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El Orfeón Iparraguirre. Carta a Bartolomé de Ercilla

Anisia
Anisia Serendipia

El músico de Durango, el  pianista Bartolomé de Ercilla, creó un orfeón al que dio el nombre de IPARRAGIRRE

¡Y con qué honda emoción veíamos pasar a aquel hombrón legendario, con su barba y sus largas melenas blancas!_ Según José Antonio Arana Martija, durante su estancia en Madrid, el músico durangarra  Bartolomé de Ercilla creó un orfeón al que dio el nombre de su admirado IPARRAGIRRE: La afición de Bartolomé por los orfeones, cuyos concursos se popularizaron en los años 60 del siglo XIX, le lleva a formar uno al que pone el nombre de su admirado Iparraguirre. Según Arana Martija, durante su estancia en Madrid entre 1882 y 1883, aunque es en junio de 1885 cuando Miguel de Unamuno le dedicará un artículo que publica en El Noticiero Bilbaíno del día 8, una carta a Bartolomé de Ercilla con el título “El Orfeón Iparraguirre”, orfeón al que veremos actuando en el Teatro Gayarre de Bilbao en 1886.

Por esa carta sabemos que se habían conocido en el Círculo vasco-navarro fundado  en Madrid en  el otoño de 1882. Es muy posible que, entre conversaciones y polémicas, Unamuno encontrara un momento para contarle a su amigo Bartolo cómo conoció al Bardo en el estudio del pintor LeKuona, vecino y profesor suyo, en la calle de la Cruz de Bilbao:

El arte de Lecuona tenía en grado eminente la cualidad que ha distinguido al arte vascongado […] la cualidad de la timidez […] también hacía retratos Lecuona […] también discretos, tímidos, contenidos. Entre ellos hizo uno del bardo errante, de Iparraguirre, el cantor del Roble de Guernica, que yo copie. Y entonces conocí a Iparraguirre, cuando vuelto de América iba al estudio de Lecuona a que este le retratase. ¡Y con qué honda emoción veíamos pasar a aquel hombrón legendario, con su barba y sus largas melenas blancas! En el retrato está tocando la guitarra y de boina, y creo recordar haberle oído que él en su juventud no la había gastado, sino ancho sombrero, con en el retrato de Bringas aparece.

el roble.pdf(36)

En 1886 veremos al profesor Ercilla dirigiendo parte de su notable orfeón IPARRAGUIRRE durante un concierto que se celebra en el Teatro Gayarre de Bilbao a beneficio del maestro Breton: “cantó muy bien, agradando mucho, particularmente en el “ume Eder-bat”, que tuvo que repetir en medio de grandes aplausos. En este orfeón descuellan algunas voces de bajo muy llenas y sonoras”:

Sobre el concierto de anoche _ Brillante estuvo anoche el teatro Gayarre […] el orfeón iparraguirre, dirigido por el profesor Sr. Ercilla, cantó muy bien, agradando mucho, particularmente en el Ume eder-bat, que tuvo que repetir en medio de grandes aplausos. En este Orfeón descuellan algunas voces de bajo muy llenas y sonoras […]. Cerca de las doce y media salimos completamente satisfechos de esta velada musical, que se repetirá mañana como de despedida.

El Teatro Gayarre ha terminado tan dignamente la temporada con una brillante fiesta en honor del maestro Breton […] Artista tan eminente como la señorita Soler Di-Franco, a la que con gran sentimiento ve el público alejarse por ahora de nuestra escena […] y tan aplaudidos siempre como los señores Borges, Navarro, Soler, el maestro Zavala y los profesores Lope Alaña. Arilla, Barrera, Rodríguez, Sanz y Aman y Ercilla, este último dirigiendo su notable orfeón Iparraguirre, y por fin la orquesta del teatro prestaron su concurso en este concierto como un testimonio de admiración y de cariño al beneficiado. Así como Bilbao, que lo recibió con aplausos y lo despide con una ovación, conservará de él un grato recuerdo, creemos que el maestro Breton no se olvidará tampoco de Bilbao, donde deja muchos y muy entusiastas admiradores. -¿Cuándo volverá usted al país del hierro?- le preguntábamos anoche. -¿Al país del hierro?- nos contestó Breton ¡Al país del oro! .

Poco después, para las fiestas euskaras de Guernika, Bartolomé de Ercilla compone una de las obras que más fama le reportaron en vida: la Rapsodia euskara para banda. Fue interpretada por la Banda Santa Cecilia de Bilbao. En ella se incluye la dulzaina y compases de zortziko bajo los que aparece la inscripción “de Iparraguirre”, una muestra más de su admiración por el Bardo, y un texto programático en el que se evoca el ambiente de una romería tradicional:

«Al amanecer de un hermoso día de verano escúchase en lo alto de las montañas vascas la llamada del cuerno. El canto de los pájaros, el murmullo de los arroyuelos confúndense en las alegres notas de la clásica dulzaina, que acude al punto de la parada para desde allí acudir todos a la fiesta de San Juan. …»

Durante estas celebraciones, Bartolomé recibe de manos de Vicente Arana un poema titulado El roble de Guernica. Le pondrá música y lo publicará al año siguiente.

Fuente: La primavera del pianista (2019)

Durango, septiembre de 1893

Anoche tocó la música La Amistad en el pórtico de la parroquia de Santa María. Después de haber ejecutado con suma perfección un bonito pasodoble y otra pieza bailable, se oyó una voz que pedía se tocase el  ”Guernicaco-arbola” y seguidamente fueron varias las que hacían la misma petición. Tan pronto como la música empezó a tocarlo, todas las personas que rodeaban a la banda dieron un ensordecedor ¡vivan los fueros! Que fue contestado por infinidad de durangueses, que de todas las clases de la sociedad paseaban en el mencionado pórtico, repitiéndose con el mayor entusiasmo los vivas á los fueros y á las provincias vascongadas […] se repitió segunda, tercera […] después de haberlo tocado por cuarta vez, el director de la banda, mi simpático amigo D. Víctor Rodríguez […] dio un gran viva al “Guernicaco-arbola”, otro a Iparraguirre, otro a Vizcaya y otro a los fueros […] [El NB, 6 de setiembre de  1893]

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