¿Qué opinan los zornotzarras sobre ‘La Patata’ del escultor Andrés Nagel 17 años después?
En 2002, la entonces alcaldesa de Amorebieta-Etxano, Begoña Azarloza, presentó una maqueta de una escultura que iba a instalarse en una rotonda de cruce de caminos en el centro de la localidad. El autor elegido, al que se le dio la libertad de crear lo que él quisiera, fue el donostiarra Andrés Nagel. El artista la tituló ‘Sin nombre’ e invitó a que quien la vea a «que juegue con la imaginación, animándole a introducirnos en los tiempos pasados de dinosaurios y seres gigantes». Sin embargo, de forma popular a día de hoy, 17 años después, se le sigue conociendo como La Patata.
En un principio, la obra descolocó a la población zornotzarra. No gustó. Con el paso del tiempo, ahora, después de más de tres lustros en Mugalari Kultura pulsamos la opinión de cinco residentes en el municipio. Recordemos que la escultura gigante Nagel está situada en el cruce de caminos entre las calles Sabino Arana, Carmen, San Miguel y San Pedro.
Se trata de una escultura de bronce de 9 metros de alto y 2,5 toneladas de peso. Es un oboide compuesto por tres patas y de un extremo cuelga una tela de nylon como si fuera una cola de caballo. Tiene 7 pinchos en su cuerpo y diversa grafía en todo el cuerpo. Si giramos en torno a ella se puede leer el nombre de Amorebieta.
Cerca de la emblemática Ur Gozo
Su integración en el casco urbano -cerca de la ya emblemática fuente Urgozo- causó todo tipo de polémicas. El autor acudió a tribunales a exponer que no se cambiara de lugar su obra «porque está diseñada para ese sitio» y denunció también al Ayuntamiento por un posible «estado de abandono» de su obra. El Consistorio también valoró cambiarla de ubicación.
Se como fuere Amorebieta es el primer municipio de Euskadi que instala una obra grande de Nagel, ya que tan solo Donostia cuenta con una pieza de menores dimensiones del artista. El Ayuntamiento de Amorebieta apostó en 2002 por el considerado como «más renovador representante de la tradición escultórica vasca contemporánea. Andrés Nagel nació en 1947 y se ha convertido en uno de los creadores vascos con mayor proyección nacional e internacional».
Sabido esto, la cantante Onintze, el expelotari Iñaki Iza, el educador Jabi Artaraz, el periodista Borja Aurtenetxe y el gestor cultural Aitzol Batiz aportan sus valoraciones sobre la escultura, incluida también en alguna de las listas de rotondas más feas del Estado.
Onintze García
«Se ha convertido en un punto característico del pueblo»
«Teniendo en cuenta que La Patata ya existía cuando yo empecé a venir por aquí, y sin entrar a valorar la escultura como tal, tengo la impresión de que se ha convertido en un punto “característico” del pueblo… ¡Cuántas y cuántas indicaciones habremos dado -sobre todo a la gente de fuera- usando como referencia la polémica escultura. Por ejempl: “Llegas a la “Patada” y en la segunda salida…”.
Iñaki Iza
«Aunque lleve años no me produce nigún sentimiento»
«A mí personalmente no me gusta La Patata y la uso, como todos zornotzarras, como referencia de ubicación. Aunque lleve ya muchos años en el pueblo no me produce ningún sentimiento. Por eso, el tema del cambio de lugar no me preocupa demasiado».
Jabi Artaraz
«Me gusta esa ecultura y echo de menos que no tenga un nombre propio ya»
«Yo no la cambiaría de sitio. Para mí es desde el comienzo el lugar donde lo ubico y no en otro lugar. Dentro del arte de Nagel, más que una patata me ha parecido la representación de un dinosaurio o un gigante extraordinario. Me gusta esa obra. Hecho de menos que no tenga un nombre propio ¡ya!».
Borja Aurtenetxe
«La hemos admitido con naturalidad»
«Ha sido un proyecto controvertido de inicio, que tuvo un alto coste económico. Eso sí, a pesar de que estéticamente no me gusta, estableció una marca de pueblo, lugar de referencia que los zornotzarra hemos admitido con naturalidad. Mi opinión es que se quedé cómo está y donde está».
Aitzol Batiz
«Se le ha cogido cierto cariño»
«La Patata se ha convertido en el elemento iconográfico de referencia del pueblo. Un lugar de referencia para indicar a personas foráneas por dónde tirar, dónde quedar, por dónde aparcar, etc. Creo que está en el lugar ideal para recordar la centralidad de Amorebieta-Etxano y su pasado como cruce de caminos entre Durangaldea y Bilbao, y también de los caminos hacia Gernika-Lumo y Urdaibai. Más allá del me gusta o no me gusta creo que se le ha cogido cierto cariño, aún con toda la diversidad de opiniones que, aún a día de hoy, sigue despertando».