan largo en posibilidades como corto en hechos.
Esta Comisión que aparece como el Guadiana de tanto en tanto (año y medio desaparecida en combate, dicen que por la pandemia, como si eso nos impidiera, por ejemplo, comer) ha resuelto mediante un informe, que nuevamente no ha suscrito su Presidenta, que el hecho de que varios altos cargos de un ex-consejero de Sanidad y él mismo, hayan fichado a los dos días de su cese por una empresa multinacional con la que habían tenido una estrecha relación profesional durante su mandato, no tenía nada reseñable y lo que es más, aclara en apoyo de esa conclusión el informe exculpatorio que «el código de buena conducta se aplica a los miembros del Gobierno desde que son nombrados hasta el día de su cese», y aclarado ese principio fundacional, descansan en paz, no reparando en que la utilización de una puerta giratoria suele ser con harta y dolorosa frecuencia, una factura que se cobra por los «servicios» prestados.
Pero el derroche de cinismo no acaba ahí, no.
Sigue con la composición de esa «ejemplarizante» Comisión que llega a rizar el rizo a la hora de asignar las poltronas de la misma cuando de los cinco miembros que lo componen, tres son del Ejecutivo. ¿Les suena a ustedes aquello de que entre bomberos no hay que pisarse la manguera?