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Las pensiones son ETA

Oscar Gomez

Óscar Gómez Mera

El pasado día 6 de mayo el diario ABC titulaba su portada con un “La solidaridad nacional paga las pensiones de catalanes y vascos”. Dicha portada incluía una foto donde una mano portadora de una pulsera rojigualda depositaba una moneda de dos euros en una hucha decorada con la ikurriña y la senyera. El diario ABC reconocía en el subtítulo de la portada que son otras once regiones las que no pueden abonar las nóminas de sus jubiladas con sus propias cotizaciones, y que sólo Madrid, Baleares, Canarias y Murcia son capaces de afrontar dichos desembolsos.

Todas las personas a las que nos preocupa el futuro del sistema público de pensiones somos conocedoras de la información que el ABC ponía en portada como quien acaba de descubrir el fuego. No leí más allá de la portada porque soy una persona de estómago delicado. Pero me puedo llegar a imaginar el relato. No es falso que la Comunidad Autónoma Vasca sea deficitaria en lo que al pago de las pensiones se refiere. Es decir, que no se recauda lo suficiente entre las cotizaciones sociales para hacer frente al pago de las pensiones de las jubiladas vascas. Y me voy a tomar la licencia de intentar explicar porque esto es así.

En el Reino de España el sistema público de pensiones está basado en un sistema de reparto. Esto es, las pensiones se pagan con las cotizaciones que hacen las trabajadoras en activo. Y en la CAV se recauda menos de lo que se necesita para hacer frente al pago de todas las pensiones. No era ni es ningún secreto. Pero, ¿por qué es esto así? ¿Por qué se ha llegado a esta situación?

Hoy en día en la CAV se están pagando las pensiones de las personas que en su día tuvieron los sueldos más altos de toda España. Como tenían sueldos altos cotizaron mucho, y por eso hoy día tienen todo el derecho del mundo a cobrar pensiones altas. Pero, ¿qué sucede? Que reforma laboral tras reforma laboral, y tiro porque me toca, los sueldos en el Reino de España (de la que la CAV forma parte) han bajado en picado y sin frenos. Y ello afecta al pago de las pensiones. Voy a tratar de ilustrarlo con un ejemplo.

Quien antes de la última crisis tuviera un sueldo bruto anual de 24.000 euros, 2.000 euros al mes, cotizaba a la Seguridad Social un 28,30% de ese sueldo (un 4,70% la trabajadora y un 23,60% la empresa). Esto es, la aportación a la caja de la Seguridad Social era de 566 euros cada mes. Si ese puesto desapareció y esa trabajadora ahora tiene un empleo donde el sueldo es de 16.000 euros brutos anuales, su cotización mensual a las arcas de la Seguridad Social será sólo de 377 euros. Un tercio menos de lo que se aportaba antes. Es decir, el sistema recauda menos dinero porque los sueldos son más bajos, a pesar de tener que hacer frente al pago de las pensiones más altas. Pero no sólo van por ahí los tiros.

Durante los años 90 y principios de los años 2000, los distintos gobiernos de España pusieron en marcha iniciativas que suponían una menor aportación de los empresarios a la Seguridad Social. Con la excusa de facilitar la creación de empleo rebajando el coste social se dejaron de recaudar ingentes cantidades de dinero que hoy serían necesarias para hacer frente al pago de las pensiones. Siguiendo con el ejemplo anterior, de los 566 euros de cotización del sueldo de 2.000 euros brutos, 472 correspondía abonarlos al empresario. Se trata de salario diferido, que se abona en el momento pero que servirá para pagar pensiones a terceras personas y generar una cotización a la persona empleada para que un futuro ella también tenga derecho a cobrar una pensión. Pero con la política de bonificaciones a las cuotas patronales, el empresario rara vez abonaba la totalidad de la misma. Había bonificaciones de diferentes tipos, del 50% y hasta del 90 y del 100%. De los 472 euros que debía abonar, el empresario, sólo abonaba la mitad o incluso menos en función del tipo de bonificación que se tratase. Y así hasta el infinito y más allá. Pero no acaba aquí la cosa. Continuamos para bingo.

Hay que tener también en cuenta el factor empleo. Hoy hay más tasa de desempleo que antes. Por lo tanto hay menos personas trabajando y cotizando para pagar las pensiones de un número mayor de pensionistas. El Reino de España tiene una de las tasas de desempleo más altas de la UE. Y eso se nota también en el momento de abonar las pensiones.

Hagamos balance. Sueldos bajos, bonificaciones a los empresarios y alta tasa de desempleo. A ello sumémosle el expolio al que se ha sometido en los últimos años al fondo de reserva de las pensiones, que se usó no sólo para pagar las mismas. Resultado, no se recauda lo suficiente para hacer frente al pago de las mismas en aquellas comunidades donde hay pensiones más altas. Pensiones altas, vuelvo a insistir, porque en su día mediante la lucha obrera se lograron sueldo altos, se cotizó por encima de la media y ahora esas personas tienen derecho a cobrar pensiones por encima de la media. ¿Cómo lo ilustra el ABC en su portada del día 6 de mayo de 2019? Pues con un titular que bien podría haber sido el siguiente: Las pensiones son ETA y llevan metralleta (Reno Renardo dixit).

No sólo quieren cargarse el sistema público de pensiones (para poner todos esos recursos en manos privadas y generar beneficios privados), sino que utilizan el mismo y la delicada situación que atraviesa como un arma arrojadiza para sembrar el odio, la división y dificultar la convivencia. Lo que debiera ser vertebrador lo erigen como elemento de disputa. Y luego claman a Dios y al cielo cuando se exige el traspaso de la Seguridad Social a la CAV o se reclama un marco vasco de relaciones laborales. Los separadores que fabrican separatistas. El cuento de siempre.

Permítanme un último apunte. Si el sistema de reparto llegase en algún momento a ser deficitario a nivel de todo el Estado, es decir, que lo recaudado no fuese suficiente para hacer frente al pago de las pensiones, ello se podría solventar con la búsqueda de otros medios de financiación. A través de los Presupuestos Generales del Estado, por ejemplo. Como ya se hace en otros países de la UE. O como ya se hace en la propia España con la Casa Real, el ejército, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la iglesia o los partidos políticos. A ver por qué han de ser las pensiones lo único que se autofinancie mientras los rescates a bancos y autopistas, las cachiporras y los retratos de Felipe VI tenemos que financiarlos entre todas. ¿Por qué los reyes y las reinas no autofinancian su Casa Real? ¿Por qué los creyentes no autofinancian sus templos y el sueldo de sus líderes religiosos? ¿Por qué las afiliadas no autofinancian los gastos de los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones empresariales en las que militan?

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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