Compañeros en el ojo del huracán por el coronavirus
Borja Aurtenetxe
Hola a todos. No sabéis lo importante que es saludaros estos días desde estas líneas. Trabajo en el Hospital de Cruces, llevando la ropa a todos los sitios, infectados o no. Llevamos días tensos porque el miedo se apodera de todos y no hay un temor mayor que a lo desconocido. La convivencia es dura pero motivados por nosotros mismos, nos arropamos entre compañeros para intentar superar a este enemigo invisible, coronavirus, que no nos permite abrazarnos, besarnos, en definitiva ser humanos.
La partida no ha hecho más que comenzar y va a ser dura. Este virus nos va a poner a prueba. Y aunque no nos deja relacionarnos como humanos socializados, empiezo a vislumbrar datos positivos. Antes, deambulábamos por el hospital en nuestros mundos importándonos un bledo lo que le ocurría al que venía de frente por los pasillos. Ahora,veo miradas de cansancio pero comprensivas con el trabajo de los demás. Nos importa lo que sucede al médico, celador, auxiliar enfermero o al limpiador.
Lo mismo sucede en la calle, ahora las cajeras de los supermercados, transportistas, cuidadores, policías, barrenderos, limpiadores… son importantes. ¿Lo serán dentro de seis meses? Tengo mis serias dudas. Ya nos pondrán un velo en los ojos y apostaremos por la comodidad y el aislamiento de nuestras vidas.
Aviso a navegantes, esto solo lo superaremos con solidaridad y compañerismo y apartando a la individualidad y egoísmo. Y ahora lo más solidario, por supuesto, es quedarse en casa.