El trabajador más rentable

Óscar Gómez Mera

Desde su nacimiento, el sistema capitalista siempre ha intentado que los costes de la mano de obra fueran los menos posibles. Para ello no ha dudado en reducir salarios,  en aumentar la jornada laboral, en deslocalizar la producción, en precarizar la vida de la mayoría de la población asalariada.

Y en ese intento de reducir a casi lo inexistente el coste de la mano de obra, ha llegado a un punto de no retorno. El trabajador más rentable no es quien cobra poco, quien trabaja más horas extras sin remunerar, quien no rechista ni levanta la cabeza ante la parcialidad involuntaria, la temporalidad perpetua, la precariedad normalizada, la explotación legalizada. No. El trabajador más rentable es el que no existe. Así de obvio, pero de contundente. Quien menos costes laborales genera a una empresa es el trabajador por el cual no hay que cotizar a la Seguridad Social, al FOGASA, al desempleo.

Y de ahí surge lo que se ha dado en llamar trabajadores freelance. Cuya figura puede resultar adecuada, o no, para el periodista o fotógrafo que no quiere verse amarrado a la mesa de la redacción de un periódico de provincias. Pero desde luego no para un repartidor de pizzas o un taxista.

Porque a ese grado de degradación hemos llegado. Que cualquier restaurante o cadena de comida rápida ya no tenga que contratar a los repartidores a los que antes les pagaba una mierda, convenio mediante, por llevar hamburguesas y rollitos de primavera a casa de los que no saben freírse un huevo. Ahora, esos repartidores son autónomos que ganan en función de lo que reparten, y tienen que pagar ellos mismos su cotización social.

El capital ha vuelto a rizar el rizo. El mejor trabajador es el que no existe. Otra muestra más de que van ganando la lucha de clases. Recapacitemos y aprendamos de ellos. El capitalismo más rentable (para quienes vivimos o aspiramos a vivir de un salario, claro está) no es el capitalismo del Estado del Bienestar, ni un capitalismo con rostro humano, ni un capitalismo refundado. El mejor capitalismo es el que no existe. ¿Comenzamos?