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En Italia, nos esperaba toda la familia de Giada

kepa amantegi

Kepa Amantegi

El miércoles por la tarde me llamó un amigo para decirme que una compañera de la Universidad estaba tirada en Barajas, aeropuerto de Madrid, sin poder volver a la ciudad de Italia que es originaria. Y sin transporte para volver a Bilbo donde estudia un Erasmus. Pensé que era el momento de ayudar, y salí con mi taxi hacia Madrid. Allí conocí a Giada Collalto, natural de Montebello, Vicenza. Estaba bastante asustada pero la tranquilicé y aseguré que encontraríamos una solución. Llevaba un mes atrapada sin poder salir hacia su país.

Como no tenía dónde dormir la traje a mi casa de Durango. Por la mañana, empezamos a llamar al consulado y la embajada. Nos informaron de que el 17 saldría un vuelo de Madrid a Roma, pero que sería muy difícil conseguir billete.

Vista su desesperación y la de sus padres llame a la Ertzaintza para informarme de los trámites para poder llevarla yo en el taxi. Preparamos toda la documentación y el viernes por la mañana salimos hacia su casa.

Teníamos 1.476 kilómetros por delante y, quizá, muchos controles, pero merecía la pena. Para nuestra sorpresa no nos pararon en ningún sitio.

En Irun había bastante policía pero, al ser taxi, pasé sin problema. Al cruzar la frontera italiana, llamó a casa y su madre lloraba de la emoción. Al oír a los padres a mí también me caían las lágrimas y Giada pensaba que era por el cansancio.

Cuando llegamos a su hogar el recibimiento fue increíble, nos esperaba toda su familia. Nadie se lo podía creer que el miércoles por la tarde la policía de Barajas le dijera que, a lo mejor, hasta junio no podría volver a casa y que 48 horas más tarde estaban juntos.

Dormí en su casa y el sábado por la mañana salí hacia Durango con la sensación del deber cumplido. Antes de llegar a Génova y durante unos 20 kilómetros me siguieron agentes de policía, pero no me pararon.

En Francia, en cambio, me pararon en tres controles pero, al comprobar que todo estaba en regla pasé sin problema. Al llegar a Irun me dio el alto la policía nacional y me preguntaron cuál era el motivo de mi viaje. Cuando les conté no se lo podían creer y me mandaron para casa.

Kepa Amantegi

Kepa Amantegi en el bar Napozt. PHOTO. Iban Gorriti

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