La parroquia de Santa María de Uribarri se construyó en el siglo XVI pegada a la torre de Arandoño, que hoy en día es el campanario de la basílica. El templo fue reformado en el siglo XVII. Tal vez es el edificio religioso más alto de Durango y cuenta con una curiosa historia casi desconocida en la villa vizcaina. 

Cuatro cigüeñas en la torre Arandoño. © Iban Gorriti

El conjunto patrimonial está ubicad en el casco antiguo de la villa y no tiene un estilo definido, debido a las dos etapas constructivas: la primera gótico-renacientista, del año 1500, y la segunda, del siglo XVII, clasiscista-barroca. Aguantó como pudo a los bombardeos fascistas contra Durango sufridos el 31 de marzo de 1937.

La basílica tiene un espectacular pórtico de madera, el mayor de Durangaldea. La estructura del techo es de madera, y el pórtico está sostenido por once pilas, nueve pilastras y los muros del templo. El coro es de la primera época, tiene un curioso techo repleto de estrellas, con las imágenes de la luna y el sol a los lados. En el altar mayor se ubica un retablo renacentista, con la imagen gótica de la Virgen de Uribarri.

La cesión de Menina Arandoño

Como curiosidad, la torre campanario fue anterior a la iglesia. Pertenecía a la casa torre de la familia Arandoño. «El himno dedicado a la virgen titulado Uribarriko y compuesto por el durangués Bartolomé Ercilla ya explica que era la casa Arandoño y que Menina Arandoño, por su devoción a la virgen, cedía la casa torre para que fuera la base de un segundo edificio anexo que se construyera como iglesia», detalla a este periódico digital Xabier Arana, portavoz de Arandoño Kultur Elkartea.

Arana aporta asimismo que en las primeras alturas de la torre se aprecian la existencia de «ventanas típicas de casa torre, a modo de vigilancia», concluye.