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Sobre la escasez de recursos

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Ander Zubiria

· Ingeniero de la iniciativa Durango Klima que compone junto a Leire Gandiaga y Sara de la Fuente

Hemos aprovechado este pequeño parón en nuestra actividad para investigar sobre temas de gran impacto en nuestro devenir y que se relacionen; pero sean, a su vez, distintos al de la energía. Uno de ellos y, quizás el más interesante, sea la escasez de recursos. Este problema no es que venga de unos años atrás, sino que se ha ido repitiendo a lo largo de la historia y se ha puesto de manifiesto en los cénit de las distintas revoluciones industriales caracterizadas por reformas energéticas y de comunicaciones.

La primera de ellas se dio en la antigua Roma; ya que, en contrapartida a la creencia popular, el principal motivo por el que el Imperio cayó fue la fuerte disminución de su producción agrícola al acabar con la fertilidad de sus suelos. Esta sociedad, dependiente de la madera como fuente de energía, no pudo mantener su infraestructura y bienestar social y quebró, a raíz de un colapso ecosistémico que requirió del pago de esta deuda de 500 años con los suelos de Europa. La segunda se dio, en torno a 1780, con la que es considerada la Primera Revolución Industrial que sustituyó (en menos de 200 años) la madera por el carbón. Como resultado, el nuevo modelo productivo trajo bienestar y crecimiento de la natalidad; pero también una nueva factura con el medioambiente. La última y más reciente es la del siglo XIX que la podríamos resumir en ‘electricidad, petróleo y automóviles’ y cuyas consecuencias no hace falta detallar.

Esta evolución de madera-carbón-petróleo/electricidad nos ha traído por partida triple una lección clara y que fácilmente se puede extrapolar al contexto actual: no hay avance y bienestar sin recursos energéticos, ergo, sin respeto al medioambiente y los recursos que nos ofrece. En ese sentido, nos gustaría poner en la mesa algunos de los recursos que más escasean (en esta ocasión son varios porque nos queda parte de las deudas anteriores por pagar) y que, además, a serán absolutamente necesarios:

  1. El primero y más crítico es el agua. Sin detalles, solo un dato y una consecuencia: se estima que para 2050 a dos tercios de la población mundial le afectará la escasez de agua. El agua ya cotiza en el mercado de futuros de Wall Street.
  2. La tierra. La densidad de población es cada vez mayor y la disponibilidad de terreno cada vez menor. Así que no es casualidad que China, por ejemplo, esté buscando tierras en África.
  3. La arena. Resulta casi absurdo; pero es un hecho. La arena requiere de miles de años para su creación natural y no se tiene claro si soportaría el ritmo actual de consumo, especialmente en la construcción.
  4. Los combustibles fósiles y el carbón. La razón y consecuencias las conocemos, la solución se está trabajando. Esperemos que no sea demasiado tarde.
  5. Las materias críticas. Estas no se conocen tanto; pero son estratégicas para desarrollar, por ejemplo, las energías renovables o las baterías de los coches eléctricos. De hecho, Europa ya ha identificado 30. Entre ellas el litio de las baterías, el silicio metálico de los paneles solares, el cobre de los cables o las tierras raras de los imanes.
  6. Por último, y no menos importante, el tiempo. Sí que es cierto que no sabemos con cuánto contamos; pero de lo que sí que estamos seguros es de que corre, y mucho.

 

Como veis, es más que vital el incluir esta variable dentro de la compleja ecuación que compone la transición ecológica que vivimos. Por tanto, hay que buscar alternativas a los recursos reemplazables y formas sostenibles de gestionar los que no lo son. Sin duda todas y todos queremos el bienestar de nuestros hijos e hijas; pero, ¿y si empezamos por asegurarles el porvenir?

PD: Una cita de G. Tyler Miller para quien crea que quizás exageramos un poco.

«Hacen falta trescientas truchas para sustentar un hombre durante un año.

A su vez, las truchas deben consumir noventa mil ranas,

que deben consumir veintisiete millones de saltamontes,

que se alimentan de mil toneladas de hierba».

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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