El despropósito de esta «nueva orden» para la salida de menores a la calle
Jesús Sánchez Etxaniz
· Responsable de la Unidad de Hospitalizacion a domicilio y cuidados paliativos pediátricos del Hospital Universitario de Cruces
Sigo siendo Jesús Sánchez Etxaniz. Sigo sin representar a nadie (ni partidos políticos, ni instituciones públicas, ni colectivos profesionales),salvo a mí mismo: una persona, un ciudadano de a pié, que además es pediatra y paliativista. Sorprendido, decepcionado, irritado e, incluso, indignado ante el último despropósito que supone la «nueva orden» que (i)regulariza la salida de los menores de 14 años a partir del lunes.
Hasta ahora he tratado de ser respetuoso con las difíciles decisiones que ha tenido que tomar el Gabinete de crisis (aunque algunas de ellas no las entendiera ni compartiera). Pero lo de hoy es el colmo. ¡Basta ya! Pero, ¿qué asesores tienen ustedes? ¿Hay suficiente número de clínicos? ¿O son la mayoría «expertos de despacho»?
Permítanme que dude que muchos colegas» pediatras de calle» puedan respaldar este documento. Hace un par de días le oí decir una frase a mi admirado Profesor Enric Benito, un referente nacional de los Cuidados Paliativos en temas relacionados con la Espiritualidad: «La Salud es una cuestión demasiado importante para dejarla en manos de los políticos (sea cual sea su afiliación, añado yo)». Sus nuevas «órdenes» de hoy, en mi opinión, no tienen ni pies ni cabeza.
Ni desde el punto de vista de Salud (les recuerdo que la OMS la define como «el bienestar físico, psíquico y social, y no la mera ausencia de enfermedad»), ni desde el punto de vista epidemiológico que tanto parece preocuparles, ni desde luego desde el punto de vista humano.
Voy a tratar de argumentar mi crítica, pues no se trata de una crítica destructiva, de acosos y derribo.
1. La Salud
¿Con esas medidas a quién quieren proteger? ¿A los niños? En el aspecto físico, lo que los niños necesitan, después de un mes de confinamiento, es moverse, hacer ejercicio al aire libre, tomar el sol. En el aspecto psíquico/emocional, necesitan salir de lo que supone «enclaustramiento», aislamiento, recuperar parte de sus rutinas, ver que esto no es un castigo (con frecuencia los niños pequeños interpretan este tipo de cosas culpabilizándose de algo que hayan podido hacer mal).
En el aspecto social necesitan ver a otras personas, no solo en la tablet o en el teléfono, que como recurso sustitutorio no está nada mal. Y todo esto se puede hacer manteniendo las «medidas protectoras de los demás», evitando desde luego el contacto personal. Explíquenselo a los niños, y verán cómo lo entenderán y aceptarán sin dificultad. Tienen más sentido común que el que al parecer tienen algunos de los autores de esta genialidad.
2. Epidemiología
Ustedes saben mejor que yo que a este maldito coronavirus le gustan más los espacios cerrados (supermercados, bancos, farmacias, residencias, hospitales, medios de transporte comunitarios, centros escolares, gimnasios, bares, cines…) que los espacios al aire libre.
Donde más riesgo precisamente hay de transmisión es precisamente en aquellos lugares a donde, incomprensiblemente, les han dado permiso para ir. Es más, me atrevería a proponerles todo lo contrario.
Permitan y faciliten la salida e incluso el ejercicio al aire libre (como, por cierto ya hacen otros países europeos, al parecer no tan listos y precavidos como nosotros). Eso sí, sin contacto personal, respetando esos 2 metros de separación de seguridad. Y no solo para los niños. También para los adultos. Y otra cuestión epidemiológica.
Tengo la sensación de que parte de la población está recibiendo el mensaje de que los niños y adolescentes se contagian con más facilidad que los adultos. Lo cual es estrictamente falso (no hay más que consultar las estadísticas a nivel mundial). Sí que es cierto que mantienen un alto grado de contagiosidad, que es otra cosa diferente.
Y es así porque muchos de ellos, aun contagiados, apenas presentan síntomas y no se toman medidas de protección (como aquella «genial» idea inicial de cerrar las escuelas sin poner las medidas para que estuvieran en sus casas con alguno de sus padres, y no con sus abuelitos cuidándoles, precisamente la población de mayor riesgo).
3. Cuestiones humanitarias
Simplemente no es humano privar a un niño (ni a un adulto) de respirar aire fresco, ver gente, ver que la vida sigue, que no se ha detenido del todo, que los esfuerzos que llevan (llevamos todos) haciendo desde hace un mes no se merece un poco de respiro. Controlado eso sí. No vuelta a la normalidad absoluta. Hay que seguir con la cautela y las medidas protectoras.
Porque en aras de una pretendida «seguridad para la sociedad» están estrangulando la VIDA y, en ocasiones, conculcando Derechos Fundamentales. Seguro que no es voluntario o intencionado, pero no se han detenido a pensar en ello.
4. La Edad
Me quieren explicar de manera sencilla «como a un niño», de dónde se han sacado la barrera de los 12 años (¡Ah no!, que eso era ayer, que hoy se han vuelto más magnánimos y la han subido ¡hasta los 14! ).
¿Qué problema tienen, o son, los adolescentes de 15, 16 y 17 años? Que, por cierto, precisamente son una población de alto riesgo de derivar en secuelas psicológicas en cualquier situación, por su etapa biológica, hormonal, desarrollo emocional y como persona independiente. Ellos también lo necesitan. ¿Tienen miedo a que se salten niños y adolescentes sus normas? ¿Por nuestro carácter mediterráneo o hábitos culturales?
Por favor confíen en ellos y en nosotros. Como ustedes nos piden a nosotros que lo hagamos con ustedes, a pesar de algunos despropósitos que han cometido. Y si tienen miedo y no se fían, pongan en las calles fuerzas de seguridad, voluntarios… que nos vigilen y nos amonesten si no cumplimos, que nos multen o ingresen en la cárcel, como ya están haciendo ahora, con los (pocos) adultos que no cumplen las medidas de aislamiento y ponen en riesgo a la sociedad.
Porque si algo que se está comprobando en esta crisis es el alto grado de responsabilidad de la mayoría de la población, aunque existan irresponsables y energúmenos.