‘A Jerónimo García Sánchez (¡Ánimo, hasta vencer!)’, por Mariano Martín
Mariano Martín
De corazón a corazón
amigo, en el Amor,
estoy siempre contigo
en el gozo y en el dolor.
Por la gracia y la oración
y la gloria en su esplendor,
por haberte conocido
soy tu mismo resplandor.
Con tristeza en la emoción
vivo alegre aún compungido,
por haber sido testigo
del camino entre los dos.
Cosa nuestra es o es de Dios
que tras vernos en el Cielo tan unidos,
hacernos quiso hermanos y queridos
en la Tierra, con perdón y condición.
Hoy, que me muevo hacia el destino
del silencio y el temor,
sin estar estás conmigo
y en soledad pido favor.
Contempla pues el horizonte
el Universo establecido,
lo que aún nos queda por importe
sea despierto o de dormido.
Sé, me siento invalidado
con el cuerpo entumecido,
y en el alma un desamparo
y sé, sin ti, que estoy perdido.
El porqué hemos nacido
con dos cruces enormes,
es secreto prometido
en el Reino de los Hombres.
Le pregunto al Sueño amigo
y enemigos me responden,
es el Orden traducido
a cuestiones con desorden.
En el Libro de la Vida
grabaremos nuestros nombres,
firmaremos nuestras vidas
con las sangres en sus bordes.
En tal ciclo de los vivos
quien nos lea y quien nos nombre,
sabrá vernos y sentirnos
y hará el Amor eterno y noble.
Con mis brazos extendidos
te espero y sabes donde,
y el beso enorme y merecido
te daré cuando retornes.
Con fe, te quiero, compañero, amigo, hermano
y en uno, existimos y seguimos,
junto a Dios y de la mano
y, ¿para qué, si no, vivimos?