5ª SEMANA · Diario de un gato en el confinamiento de su humano

Tiramisu

¡Esto parece una gincana! Ahora le ha dado por ponerme en forma. Mi humano ha visto que hago una vida muy sedentaria y me quiere poner en forma, pero es que no me da tregua: ¡Me tiene asfixiado!

Primero ha empezado con el juego de la patita. Se ponía delante de mí y me cogía la patita. Y luego esperaba que se la diera yo. Al ver que por mi parte no había mucho interés intentaba estimularme con premios, ¿pero para qué voy a esforzarme en darle la zarpa si los premios me los suele dar sin hacer nada? Así que muy rápido se dio por vencido.

La segunda prueba fue el juego de los trileros, bueno, de aquella manera… Me ponía tres rollos de papel higiénico encima de la mesa y dentro de uno de ellos me metía una golosina. Los movía, y mi humano esperaba a que yo me decantara por uno de los rollos, para ver si acertaba dónde había quedado el aperitivo. Al ver que yo no hacía ningún amago de movimiento levantaba el papel y ese era el momento en el que yo me abalanzaba sobre la golosina para engullirla de un sólo bocado. Cuando ya me había comido la mitad del paquete con mi sistema de juego acabó abandonando.

Otra cosa que le ha parecido divertido llevar a cabo a mi costa ha sido el “juego del pepino”. Para el que lo desconozca esto consiste en poner un pepino detrás del felino cuando está comiendo tranquilamente y al darse la vuelta supuestamente al verlo se asusta. Yo no. Soy un gato de mundo. Antes de haberme retirado a esta vida monacal de confinamiento permanente tuve que lidiar por las calles y os aseguro que vi cosas que vosotros no creeríais. Así que en mi caso, al ver el pepino, ¿qué he hecho? Empezar a olisquearlo para ver si se podía comer.

Pero no os creáis que se ha detenido ahí, su imaginación ha ido todavía más allá. Su última idea ha sido llenar el pasillo de piezas de ajedrez, en un sitio estratégico si quería ir al comedero, supongo que con la intención de que pasara sin que tirara ninguna, pero para chulo yo. Claro que podía pasar sin haber tirado ninguna con la agilidad que me caracteriza, pero, ¿y la satisfacción de ver en la cara de tu humano de que el juego le ha salido mal? Eso no hay quién me lo quite…

¡Miau!