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HOY 70 AÑOS | Rosario Dinamitera, Miguel Hernández y… la cárcel de mujeres de Durango

Iban Gorriti

| Hoy se cumplen 70 años de la muerte del literato Miguel Hérnández quien escribió un poema famoso a la guerrillera Rosario ‘Dinamitera’

| La activista -que también estuvo interna en la cárcel de mujeres de Durango- salió ese mismo día que fallecía el poeta de la cárcel de Saturraran

| En 2015, se cumplen 75 años de la apertura de la prisión central de mujeres duranguesa

La guerrillera que quedó sin mano derecha con 17 años, la cerillera, la miliciana, la del estanco en el franquismo, la comunista, la madre… la glosada en el poema de Miguel Hernández que hizo internacional a esta Dinamitera. La madrileña Rosario Sánchez Mora fue eso y mucho más. La española -uno de los iconos de mujeres que plantaron cara de forma activa a Franco y sus acólitos- salió de la cárcel guipuzcoana de Saturraran con la libertad de cara el mismo día en el que el literato Miguel Hernández había fallecido de madrugada preso en Alicante. Tal día como hoy hace 70 años, enfermo en una prisión de Alicante.  «¿Qué hice para que pusieran a mi vida tanta cárcel?», le sigue preguntando el vate de Orihuela a la historia desde sus escritos heredados.

Homenaje a los muertos en la carcel durante la guerra

Rosario Dinamineta, en un acto en Saturraran, donde estaba una terrorífica cárcel de la que salió hoy hace 70 años. | PHOTO | Iban Gorriti

«¡Nos toca ahora y siempre sacar a Miguel Hernández de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo!», llegó a dedicarle el poeta Pablo Neruda.

Aquel día de 1942, Rosario se mostraba feliz por dejar atrás la cárcel vasca y sentía el luto por la muerte de Hernández, condenado de algún modo a prisión en su eternidad. Rosario Sánchez Mora no sufrió únicamente el horror de la prisión de Saturraran. También salió viva, como de la bomba que arrojó y estuvo a punto de segarle la vida, de las cárceles de Durango, de Deusto y de Orio.

Por ejemplo, los once meses que Sánchez Mora vivió presa de Franco en Durango fueron un rosario para ella. Otro tanto para las otras dos mil reclusas, e incluso niños, que el régimen franquista hacinó y dejo morir en el antiguo edificio de Nevers, hoy inexistente en la villa. El pueblo ha heredado solo el dolor y las verjas, aún en pie, en las que aún en alguna ocasión de homenaje se han declamado los versos que manuscribió Hernández: «Rosario, dinamitera/ sobre tu mano bonita/ celaba la dinamita/ sus atributos de fiera./ Bien conoció el enemigo/ la mano de esta doncella/ que hoy no es mano porque de ella/ que ni un solo dedo agita/ se prendó la dinamita/ y la convirtió en estrella».

A Rosario, según ella misma relataba en sus entrevistas, no le gustaba su nombre. Le llamaban Chacha, por la revista Muchachas, de las Juventudes Socialistas Unificadas de entonces. En un libro del autor del libro Trece rosas rojas, Carlos Fonseca, relata el paso de la guerrillera por la prisión de Durango. Por la comida de las monjas, relata Fonseca en la novela que vendió 200.000 copias y que se tituló Rosario Dinamitera, una mujer en el frente, las piernas se le llenaron de «líquidos acuosos, síntoma de avitaminosis». La cárcel se inauguró el 3 de enero de 1940, es decir, hace 75 años.

Carcel mujeres Durango en Deia

A juicio de las presas, «las peores» religiosas en la villa vizcaína eran Sor Gertrudis y Sor Paz. Solo la madre Visitación hacía gala de caridad. Chacha pasó en la prisión once meses, hasta que en 1940 devolvieron el convento a sus propietarias de Nevers. Su próximo destino fue Saturraran, donde acabaría puesta en libertad. Según la contraportada del libro, Rosario Sánchez también estuvo presa en algún momento en un supuesto penal de Orio. Quizás este dato se confundió en imprenta con el de la cárcel del chalet del terror de Orue, en Deusto, que también se cita.

 

La guerrillera madrileña regresó a Saturraran, donde solo queda una pared de aquel penal que antes fuera seminario, cuando el Gobierno vasco rindió homenaje a las 4.000 mujeres presas en aquel enclave de Mutriku. Fue el 2 de abril de 2007. Falleció un año más tarde, el 17 de abril de 2008, cuatro días antes de poder cumplir 89 años. Son ya ocho años sin su ejemplo vivo.

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